Nadie en México tendría razón de escatimarle a la presidenta Sheinbaum su esfuerzo y preocupación para evitar se apliquen los aranceles que el gobierno estadunidense pretende imponer a productos mexicanos; afortunadamente con la plática telefónica Sheinbaum-Trump se llegó al acuerdo de una pausa de 90 días. Por ese motivo se escuchan matracas y cornetas como anunciando un evento de dimensiones extraordinarias en bien del país, pero, por experiencia histórica hemos aprendido que en México los políticos “cacaraquean” un huevo de pichón como si fuera de avestruz, y al de avestruz lo festejan como si fuera del eslabón perdido, así lo estamos comprobando después de haberse conseguido la referida pausa. En ese contexto, un comunicado de MORENA festeja: “Con este exitoso acuerdo, la presidenta Sheinbaum vuelve a demostrar que es el máximo orgullo de México y su pueblo. Desde el inicio de sus conversaciones con el Presidente de los Estados Unidos, nuestra Jefa de Estado ha entablado una relación de plena igualdad basada en la coordinación, la cooperación y el respeto irrestricto a nuestra soberanía. Con dignidad y cabeza fría ha protegido los intereses nacionales y del pueblo de México … El acuerdo pone a México en una posición muy favorable en la configuración de un nuevo orden mundial y comercial” (sic). Por su lado, los senadores oficialistas aportan su tonelada de biscochos: “Gracias a su liderazgo, se logró un nuevo acuerdo que no sólo aleja los aranceles, sino que fortalece la relación comercial entre México y Estados Unidos”; por su lado, el senador Ignacio Mier: “el modelo económico de la Cuarta Transformación, el modelo de bienestar y de seguridad están dando resultados”. (¿?)
Pero, para instalarnos en la realidad, un comunicado del gobierno estadunidense nos informa a través de Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca: “México ha acordado remover de inmediato sus barreras comerciales no arancelarias, que son muchas” … (ha habido) “aumento en la cooperación entre el gobierno de Claudia Sheinbaum y nuestra administración. Agradecemos estos esfuerzos”. (Pero), “varias mercancías importadas desde México seguirán sujetas a aranceles significativos, el fentanilo y los automóviles pagarán un 25%, mientras que productos como el cobre, el acero y el aluminio enfrentarán un arancel del 50% durante este periodo de negociación. “Seguiremos hablando con México por los siguientes 90 días con el objetivo de firmar un acuerdo más grande”. ¿Dónde dice que “se alejan” los aranceles? ¿cuál “nuevo orden mundial y comercial”? Porque según ese comunicado México removió a favor de los Estados Unidos “barreras comerciales no arancelarias”. Hace seis años vivimos una experiencia similar cuando Trump amagó con imponer aranceles a México, entonces, López Obrador mandó a negociar a Marcelo Ebrard, y la amenaza se detuvo. Para festejarlo el gobierno de México organizó en Tijuana un evento masivo para celebrar la defensa de nuestra soberanía, diputados, senadores, lideres obreros, campesinos y empresariales también presentes. Se recibió a Ebrard que llegaba de Washington casi en calidad de héroe, ¡la patria estaba a salvo! Dos años después apareció el libro “Rompiendo la Historia: Memorias de la Casa Blanca”, de Jared Kushner, yerno de Donald Trump, en uno de sus capítulos narra que, en una cena con Marcelo Ebrard, estando también presente el vicepresidente Mike Pompeo, Ebrard “se dobló” ante las presiones del gobierno estadunidense, México reforzó la presencia militar en la frontera sur y en la del norte. Por ese antecedente, lo sensato es reconocer el esfuerzo presidencial por aplazar la imposición de aranceles y esperar a conocer los términos del Acuerdo que, según dijo la presidenta, se firmará en fecha próxima entre México y autoridades estadunidenses. Lo demás aolo son fuegos fatuos, expresiones muy subjetivas que, como los sueños, sueños son. |
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