De Veracruz al mundo
INNOVACION EDUCATIVA
Fernando Pelayo Rebolledo
2022-03-08 / 12:24:26
Educación y Equidad de Género.




La educación es una condición básica y necesaria para el desarrollo. La constitución de sociedades basadas en la justicia y la igualdad, en la que las personas vean respetadas su dignidad y su desarrollo integral como seres humanos, depende en gran medida del fomento que éstas hagan de una educación basada en el respeto del otro como ser humano y como sujeto de derechos.



La educación es un derecho humano y constituye un instrumento indispensable para alcanzar los objetivos de la igualdad, el desarrollo y la paz. La educación no discriminatoria beneficia tanto a las niñas como a los niños y conduce a relaciones más igualitarias entre mujeres y hombres. La igualdad de acceso a la educación y la obtención de educación son necesarias para que más mujeres se conviertan en agentes de cambio.



La alfabetización de la mujer es importante para mejorar la salud, la nutrición y la educación de la familia, así como para habilitar a la mujer para participar en la adopción de decisiones en la sociedad. "Hay diez millones más de niñas que de niños que no van a la escuela primaria" (ONU).



"El 90% de las mujeres del mundo vive en el atraso, la pobreza y el dolor. (...) las venden como esclavas, las mutilan, las torturan, las explotan, las prostituyen, las obligan a servir esposos que no quieren y tener hijos que no desean. ¡Falta tanto por hacer! "(Isabel Allende).



Para hacernos una idea de cómo está la situación, podríamos decir que cerca de 960 millones de personas no saben leer. Dos terceras partes de estas personas son mujeres. En las últimas dos décadas, la proporción de mujeres con trabajo asalariado en el sector no agrario aumentó del 34% al 40%, a pesar de que en África septentrional y Asia occidental la situación laboral de las mujeres no ha avanzado desde 1990.



Las mujeres tienen 5 veces más posibilidades de sufrir enfermedades de transmisión sexual que los hombres. Estas enfermedades ocupan el segundo lugar en la mortalidad de las mujeres entre 15 y 44 años.



Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 150 millones de niñas menores de 18 años sufrieron, en 2002, relaciones sexuales forzosas y otras formas de violencia física y sexual.



El camino para acabar con todas estas desigualdades pasa evidentemente por acabar con todo aquello que les impide el acceso a la educación, el trabajo y la política. Debemos contribuir a acabar con las raíces de la discriminación que sufren las mujeres y apoyar proyectos que reconocen su dignidad e impulsan el desarrollo integral de las personas y de los pueblos.



Sugerencias y comentarios. pelayofernando10@hotmail.com



Mtro. Fernando Pelayo Rebolledo



Lic. En Ciencias y Técnicas de la Comunicación



Maestría en Educación.

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