* Nos hicieron llegar un documento que circula entre militantes del PRI. Es un duro mensaje dirigido a Enrique Peña Nieto, Miguel Ángel Osorio Chong y José Antonio Meade.
Inicia con una pregunta: “¿Cómo fue que inició la última debacle del PRI?”.
El mismo documento responde: “Cuando por temor a la fortaleza del liderazgo de Beltrones en el partido, lo traicionaron para perder las elecciones en 2016 y evitar así que fuera candidato presidencial. “El costo ha sido muy alto. Qué daño tan grande le hicieron al PRI. ¿Se habrán dado cuenta o así estaba planeado?” –vuelven a preguntar.
Ahí se la dejo.
Francisco Garfias (Arsenal) Diario Milenio.
LA CABEZA DE ALITO
Algunos piden la cabeza de Alito Moreno. ¿Para qué la quieren?, responden en su defensa Juan del Bosque y Marlon Ramírez. El tsunami que los avasalla es el hartazgo de la gente a esos partidos, donde no ha nacido el nuevo liderazgo. Y ya chocan las mismas caras. Ahora hasta el aburrido de Ernesto Zedillo, que cuando entregó la presidencia a Vicente Fox, salió repudiando al PRI y juró jamás volverse a poner una camiseta de ese tricolor, a través de uno de sus personeros, Fernando Lerdo de Tejada, dice que Alito Moreno no es el piloto adecuado para llevar al PRI. El verdadero sepulturero del PRI es Enrique Peña Nieto, ese vendió la elección con AMLO cuando paró a Ricardo Anaya y lo hizo que perdiera voto tras voto para que AMLO se posicionara con mayoría en el Congreso, a cambio de que lo dejara vivir la vida loca en España, como ahora lo hace lleno de dinero mal habido y de impunidad y de apariciones en el Hola. Por ese debían ir los priístas. Y no necesitan a Morena, vayan y denúncienlo en la Fiscalía y si no lo encuentran, me dicen y yo les digo dónde vive. Vale.
PUENTES CAIDOS
La noticia brincó de televisora en televisora. Un pinchurriento puente colgante en un pueblo de Cuernavaca, Morelos, dio la nota a que todos los noticieros y las páginas sociales le dieran vuelo a la hilacha. No era el primer y último puente que se cae. Este era un pinchón puente, amarrado casi con mecates y cuando un negrito cucurumbé comenzó a dar saltos de alegría, el puente se movió como hamaca cuenqueña y colapsó. Al caer a tierra, desde el alcalde hasta su esposa y parte de los regidores, que lo inauguraban, todos supimos que solo era un susto, un nalgazo o culazo, dirían en España, que se metieron junto a un rio pinchurriento y una mojada de ropa. Pero hubo un empleado que corrió en chinga loca y en lugar de levantar a la señora esposa del alcalde, se fue sobre el alcalde, su jefe, y casi le dice: “Patroncito, ¿está usted bien?”. Y lo levantó en vilo. Fue chusca la escena. Aquí no ocurrió lo que un día comentó Nikita Kruschev: “Los políticos siempre son lo mismo, prometen construir un puente donde no hay un rio”. Aquí si había un riachuelo, y mientras buscaban culpables, como cuando la caída de la Línea 12 del Metro, al final el único culpable debe ser la compañía que lo construyó, porque lo hizo muy pueblerino y sin aguantar el peso de las veintipico de personas, que se subieron a zarandearse. Pero fue la nota.
EL SALVADOR EBRARD
Debe ser difícil para Marcelo Ebrad lidiar con los picudos del poder en la Cumbre Americana, teniendo un presidente camorrero que pelea con tirios y troyanos. Pero Biden conoce de política, y sabe que Ebrad es otra cosa. Además, AMLO debe entender que, al irse del poder, los americanos, vía sus congresistas republicanos o su mismo aparato de Seguridad Nacional, van a sacar las hachas y le van a abrir varios frentes de acusaciones, porque está siendo señalado de estar asociado con los narcos delincuentes, y el único que lo va a poder sacar de ese atolladero, es Marcelo Ebrard, a la Sheinbaum ni la llamada le tomarán.
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