Por: Alejandro Bustos.
El día de ayer no fue el mejor en las campañas de las dos mujeres que pretenden ocupar la silla sucesoria de López Obrador el primero de octubre del año entrante.
Por un lado, Claudia Sheinbaum tuvo su primera pifia a gran escala. Hasta el momento, había navegado con mucha tranquilidad, presentándose en plazas donde su partido tiene controlada a la militancia local, por lo que verla acompañada de la presencia de miles de asistentes era algo normal; sin embargo, el día de ayer, algo cambió.
La exjefa de gobierno de la CDMX tenía agendado un magno evento en el Estadio Azul que se publicitó a través de sus redes sociales con mucha anticipación. Para sorpresa de todos los que allí se dieron cita, Sheinbaum les hizo un desaire al haberlos dejado plantados a la mera hora. Es indudable que fue un ridículo absoluto puesto que la asistencia del público no llegaba ni a 5,000 personas cuando el aforo total del recinto es de 36,681; o sea, el 13.63%.
Su no asistencia evidenció muchas cosas: el temor a enfrentar la burla y el escarnio social, la completa desorganización que impera dentro de su campaña y, el más importante de todos, que Morena no tiene el control de la ciudad. Lo anterior, algunos lo dábamos por hecho puesto que la mitad de la ciudad, desde 2021, pertenece a la oposición.
El dirigente nacional de ese partido, Mario Delgado, se esforzó demasiado para tragar el sapo y disimular su molestia, al grado de que intentó justificar la cancelación del evento culpando al INE (???); no obstante, en el fondo, sabe que será severamente reprendido por exhibir de manera tan grotesca a la Coordinadora Nacional de la Defensa de la 4T, en el que ellos suponían era su bastión principal.
De igual forma, el presidente de Morena de la CDMX, Sebastián Ramírez Mendoza, que era el responsable principal, reprogramó el evento para el próximo 12 de noviembre. Conociendo su modus operandi, seguramente lograrán llenarlo a tope aunque sea con acarreados de otros estados.
Llegados a este punto, es para reflexionar acerca de que quizás la elección no está tan definida, a pesar de lo que algunos distribuidores de encuestas nos quieran hacer creer. Claudia Sheinbaum, como persona, es inmensamente impopular y antipática; pero lo que realmente ha mantenido a flote su candidatura es la preferencia que el presidente López Obrador siente por ella. Una apuesta segura es anticipar que se meterá de fondo para respaldarla con su aún fuerte liderazgo entre las bases morenistas y sus seguidores fieles.
La plataforma de Sheinbaum está viviendo la etapa de la consolidación dentro de su propio partido pero lo que ocurrió ayer es una muestra innegable de fragilidad, oportunidad de oro que la oposición debería capitalizar. O eso se supondría si fueran más brillantes.
La pifia azul.
Pero si Usted, estimable lector, se piensa que sólo los morenistas tuvieron un mal día, lamento informarle que su percepción es imprecisa. La candidata del FAM, Xóchitl Gálvez, cometió dos errores garrafales. Si uno fuera mal pensado, hasta parecería que se pusieron de acuerdo.
Por la mañana, hizo el anuncio, con bombo y platillo, de la incorporación a su equipo de trabajo de Carlos Urzua, el exsecretario de hacienda al principio del sexenio de AMLO. Si bien es cierto que su salida del gabinete morenista fue muy prematuro este movimiento ha sido recibido con mucho rechazo por parte de sus seguidores en las redes sociales. Algunos de los reclamos que le echaron en cara, fue que hace algunas semanas le extendió una invitación a sumarse a su proyecto político al descarte de Morena, Marcelo Ebrard. Como si su campaña estuviera desconectada de la realidad, al interior hicieron oídos sordos al reclamo de sus simpatizantes y hoy volvieron a cometer el error de sumar, esta vez con éxito, a otro exmorenista.
Lo que parece que la senadora no entiende es que los mensajes que da de cara a la opinión pública es que su campaña no tiene liderazgo ni congruencia. La gente que ya está convencida de sufragar por ella y por el FAM lo hacen con la plena convicción de que ella representa una plataforma con una visión de México radicalmente opuesta a la 4T, por lo que ningún exmorenista puede tener cabida en ese proyecto; y, lo que es peor, deja la impresión de que no se le da espacio a gente nueva con ideas que aporten valor real a su campaña.
Pero faltaría la cereza en el pastel; durante toda la tarde-noche de ayer se discutía en el Senado de la República la polémica desaparición de los 13 fideicomisos del Poder Judicial. Aunque la senadora subió a tribuna a dar su posicionamiento, e incluso propuso de manera fútil que la discusión se aplazara, al momento de la votación destacó por su ausencia. Simplemente se ausentó sin dar mayor explicación.
Algunos encontrarán justificación en el hecho de que era una votación que de antemano se sabía perdida; no obstante, ella tiene la obligación de estar presente, puesto que es una causa que ella tiene que abanderar; después de todo, mucho del antiobradorismo, que es su target principal, recae allí. Al ausentarse, mostró una indiferencia alarmante que obedece a una serie de comportamientos erráticos que, desde hace un par de meses, se han comentado en este mismo espacio.
Existe la posibilidad de que la campaña del 2024 se defina más por los errores que por los aciertos. De momento, es lo que el día de ayer nos demostraron ambas candidatas que entraron, por desconocimiento o ingenuidad, al juego de quién metió más la pata. A Sheinbaum le falta carisma y le sobra ego; a Xóchitl, una cabeza brillante en su equipo cercano que esté al mando y que la sepa guiar.
Y en Veracruz, ¿qué falta?
Sencillo: La voluntad de competir en una elección general. Como bien anticipaba en mi colaboración de ayer era cuestión de tiempo para que empezaran las divisiones internas dentro del FAV; o, mejor dicho, dentro del PRI. A través de los mensajes que lanzan varios de los animadores locales de Pepe Yunes y Héctor Yunes, se percibe un aroma a naftalina producto de fuego amigo hacia una misma dirección: Anilú Ingram. Mientras ellos siguen trabajando recorriendo el estado, hay quienes, probablemente por iniciativa propia, se están dando a la tarea de dar por muerta (políticamente) a la exdelegada federal de Sedesol, atacándola por el reciente dictamen que el INE aprobó respecto a la Paridad de Género. Como varios se temen lo peor y creen que esta medida podría beneficiar eventualmente su candidatura, se están encargado de arremeter en su contra.
Yo me pregunto ¿qué necesidad teníamos de llegar a esto? Si se hubiera tomado la decisión, desde hace por lo menos un mes, acerca de quién sería el candidato del FAV, todo esto se hubiera evitado. El priismo tiene que regresar a sus raíces institucionales y entender que sus grandes batallas en el pasado siempre se dieron de una sola forma: a través de la unidad.
Ojalá que el nuevo presidente, Ramírez Arana, tenga la voluntad de hacer consensos y llamar al orden a todas las partes. Sería muy lamentable que más adelante, cuando queden sólo dos competidores, sus simpatizantes se empiecen a atacar entre sí, cuando el verdadero adversario al que deberían estar concentrados en vencer es a la que se ostenta como veracruzana y algunos insisten que en realidad es zacatecana.
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