Con solidaridad y respeto a Cuitláhuac García Jiménez, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, Ricardo Ahued Bardahuil y Rafael Hernández Villalpando Hay palabras que en México particularmente en el ámbito político, adoptan un significado muy alejado del contenido en los diccionarios. Toda evolución o revolución son palabras. La misma formación del mundo está hecho sobre palabras. Primero fue el verbo, dice la Biblia y luego, hágase la luz, aunque muchas veces las palabras son el mejor ambiente para proyectar oscuridad. Estamos en un tiempo político nuevo, quien no sea capaz de aceptarlo y quién nos ve desde fuera diría que estamos siendo un país digno de Noam Chomsky, para quien, al igual que la cuarta transformación, lo es todo. La memoria, esa ingrata y terrible compañera, pero a la vez tan necesaria, puede proyectarnos y jugarnos una mala pasada. En pocas palabras, el gobierno de la cuarta transformación y AMLO deben tener en mi opinión claro conocimiento de que deben evitar que la dialéctica sustituya a los hechos. No puede ser un gobierno de palabras, sobre todo cuando la realidad diaria se confronta en un grave divorcio entre el México que les gustaría gobernar y el que tienen. La violencia mexicana está alcanzando hitos de relevancia mundial. Haberlo heredado o ser una consecuencia de tres sexenios equivocados no exime del hecho del horror que significa la forma de vida que estamos teniendo. ¿ Por qué digo esto? Para empezar por poderla perder en una esquina por cualquier estupidez. Para continuar, porque el Estado, aunque parezca increíble, no ha sido capaz de empezar a revertir la situación. Existen ejemplos donde la supremacía de lo verbal frente a lo real puede terminar en algo mortal. El más claro ejemplo de ello es la mortalidad de los datos de la violencia. México tiene muchos problemas que no se pueden resolver en seis meses o más, pero ojalá en esta administración se empiece a formular una solución. Desde luego lo que no es posible es sumar un nuevo problema a los ya existentes y olvidar su gran trascendencia. Esto, sin duda alguna, ha provocado que nos hayamos convertido en un país donde la piedad y la conmiseración han desaparecido. Billones de pesos, ríos de sangre, incontables fosas clandestinas y años después, es necesario que los buenos dejemos de poner las víctimas y que podamos ampararnos bajo la legalidad y defensa del Estado. Detrás de cada cadáver en cada fosa común, hay denuncias no atendidas, justicia no impartida. La sociedad mexicana está profundamente enferma de una violencia suicida que pretende cobrar con sangre inocente la justicia social. Ojalá las buenas intenciones, la Biblia, funcionaran más que la rabia, la furia y la elección suicida de una parte de nuestro pueblo. El sector más pudiente de nuestra sociedad es frívolo y vanidoso. Ni siquiera es capaz de filantropía honesta. Salvo honrosísimas excepciones, no hay conciencia de compromiso implícito en el aleatorio privilegio de unos pocos. Más pronto que tarde habrá que tomar la decisión de cuánta violencia el Estado de la cuarta transformación está dispuesto a ejercer contra los violentos que quieren destruir a todos los mexicanos existentes. En realidad, ¿ existe un plan para acabar con la violencia con independencia de los cambios constitucionales o de todo orden que quieren establecer? Porque a Veracruz, o lo seguimos
tratando como un estado donde la corrupción, la impunidad y la culpa de los que precedieron a los que están, justifica ese grado de bestialidad desenvuelta en los municipios, por las calles, o lo tratamos como un estado de Semi Guerra Civil.
