Aunque el dirigente nacional priista, “Alito” Moreno, no concita confianza para sus dichos y convocatorias, no carece de razón al invitar a una alianza partidista opositora y quedar en posición competitiva “… para que le ganemos a Morena, porque no es sencillo, no es fácil, primero hay que estar convencidos de que tenemos que hacer un gran frente opositor, donde tenemos que ir todos y construir, tenemos que ganar”. Apuntala su convocatoria señalando posibles “fisuras” que pudieran ocasionarse entre MORENA y sus aliados políticos, el Verde Ecologista y el Partido del Trabajo a la hora de escoger candidaturas. Fija como objetivo prioritario evitar que MORENA mantenga la mayoría calificada en la Cámara de diputados en la elección intermedia de 2027. En ese empeño, Alejandro Moreno encuentra fuerte resistencia en el PAN y en Movimiento Ciudadano porque dudan que el PRI pueda aportar un aceptable caudal de votos que justifiquen la alianza propuesta. Los números avalan esa tesis porque durante la dirigencia de Alejandro Moreno el PRI ha perdido todo dominio territorial.
En la elección de 2027 en 17 de las 32 entidades federativas habrá relevo de gobernadores y de legisladores locales, en 300 distritos electorales se elegirán diputados federales por el principio de mayoría relativa, y 200 por el principio de representación proporcional. Habrá elección para gobernador en Aguascalientes; Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Además de cientos de alcaldías. Es decir, mucho rejuego político, desacuerdos y sombrerazos entre partidos “amigos”, a eso se refiere “Alito”, aprovechar la discordancia que seguramente se dará entre el Verde, el Pt y Morena. El proceso electoral arrancará en septiembre de 2026, mediará, por supuesto, el contenido de la reforma electoral impulsada por Morena, que pudiera introducir nuevos elementos de discordia. Otro elemento por considerar será la participación electoral de nuevos partidos políticos, que según la norma electoral tienen la limitante de no configurar alianzas sino de participar en solitario, ese es un factor digno de ser tomado en cuenta en cualquier estrategia electoral. Por esta vez, el diagnostico de “Alito” no parece errado, porque la oposición partidista luce desinflada e incapaz de despertar conciencia entre la fuerte oposición social que dormita a la espera de un líder que la estremezca y, como a Lázaro, la haga caminar. |
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