Hay días en que uno amanece y en la regadera vas armando la columna que se escribe día con día. Pero hay mañanas que no se hace la luz, y por la noche anterior tampoco brotaron noticias interesantes, quitando la masacre de esos soldados del ejército mexicano, que dispararon como si estuvieran en Vietnam bajando de los helicópteros, para liquidar a unos cinco jóvenes que venían de divertirse en un antro, no había nada interesante. Las mañaneras ni verlas, mucho menos oírlas, es un cúmulo de agravios presidenciales contra todo lo que se mueva, de odios y rencores, que cada día que pasa se acrecientan más, mucho más, como se lo dijo Santiago Creel, un opositor: Este si odia con odio jarocho, aunque sea tabasqueño. Es la mañana que le pegan el primer coscorrón al INE, y lo festeja la corcholata de Gobernación. Ahora a la espera de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Ebrard tiene que lidiar con tirios y troyanos, en la Cumbre de G20 tuvo que ir a aclarar paradas con el poderoso Anthony Blinken, secretario de Estado que, su gobierno, había lanzado un warning al mexicano, porque, maniatar a los organismos independientes es una falta de democracia. Por ahí le mencionó el Fentanilo y que están a punto los republicanos de meter al Congreso una iniciativa para que los carteles mexicanos sean considerados terroristas, y cuando eso suceda, ya con el aval de su Constitución americana, pueden venir por ellos y atacarlos en territorio mexicano. Cuidado, mucho cuidado, diría José José. Los temas mexicanos se agotan enseguida, jamás Marshal McLuhan hubiera pensado que una noticia matara a otra tan rápidamente en este tiempo de la tecnología del Internet, Instagram, Facebook, Tik Tok y amigos que los acompañan. Un ejemplo, el caso García Luna, cuando el jurado dio el fallo de Culpable, le estalló al país en un segundo, el presidente se regodeaba del asunto, se veía feliz, le pusieron la bola en el manchón de penalti y sin portero, pero oh cruel desilusión, al otro día el madrileño diario El País le aguó la fiesta presidencial, sacó la investigación de que la magistrada consentida del presidente, Yasmin Esquivel, le había metido una ‘fusilada’ a su tesis en la Universidad Anáhuac, y el presidente tuvo que recular. Se le acabó el tema. Así son las comunicaciones hoy en día, lo que hoy es noticia, mañana es historia. Tiempos del Internet.
PABLO HIRIART EN EL FINANCIERO (ESE DANTE)
En los comicios de 2021, en que se renovó la Cámara de Diputados, la oposición (incluido MC) obtuvo 23 millones 24 mil votos.
Morena y sus aliados alcanzaron 20 millones 904 mil votos.
Y la mayoría en la Cámara de Diputados la obtuvo la coalición gobernante, a pesar de ser minoría. ¿Por qué? Porque Movimiento Ciudadano se negó a ir en alianza con los partidos opositores. De haberse sumado el partido de Dante (MC) a la alianza PAN-PRI-PRD en los distritos, hoy la oposición sería mayoría en la cámara y no estaríamos velando al INE.
Ni podrían, Morena y sus aliados, imponer a los consejeros electorales que entrarán al relevo en el instituto.
El mango de la sartén estaría en manos de la oposición.
Dante no quiso porque rechaza, dijo, hacer alianza “con el PRIAN”.
Suena a pretexto. Él fue gobernador de Veracruz por el PRI y en las pasadas elecciones presidenciales su partido hizo alianza con el PAN.
Fue el esquirol de Morena, y al parecer lo quiere seguir siendo.
En declaraciones públicas y en conversaciones privadas, Dante Delgado ha reiterado que su partido irá solo en la elección presidencial. Sin MC, la derrota de Morena no está asegurada. El destino del país tampoco. Otra artimaña. Parte de la culpa de esa derrota, que se ve venir, será de la mezquindad de Movimiento Ciudadano. Dante rechaza incluso el método de elección del candidato(a) presidencial con participación de la ciudadanía. Se sale de control, ha dicho a quienes han llevado las negociaciones con él.
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