Las palabras son necesarias pero tienen sus límites, los cuales ya hemos alcanzado. El cadáver de un niño de un año con un tiro atravesándole la carótida es un cadáver que nos afecta a todos. Ha habido muchos otros niños y habrá más, pero ante lo que está pasando es necesario instaurar un sistema donde la realidad sea compatible con la declaración. Y donde al final ambas sean capaces de cambiar la realidad tan atormentante que nos rodea. ¿ cuánto tiempo más tendremos que soportar esta incertidumbre diaria de que puede ser hoy o puede ser mañana? Lo he señalado en otras colaboraciones el Día Internacional de la Libertad de Prensa no encuentra al país en un buen escenario para el periodismo, a pesar de la expectativa de que su situación mejoraría con el nuevo gobierno. En cuanto a la obligación del Estado de garantizar ese derecho, el bono democrático y las promesas no han alcanzado hasta ahora para remover obstáculos ello pone nuevamente de manifiesto que ninguna democracia puede estar completa si no asegura su trabajo. En un mensaje por la conmemoración, el secretario general de la ONU, Antonio Gutiérres, tiene razón al reclamar que la libertad de prensa es "pilar clave para crear instituciones justas e imparciales, hacer que los líderes rindan cuentas y decirle la verdad a las autoridades". Por ello resultan tan relevantes las palabras de Gutiérres para recordar que ninguna democracia puede estar completa sin protección a la prensa y que cualquier transformación institucional, como la que impulsa la 4T necesita de la libertad de expresión para poder ser justa, objetiva e incluyente. Los tiempos para el periodismo son de descontento. De un lado, por las dificultades económicas y, de otro, por las contrariedades de los mensajes del gobierno. La promesa de respeto a la libertad de expresión y el rechazo a la censura no han impartido una reducción notable del espacio cívico y el debilitamiento de la democracia. Es urgente destacar que sin garantías de que se cumpla el derecho a investigar, preguntar e informar los asuntos públicos, los que crecen son los espacios para el engaño de la opinión pública y de los mensajes de violencia o de odio. Hoy quiero aprovechar este espacio para recordarles que políticamente el Plan Nacional de Desarrollo representa un compendio de las intenciones del gobierno en la ejecución de sus políticas públicas a lo largo del sexenio que inicia. La actual administración Federal entre un texto de 64 páginas que se ajusta estrictamente a la plataforma electoral que llevó a AMLO a la Presidencia de la República. Un conteo de las poco más 18 mil palabras empleadas sirve para relevar las prioridades que tuvieron los redactores del documento. Resulta interesante que uno de los conceptos más mencionados es el de seguridad. A algunos actores políticos nada les parece. Apenas lanzado el PND por AMLO, critican los términos utilizados en la presentación. Honradez y honestidad; no al gobierno rico con pueblo pobre; nada al margen de la ley por encima de la ley, nadie; el mercado no sustituye al Estado; por el bien de todos, primero los pobres; el respeto al derecho ajeno es la paz; no más migración por hambre y violencia. Reclaman, el estilo, lo califican de novela de ficción o de acabar con el lenguaje neoliberal. No ven más allá.
El PND plantea un crecimiento promedio de 4% y, queriéndolo o no, regirá las reglas de este país para el futuro inmediato. Si no se realiza inversión pública y si no se crean las condiciones de confianza para que el sector privado invierta, evidentemente sólo un milagro de la "guadalupana", permitiría a la economía mexicana, si quiera mantener el triste 2% que ha tenido en los últimos años, mucho menos crecer a una tasa del 4%. Si no hay esos ingresos, el resultado pretendido no pasará de ser un buen deseo; inalcanzable mientras no cambien las cosas. Mención especial merece el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, anunció lo que los veracruzanos esperaban. Dio respuesta a la situación de inseguridad que se ha presentado desde hace varios años en distintas regiones, y entregó 160 vehículos a la SSP. Además, anunció el aumento salarial del 10% a sus cuerpos policiales, con la finalidad de combatir la delincuencia que afecta al estado. Reconoció el reclamo de los ciudadanos a un Veracruz en paz, "es la petición fundamental que debemos atender en nuestro gobierno, y este esfuerzo que hacemos va acompañado de la nueva política que en materia de seguridad implementamos, que es ir al fondo de los problemas". Hace bien en colocarse a la vanguardia en el tema de seguridad. Ojalá y esto, dé los resultados que se esperan en la entidad se verá reflejado a la brevedad y que vivamos en un Veracruz seguro. Se debe tener la confianza en el gobernador del Estado de que va a recuperar mucho. |
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