Es una comunidad que está cerca de Orizaba. Se sube por Tlilapan y se trepa a la montaña., a 1695 metros sobre el nivel del mar. Cuando les conocimos, hace 19 años, vivían como en el tiempo de la Conquista. Bajaban en unos burros y en mulas por una ladera de una pedrera, y el tramo lo hacían en una hora. Allí comenzó el Grupo Guarderías Infantiles de Orizaba a llevarles apoyos de despensas. La presidenta del Patronato, doña Matilde Francos de Diez (qepd), comenzó esta ayuda, junto a su hija, Matilde, y sus nietas Marymar y Ximena y un grupo solidario de gente del patronato, como Maritza Reyes y Karina y el estreno del nieto Luan. En aquellos años no tenían nada. El gobernador Fidel Herrera Beltrán les comenzó el camino de terracería, más tarde el gobierno federal les puso la luz y el presidente Felipe Calderón les encementó todo el camino, que está impecable, según lo vimos ayer. Eran unas 800 familias, ahora deben ser unas dos mil. Viven bajo sus usos y costumbres, visten con su ropa tradicional: Balleta de franela, camisa, banda, suéter y los guaraches Ruby. Son muy trabajadoras y trabajadores, a diario se les ve en las calles de Orizaba, sobre todo en la Madero, vendiendo en cubetas los chapulines, cacahuates y frutas frescas. Viven de la madera y el carbón. Ya suben los transportes urbanos. Les cobran 15 pesos y si traen carga de leña o algo, otros 15 pesos. Tienen jardín de niños, escuela primaria y Telesecundaria. Y los niños estudiantes, a quienes se les entregaron 700 aguinaldos, lucen bien sus uniformes. Pronto otro pueblo, Omiquila, se sumó a ese proyecto de ayuda y ahí estuvieron ayer. El Grupo de Guarderías llegó como todos los años, a excepción de tres cuando apareció la Pandemia. Un grupo musical daba la bienvenida. Todo el pueblo en la cancha de basquetbol y de usos múltiples, que se les construyó hace años. Al igual que una campana que se le regaló a la iglesia, el 83% de la población son católicos. Una niña indígena dio la bienvenida, en Náhuatl lo leyó y luego, otra alumna tradujo al español. Conmovedor mensaje. Emocionante.
VER LA GENTE EN SU LUCHA
Ver a la gente luchar, verlos que no se rinden, bajan diario a la ciudad a vender en Rafael Delgado y a las calles de Orizaba, hombres y mujeres, algunos otros se van a otras ciudades. Las despensas que se entregaron, comenzaron a llegar. Fueron 480 despensas para Tzoncolco y 360 despensas para Omiquila. Con frijol, leche, aceite, atún, harina, arroz, azúcar, sopas, galletas, pastas, etc. El peso de cada una era de 35 kilos. Y para las escuelas papelería y artículos escolares. Formados en fila que respetaban, censadas las familias para saber que, las que eran numerosas con más de cinco hijos, les tocaban de a dos. Así andaban, los perros felices porque Ximena, que es cuida y apapacha perros, les llevó su alimento y disfrutaban la comida. Ya están más o menos en la modernidad. Sus casas han mejorado. Luchando contra el tiempo. Lugar muy frio, que en estos días de invierno les pega durísimo, el maestro José Luis, el encargado de coordinar todo, es una gente que, si alguien quiere contactar para darles ayudas, los rotarios de Heriberto Castelán con zarapes para el frio, o el mismo Manuel Huerta Ladrón de Guevara, delegado de Bienestar, por si se anima a ir, que pase por mí y yo lo llevo, a que dé ayuda a ese pueblo. El teléfono del maestro es 272 105 6865. Caía la tarde, entre la neblina que se asomaba y el frío que comenzaba a llegar, nos despedimos de todos ellos, los niños felices, hacen deporte y juegan de todo allí en esa cancha de usos múltiples. Un año que lo pasarán un poco mejor. Dios les sigue cuidando y bendiciendo y ellos siguen sin rendirse. Para un futuro mejor. |
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