México no solo es tierra de Volcanes, donde el águila brava de su escudo, se divierte, jugando a los volados, a veces con la vida y a veces con la muerte, según el Vate López Méndez, es también tierra de temblores. Uno, que vive en zona sísmica, donde en 1973 sentimos que la muerte pisaba nuestro huerto, porque en aquel temblor que fue casi un terremoto, las alertas se pusieron al máximo. En España, las familias llamaban porque habían oído que Orizaba estaba desaparecida. El epicentro no fue aquí, fue en Ciudad Serdán, Puebla, tierra de los Díaz Ordaz. Aquella vez a las 4 y pico de la mañana sentíamos que se nos caían los techos y las paredes, temblor de 7.3. Hubo mucha destrucción y muertes, el edificio de la Packard, cúpulas de las iglesias, la escuela del CEO, casas derrumbadas y el Teatro Llave sufrieron cuarteaduras, el viejo Cine Real, que lo habían reinaugurado, se cayó y cerró para siempre, para que tiempo después llegaran los hermanos Ramírez de Cinepolis, al igual que el ahora Palacio Municipal. Esa vez de aquel 28 de agosto de 73, el presidente Luis Echeverría llegó unos días después, como llegó ahora Joe Biden al funeral de la reina, rodeado de la parafernalia del poder. Le vi cuando entró a una iglesia de Rio Blanco y la seguridad le pedía se saliera, aquello estaba por derrumbarse, pero el hombre vasco y terco se salió cuando quiso. Hubo un empresario, Jorge Larrea, que donó un millón de pesos a Orizaba, el alcalde era Humberto Gutiérrez Zamora, un hombre bueno y honesto, amante de los deportes y benefactor del basquetbol, conocido también con cariño como el ‘pata de leche’. Temblaba porque, dicen los expertos, estamos en zona sísmica y por aquí pasa la Falla de San Andrés.
EL OTRO TEMBLOR.
Ayer mismo, cuando estaba un simulacro nacional en su expansión, volvió a temblar, solo para que la Naturaleza nos recuerde que hay días de coincidencia, y cada que tiembla me acuerdo de mi amiga santanderina, María Elena Uriarte, que estando hace años en esa tierra de la Cantabria, me decía que su sueño era sentir un temblor mexicano, le dije no sabes de lo qué hablas, y creo que nunca sintió un temblor, porque en esa zona bella de España jamás tiembla. Pues ayer este escribiente estaba en su oficina, tengo dos alertas antisísmicas, una lámpara colgada frente a mi escritorio y unos Voladores de Papantla que compré a un artesano, están rodeados de la Virgen de Guadalupe y un balón del Real Madrid y un cuadro señero de JFK, que está en la Casa Blanca, en la galería de presidentes. Los voladores comenzaron a moverse y me dije, Chale, apreté aquellito y quedé tan pasmado como AMLO, cuando en la noche del Grito de Independencia -hay videos que lo corroboran-, su esposa lo sacaba del marasmo en que se metía, parecía hipnotizado, algo le falló en sus neuronas y por eso las redes sociales comenzaron a encontrarle casi la muerte. Al otro día dijo el presidente que goza de cabal salud. Bueno.
EL HOSPITAL REGIONAL DE RIO BLANCO
Desde ayer circuló la noticia de que a 40 de los trabajadores de contrato del Hospital Regional de Río Blanco, los cesarían para incrustar a gente del programa Bienestar, para que fueran a hacer la grilla de la busca de votos, aunque al pobre hospital, que tenía todos los premios nacionales, se lo esté acabando esta 4t. Es una injusticia que debe corregir el administrador, Carlos Alberto Galicia. La historia del hospital es solo de éxitos. Allí se implementó el programa de la iniciativa privada de apoyos a niños con cáncer, que a través de los fondos de la Feria Expori, ese dinero se utilizaba para comprar medicamento a esos niños. Yo Mero, hace años junto a mi esposa, cuando presidimos la Asopac, ahora Opac, salvamos la vida de 13 niños, solo uno murió. El programa siguió y gente altruista con Juan Manuel Diez Francos y Hugo Chahin Maluly y Roji y sus esposas, desde sus presidencias, siguieron dando esos apoyos. Es más, el trenecito santanderino, llamado también Chipi Chipi, los fondos que generan utilidad son destinados a ese programa. O sea, esas 40 personas ahí trabajan y trabajan bien, no deben correrlos, déjenlos que sigan con su eficiente trabajo. La grilla, mándenla a otro lado, no a la salud, con la salud no se juega, señor administrador.
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