Por: Alejandro Bustos.
En el emocionante mundo de la política, el juego de los aspirantes a la gubernatura del estado de Veracruz se ha enrarecido toda vez que los protagonistas han caído, en términos futbolísticos, en un "Offside Electoral". Aunque la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE) en su artículo tercero establece claramente que los actos anticipados de campaña pueden ocurrir "bajo cualquier modalidad y en cualquier momento fuera de la etapa de campañas”, parece que los aspirantes han encontrado una forma especial de jugar al borde del abismo legal. Y el 100% de las veces entran en el Fuera de Juego. Desafortunadamente el “VAR electoral”, mismo que debería señalarlo y penalizarlo, simplemente lo tolera.
Justo arrancando el partido, con esta formación arriesgada, tenemos el clásico "No es una campaña, es una reunión informativa". Pudimos atestiguar algo similar en estos días pasados, especialmente con los del equipo de Morena, que fueron desfilando, uno por uno, ya sea desde sus casas o municipios, para inscribirse al proceso interno de su partido acompañados de sus simpatizantes. Cabe mencionar que la mayoría de ellos (salvo el exdelegado de Bienestar, Manuel Huerta), no han renunciado a sus encargos actuales. Para justificar sus actos y apariciones públicas es común que organicen reuniones en las que comparten sus ideas, discuten problemas del estado y hasta reparten abrazos. Pero, ¡cuidado! aunque esto parezca una campaña es, en realidad, una "reunión informativa", donde, por supuesto, no se pide el voto ¡sólo el amor y apoyo incondicional!
Acercándose al medio tiempo, tenemos el "Calendario de actividades". Cada aspirante llena su agenda de eventos con mítines, discursos y recorridos por el estado. Cabría la pregunta, ¿es esto una campaña anticipada? Según ellos, no. Es simplemente "informar" a la ciudadanía sobre sus planes y sus resultados durante su actual encomienda.
Empezando el segundo tiempo, llega el momento de intensificar la ofensiva de su equipo y preparan la estrategia llamada "No estamos pidiendo el voto, sólo queremos demostrar nuestro afecto". Los aspirantes aseguran que no buscan votos y apelan al infame “Amor con Amor se Paga”, difundido hasta el hartazgo por su máximo jefe político, el presidente López Obrador. Simplemente están midiendo fuerzas y simpatías en un concurso de popularidad; pero recuerden, no es una campaña, ¡es una manifestación espontánea de cariño electoral! Curiosamente, en esos eventos “orgánicos” siempre podemos ver desfilar a un sin número de burócratas. Algunos por convicción personal, pero me atrevería a ser mal pensado y creería que la mayoría son obligados a asistir. No es ajeno a casi ninguno de nosotros que ese ha sido el modus operandi de este gobierno actual, al obligar a sus trabajadores a participar en todas las ocurrencias que el Jefe del Ejecutivo Nacional ha tenido a lo largo del sexenio, incluyendo eventos de proselitismo político a favor de su partido, Morena.
Al igual que en un juego de máxima tensión, acercándose al minuto 90, el que marque más goles que el rival es el que definirá al ganador, que sólo puede ser uno (en este caso una). Aunque todo parece indicar que la cosa está muy decantada a favor de la todavía Secretaria de Energía, Rocío Nahle, el resto de suspirantes no se darán por vencidos de manera tan sencilla; sobre todo, sin haber asegurado su futuro político inmediato. Habrá senadurías, diputaciones locales y federales, y hasta encargos en el Gobierno Federal en juego. Lo que es seguro es que antes de bajarse de cualquier contienda, todos los que no consigan levantar el anhelado trofeo, en este caso la Coordinación Estatal de la 4T, se llevarán unos grandes premios de consolación que se tendrán que repartir hábilmente. Eso sí, tendrán que hallar la manera de dejar satisfechos a los participantes con todo y sus bases de seguidores, porque, sin unidad, las cosas se le pueden complicar al partido guinda.
Sea como sea, hay que reconocerle a los precandidatos a la gubernatura de Veracruz que demuestran una habilidad asombrosa para esquivar las reglas electorales, todo bajo el omiso ojo del árbitro electoral (OPLE). Quién sabe, tal vez después de las elecciones veremos una nueva serie o reality show de Netflix: "Jugando en el Límite de la Ley", donde los políticos compitan por demostrar su destreza en el arte de la ambigüedad legal. ¡Esperemos que al menos tengan buenos ‘tacos’ que les permitan esquivar el offside!
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