Si estuviéramos ante una elección política inminente, seguramente las apuestas se inclinarían hacia una victoria del partido en el poder, y no necesariamente porque su fortaleza sea inquebrantable sino porque sus opositores tienen la pólvora mojada. Para robustecer su actual condición la dirigencia del Partido Acción Nacional anuncia un relanzamiento partidista para lo cual organizan para este día una marcha multitudinaria que concluirá en el Ángel de la Independencia donde es posible que aborden los temas concernientes a la reconfiguración partidista. El PAN ganó la presidencia en el año 2000 y ratificó su triunfo en el 2006, pero en 2012 fue derrotado por el PRI. Entonces gobernaba en 11 entidades federativas, ahora solo gobierna en cuatro: Aguascalientes, Chihuahua, Guanajuato y Querétaro. El PAN tiene que remar contra la corriente si quiere adquirir capacidad para competir en solitario, porque ya no irá en alianza con el PRI, un partido a la baja que de 2019 a la fecha ha perdido diez de las doce entidades que gobernaba en 2019: Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Colima, Edomex, Guerrero, Hidalgo, San Luis Potosí, Sonora, Sinaloa, Tlaxcala y Zacatecas. Las perdidas han sido durante la dirigencia de “Alito” Moreno, un vergonzoso balance, porque ahora solo gobierna en Coahuila (en Durango el PAN le prestó un candidato).
De esta fecha a los comicios de 2027 no media mucho tiempo, de allí la duda respecto a una competitividad electoral efectiva de los opositores de MORENA. Sin embargo, en política las circunstancias toman elevado protagonismo porque, como decía Maquiavelo: “La naturaleza de los pueblos es inconstante y es fácil persuadirlos de algo, pero es difícil mantenerlos convencidos. El favor popular se gana y se pierde por cualquier minucia.” En la función pública intervienen múltiples factores ajenos a la voluntad de quien manda, entre ellos una clase política y una clase gobernante que no siempre caminan en el mismo sentido del titular de un gobierno. Ocurre en MOREA, partido que aún no está sólidamente configurado y se ocupa de tranquilizar las aguas a su interior. En su genética y prisas por asegurar el triunfo electoral en 2018 MORENA recibió a cualquiera que se le sumaba, sin detenerse en sus antecedentes, sumado ese detalle a la discordia beligerante de sus tribus se forma un coctel peligroso que pudiera llevarlo al borde de una implosión. Ese es un riesgo probable en MORENA, evitarlo le resta estabilidad. Para su fortuna, a los adversarios de enfrente por ahora no les alcanza la fuerza para ponerlo nervioso. Por ahora. |
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