Por Omar Zúñiga
Luego de una ausencia obligada por una semana complicada, aquí estamos de vuelta; gracias a tod@s l@s que preguntaron… por preguntar.
Cuando hablábamos de Altotonga se pensaba, hasta hace un año y ocho meses todavía, en basura, garnachas, en la reserva natural Pancho Poza y en las maquiladoras, en ese orden.
Hoy en día, Altotonga se ha puesto en el radar estatal por las múltiples actividades que se realizan, y por los logros alcanzados:
La basura desapareció de las calles, las garnachas se han convertido en un Festival Gastronómico, Pancho Poza rescatado y proyectado a niveles incluso internacionales con los ojos de Disney ahí puestos, los trabajadores de las maquiladoras tienen acceso a un sistema de Salud envidiable que se extiende a sus otros ciudadanos.
Además, una inversión millonaria tripartita para llevar agua a una de sus localidades más alejadas enclavada en el Valle de Perote y una Feria Internacional del Libro, llevada por primera ocasión a estas latitudes.
Por si fuera poco, el artífice de estos cambios, su alcalde Ignacio Nacho Morales Guevara , tiene la mira puesta en convertir a Altotonga en un polo de desarrollo educativo, consciente de que el desarrollo en sí mismo parte del conocimiento.
Con una población de 70 mil habitantes, pero que colinda con municipios como Jalacingo, Atzalan, Villa Aldama y Las Minas, que juntos suman unos 200 mil, se hace necesario tener una institución de nivel superior que atienda a unos 3 mil alumnos que egresan del bachillerato y deben buscar opciones lejos de casa, con todo lo que esto conlleva, gastos extraordinarios incluidos.
En este contexto Nacho Morales busca establecer un polo de desarrollo educativo a través de un Instituto Tecnológico, avalado por la Federación y el Estado, que atienda a esta población.
“Estamos avanzando en un proyecto para poder presentarlo al gobernador, pues al ser un proyecto tan ambicioso necesitamos cumplir con varios requisitos. Desde el terreno, que sea adecuado -mismo que ya se tiene-”.
El alcalde explica que actualmente se tiene “una ramificación del Tecnológico de Gutiérrez Zamora”, pero es insuficiente, pues un alumno sólo puede cursar aquí dos años, y terminan con una carrera técnica; para avalar el nivel licenciatura deben trasladarse dos años más al campus central, lo que hace que la matrícula actual no sea arriba de 130 alumnos, de los 3 mil que egresan de nivel medio superior, ni siquiera el 5 por ciento.
El resto de los jóvenes deben trasladarse a Perote o a Teziutlán, transporte de 45 a 60 minutos de ida, más otro tanto de regreso a casa.
Como dato adicional, Nacho Morales nos dice que en esta subsede del Tecnológico de Gutiérrez Zamora hay 18 personas trabajando, entre docentes, personal administrativo y de intendencia, en una escuela que “además hoy están pagando renta”.
Esa apuesta hacia la educación incluye una inversión inicial de unos 15 millones de pesos de recursos propios.
El alcalde sabe que ya no le da tiempo de terminarlo al 100 por ciento, pero las ganas de ver salir a su pueblo adelante, le dan el ímpetu de seguir con la gestión, larga y burocrática para que en 2025 pueda ser inaugurado en su primera etapa “aulas, salones audiovisuales, laboratorios, patio central de usos múltiples, las bases donde podamos comenzar”.
“Es un trabajo que, como todo, hay que empezar con algo; hay que poner la primera piedra, comenzar con que el proyecto sea autorizado y en eso estamos invirtiendo tiempo, dinero y esfuerzo. Vamos a apostar por el tema educativo para poder abatir el rezago que tenemos en este tema, tendremos un proyecto viable que seguramente vamos a poder concretar”.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com
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