Por Omar Zúñiga
Los grupos que apoyan la candidatura presidencial de Marcelo Ebrard se autodenominan “expresiones”.
En el caso de Veracruz, empezaron unas cuatro cuando arrancaron los trabajos de apoyo a Marcelo, cuando nadie creía en él y todomundo se centraba en la gris Claudia Sheinbaum.
Hoy en día existen alrededor de 40 “expresiones” en estas latitudes.
En este contexto y debido al crecimiento exponencial de los grupos de apoyo al carnal, fue necesario crear coordinaciones estatales, que fueron encargadas, invariablemente, a los actores políticos que no pertenecían al entorno estatal en turno.
Veracruz no fue la excepción y fue designado el senador potosino Primo Dothé, ajeno ciertamente a la grilla local, sin filias ni fobias jarochas, ajeno también a la sensibilidad política y a la vocación que un encargo político necesita como condición sine qua non para existir, mucho más tratándose de un senador de la República.
Primo vino a Veracruz y en lugar de coordinador a las expresiones, literalmente se instaló en Poncio Pilatos, se lavó las manos, las dejó al garete con la máxima: anden y organícense, que yo no conozco la política local y sólo vengo a apoyar (palabras más, palabras menos, el mensaje fue, “háganse bolas, porque yo no lo entiendo”).
Y sí, el resultado de este asunto fue el caos, al que se sumó el también senador (por accidente) Ernesto Pérez Astorga, que por cierto, nunca manifestó su apoyo a Marcelo Ebrard, ni fuerte ni quedito, y por el contrario, siempre se le vio cerca, muy cerca de Claudia Sheinbaum.
Este caso se parece igualito al del diputado local Antonio Luna, quien manifestó sus simpatías en favor de tía Shein, pero con la grandísima cualidad de llegar a la hora de la comida sin ser invitado.
En este devenir de acontecimientos, se llegó la visita del hoy excanciller a la patria chica a finales de abril pasado, que incluyó en ese momento a Xalapa y Veracruz, para la presentación de su libro.
La coordinación de estos eventos estuvo a cargo de Primo Dothé, Ernesto Pérez Astorga y también se sumó Toño Luna, todos en primer plano, dejando de lado, bocabajeando incluso a los líderes de todas las expresiones, tanto las que tienen representación nacional, como a los liderazgos locales.
Todo esto viene a cuento porque el evento que se hizo en el teatro Reforma del puerto de Veracruz, a cargo también de estos oscuros personajes, caminaba de lo mejor: un foro abarrotado, Marcelo en el escenario, sonriente a más no poder y los organizadores por consiguiente, hasta que llegó el quitarrisas, cuando la alcaldesa de Veracruz, Patricia Lobeira de Yunes, hizo acto de presencia, se encaminó al presídium y subió a saludar a Marcelo.
La esposa del enemigo jurado de la Cuarta Trasformación, aquel que llamó “viejo guango” al hoy presidente Andrés Manuel López Obrador, la nuera del jefe del clan de los Yunes del Estero, Miguel Ángel Yunes Linares, el mismo personaje que siendo gobernador calificó “de loco” Andrés Manuel, llegó a saludar de mano al canciller Marcelo Ebrard y carnal del presidente.
Y llegó invitada por los organizadores: Primo Dothé, Ernesto Pérez Astorga y Antonio Luna.
Cuando vieron al cagadero que habían hecho, buscaron, para variar, aventar la responsabilidad y se les atravesó el diputado marcelista Fernando el huevo Arteaga.
Este es el contexto en el que las expresiones, hoy en día cansadas todas de los yerros sin cesar, los tumbos sin ton ni son, el oportunismo de tomarse fotos en bardas de apoyo #ConMarceloSí para adjudicarse como propias (Toño Luna), cierran filas y dejaron fuera a estos tres oscuros personajes.
Los tres, pues Primo Dothé insiste en trabajar en Veracruz a pesar de que ya fue relevado como coordinador estatal por Luz María Rodríguez (referente nacional de Morena Progresista), que asumió esta responsabilidad el miércoles pasado.
“Que se saquen a la chingada los simuladores”, es el mensaje para estos tres personajes y para todos los que piensan que Cuitláhuac García o Rocío Nahle tienen injerencia en este movimiento, ellos, aseguran “son 100 por ciento ebrardoristas”. Uuufffff.
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Para documentar el optimismo, el presidente López Obrador reconoce que existe un extraordinario acto de corrupción que asciende a más de 9 mil millones de pesos en Segalmex.
El grandísimo “pero”, es que López Obrador, nos dice en el púlpito que el director de este organismo re-fundado por la 4T, Ignacio Ovalle, fue engatusado, engañado como bebé de mamila y los oscuros personajes del pasado corrupto que fueron contratados por Ovalle, actuaron a sus espaldas y se pelaron 9 mil millones de pesos, sin que el pobrecillo de Nacho se diera cuenta.
¿Le suena familiar el caso de la Estafa Maestra que mantuvo encarcelada a Rosario Robles?, pero ellos no son lo mismo…, júzguelo usted, querido lector.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com
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