ES CLARO hasta este momento, que la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, es quien sostiene, prácticamente, la unidad política de la estructura partidista del movimiento de regeneración nacional, la cual se ve amenazada por la probable ruptura que se avecina con motivo de la decisión que deberá tomar el mandatario nacional con respecto a quién, de los hasta ahora mencionados, habrá de ser el candidato a la presidencia y de ganar las elecciones, sucederlo en la continuación del proyecto político denominado cuarta transformación, que se ha venido consolidando como un nuevo sistema político que pretende quedarse por mucho tiempo en el país.
Hacemos referencia a este importante hecho, porque a todos los partidos políticos les ha pasado lo mismo, es decir, que la decisión presidencial, trae consigo la consecuencia señalada de generar rompimientos al interior de su propia organización política, debido, sin duda alguna, a los grandes intereses políticos que se mueven en torno a una candidatura presidencial que significa en México, el poder casi absoluto de quien llega a ser el mandatario nacional, cambiando, de hecho y en algunos casos de derecho, el panorama político de la nación.
Morena, pues, se enfrenará, tarde o temprano, con este fantasma político que se identifica como división política, porque es, hasta cierto punto justificable, que no todos jalen para un solo lado. Es más, ni siquiera el actual presidente de la república, que se ha convertido como en el líder natural de esta organización política, puede asegurar, con todas sus letras, que tenga a todos los militantes de Morena, comiendo juntos en su mano. Hay, desde siempre, divergencias y más en el movimiento político en el poder que no tiene una estructura puramente definida como partido, sino, precisamente, como un movimiento político que se formó en torno a López Obrador, quien dejará, muy pronto, la titularidad del poder ejecutivo nacional y consecuentemente, el poder que ahora lo hace omnipotente.
Y como adelanto, ya se notan, en estos tiempos, algunas divisiones y hasta personajes qué siendo morenos de corazón, están dispuestos a enfrentarse con el mismo presidente, por efectos de la candidatura a la presidencia de la república, porque como en todas las familias, sin dejar a un lado los propios partidos políticos, las preferencias de los padres por determinado hijo, y en este caso, por alguno de los militantes preferidos, generan divisiones de fondo, difíciles de poder resolver.
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OJO, EN VERACRUZ, NO SERÁ NAHLE, TAMPOCO SERGIO.
DICEN, LOS QUE MÁS CONOCEN el panorama político de Veracruz, que el candidato a la gubernatura, no será Rocío Nahle, pero tampoco lo será Sergio Gutiérrez Luna, porque se prepara un juego, posiblemente perverso para los propios
militantes de Morena, pero que tiende a mantener el poder en sus propias manos, aunque sea con ciertos cambios que llegarían a ser útiles para la cuarta transformación.
El proyecto político de López Obrador, y consecuentemente de Morena, doblará un poco el brazo para dejar pasar una estrategia que les dé la oportunidad de seguir siendo una buena marca electoral en Veracruz, aunque disminuida por un gobierno, posiblemente compartido en el próximo sexenio.
Se tratará, en pocas palabras, de blindar un tanto al gobernador de Veracruz, que no ha logrado nada para Morena, pero menos para el presidente, quien confió absolutamente en el empoderamiento de su organización política y que hasta estos momentos, no se tiene plena seguridad de que vuelva a ganar en el ámbito estatal, pues el mismo presidente, sabe y está plenamente confiando en que las elecciones presidenciales las ganará, pero en los Estados, tiene dudas, precisamente en Veracruz, donde las cosas no le han salido bien.
Claro, que en estos momentos se está hablando solamente de lo que puede suceder para el dos mil veinticuatro, porque en las próximas elecciones del cinco de junio, hay una cierta preferencia para los candidatos de Morena. Solo que el mandatario nacional, no confía tanto en lo que vendrá después.
La estrategia, para Veracruz, así como la cuentan, sí suena a perversidad, pero en política hay esto y más. De eso que no se tenga duda.
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AHUED, Y SUS AUDIENCIAS PÚBLICAS.
PUES NADA, que el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuill, sigue manteniendo una cercana comunicación con su pueblo, a través de las audiencias públicas, donde tiene la oportunidad de dialogar con todas aquellas organizaciones políticas que tienen proyectos para solucionar diversos problemas en las colonias de esta capital veracruzana, así como atender asuntos personales y que tienen que ver directamente con alguna de las funciones del ayuntamiento.
En este sentido, la propia población tiene la posibilidad de plantear sus asuntos frente al mismo alcalde y de esa manera encontrar coincidencias en las soluciones que se deban dar. Estas audiencias han tenido buena aceptación de los ciudadanos, considerando que el presidente municipal, es la autoridad más cercana que tiene el pueblo con pueden dialogar permanentemente.
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