PARA cualquier político, los tiempos son importantes cuando los quiere aprovechar. Este, seguramente, no es el caso del gobernador del Estado Cuitláhuac García Jiménez, a quien se le fue el tiempo, se le fue el sexenio, sin haber aprovechado su especial condición de jefe del ejecutivo estatal de Veracruz, para realizar una gran tarea política y material. Deja, como dice que se va muy pronto al gobierno federal, un Estado maltratado, sin una obra que realmente merezca el reconocimiento ciudadano, sino más bien parece que jugó a ser gobernador, sin que se diera cuenta de la dimensión de su puesto ni la importancia del mismo, ni tampoco de la oportunidad que tuvo para ganarse el aplauso de los veracruzanos. Se va, puede ser cierto, porque hasta este momento no hay nada concreto, pero sin que nadie lo vea. Se va o se irá por la puerta de atrás, tratando de evadir la mirada de sus gobernados, por los cuales no hizo nada, incumpliendo las promesas que les hizo durante su campaña política, hace casi seis años.
Ahora, por lo menos en Veracruz, el poder se le va de las manos y ya no tendrá el tiempo para congraciarse con quienes lo eligieron, pensando en el cambio y en una era política muy distinta al pasado. La cuarta transformación en Veracruz, se quedó corta, demasiado corta, al grado de que todo veracruzano se pregunta, ¿qué deja Cuitláhuac a los veracruzanos, como sello personal de su gobierno?
Es evidente que el gobernador del Estado, quedó endeudado con los veracruzanos, precisamente porque nunca supo entender la importancia de los tiempos políticos, los cuales debía aprovechar para concluir un gobierno exitoso, sabiendo, de antemano que el poder es pasajero y que difícilmente volverá, cuando menos en las mismas condiciones en que lo tuvo.
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SON TIEMPOS DE DESPEDIDA
TANTO A NIVEL NACIONAL como aquí mismo en el Estado, están acortándose los tiempos para despedirse del gobierno y consecuentemente del poder que implica ser presidente de la república o bien, gobernador del Estado. En este caso, tanto Andrés Manuel López Obrador, como Cuitláhuac García Jiménez, tienen los tiempos contados en este sentido, porque el presidente entregará su mandato el primero de octubre y el Gobernador del Estado, tendrá que hacerlo hasta el primero de diciembre de este mismo año.
Ambos se irán calladitos, porque no supieron responder a las grandes expectativas que crearon al iniciar su gobierno. Los dos personajes que la historia política nacional y la estatal debiera reconocer por su labor en favor de los gobernados, se envolvieron en su propio manto y no quisieron ver hacia afuera donde están los problemas de todos los mexicanos y los del propio Estado de Veracruz.
Eso de no mentir, no robar, ni tampoco traicionar, fueron valores muy pesados para ambos gobernantes. No lograron cumplir con estas importantes expectativas, de tal manera que se irán señalados como malos gobernantes que nunca les cayó el veinte de que eran personajes públicos comprometidos con su pueblo, más no con los propios intereses personales. Ahora, ya ni llorar es bueno.
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¿Y, FINALMENTE CUITLÁHUAC A DÓNDE VA?
LA VIRTUAL PRESIDENTA de los Estados Unidos Mexicanos, Claudia Sheinbaum Pardo, ya dispuso con sus facultades de presidenta electa nombrar a sus colaboradores, repartiendo las posiciones de primer nivel y gran parte del llamado gabinete ampliado, donde hasta ahora no figura el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, quien había levantado altas expectativas sobre su incorporación al gobierno federal. Ahora dice el mandatario estatal, que el día dieciocho de este mes, rendirá un informe previo al que le exige la constitución de Veracruz, pero que no es el definitivo, lo que indica que no solicitará licencia como se había especulado. No llegó el nombramiento de un puesto federal para el gobernador veracruzano, que no tiene respaldo alguno más que ser, supuestamente, un gobernador honesto y haber practicado el subejercicio presupuestal en favor de la federación.
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Y EL LUNES, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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