Por: Alejandro Bustos
Para entender a México hay que recorrerlo; salir a sus calles, hablar con el señor de la tienda de la esquina, con los taxistas, con los meseros, con los moto repartidores, con los estibadores en los mercados, con los maestros o con los padres de familia, por mencionar sólo a algunos.
A menudo tengo esta conversación con mis amigos, y es que considero que es importante que todos nosotros (yo incluido) salgamos de esa burbuja ideológica que nos blinda de conocer otras realidades distintas a las que estamos acostumbrados. Para quien no esté familiarizado con el término correcto, este fenómeno se le conoce como ‘Cámara de Eco’, y se emplea para describir situaciones en las que las personas estamos expuestas principalmente a información que refuerza nuestras propias creencias o ideología, y que limita la exposición a distintas perspectivas; sobre todo, en redes sociales.
Es muy común que este fenómeno se dé en nuestro círculo cercano, después de todo por eso son nuestras amistades: porque mayoritariamente coincidimos en una manera de pensar. No obstante, es alarmante que esa especie de escudo nos aleje de palpar la realidad.
Como decía en un principio, basta con tener una conversación con el mexicano de pie para abrir el paradigma que tenemos preconcebido y conocer sus preocupaciones. En este caso, destacan especialmente tres: el desempleo, la inseguridad y la educación.
A los padres les preocupa que sus hijos tengan qué llevarse al boca y que la inseguridad no ponga en riesgo su integridad física cuando anden en la calle.
Les preocupa, también, el desempleo y los pocos ingresos; sobre todo, cuando la inflación impacta de manera brutal en sus bolsillos, porque es innegable que es un fenómeno en el que todos nos echamos las manos a la cabeza cada vez que vamos al super y solemos llevar menos de lo que acostumbrábamos hace un par años debido al desproporcionado precio de los productos más básicos.
En el tema de la educación, hemos atestiguado una reacción unánime por parte de las sociedades de padres de familia, quienes se han organizado para expresar su descontento con la situación de la educación pública en México. Esto se ha destacado especialmente debido a la molestia que han generado los nuevos y polémicos libros de texto, así como el plan de estudios que omite hechos históricos o incluso los distorsiona, elimina conceptos de matemáticas básicas, incluye faltas ortográficas imperdonables y promueve la educación sexual explícita.
Y aquí es donde nos dividimos y resaltan las diferentes maneras de vivir dentro de esa burbuja de la que hablaba al principio de esta columna respecto a las prioridades del mexicano.
Diferentes realidades.
Como he comentado en otras aportaciones en este mismo espacio, no es ningún secreto que, en este momento, el espectro político de la sociedad mexicana está claramente inclinado hacia la izquierda y sus derivados: la ultra izquierda marxista, la izquierda progresista moderna, la “verdadera” izquierda y la izquierda morenista que es, a su vez, una combinación de todas las anteriores.
Por todo ello, es que la mayoría de los políticos apelan a hablarle solo a esa parte de la sociedad. Si usted revisa minuciosamente las propuestas de todos los partidos políticos, se dará cuenta que todos parecen una variación de lo mismo, con colores diferentes pero con un común denominador: excluyen a un sector más conservador de la sociedad.
Hace unos días, me tocó estar presente en una reunión con una persona que aspira a encabezar el Frente Amplio por Veracruz, y genuinamente me dio mucho gusto escuchar que el grupo de ciudadanos con los que se reunió, le manifestaba preocupaciones diferentes que muchos tienen pero pocos se atreven a mencionar en público; como, por ejemplo, un padre de familia le cuestionó acerca de qué pensaba hacer respecto a la agenda que pretende impulsar la ideología de género en las escuelas, o su postura respecto a los sanitarios que algunas personas transexuales desean compartir con mujeres, así como la inclusión forzada de miembros de la comunidad LGBTQ+ en la política, entre muchas otras.
Me di cuenta de que no eran temas que tuviera previsto abordar, ya que en otros contextos, la mayoría de los candidatos optan por respaldar incondicionalmente esas posturas progresistas; sin embargo, en esta reunión, la dinámica fue diferente: los asistentes expresaron su preocupación acerca del avance de esta agenda y lo hicieron de manera muy clara.
En este punto de la lectura, usted, estimado lector, quizás se preguntará a qué se debe este aparente desinterés en general a abordar estos temas. La respuesta es muy sencilla: simplemente, en este momento, no es una prioridad. México tiene suficientes problemas, como los que ya hemos analizado, que van antes que la agenda antiprogresista que ni de chiste se puede considerar entre las 5 cosas que más preocupan a un mexicano.
Otra de las razones, es que todavía no se ha posicionado bastante en el foco nacional pero irremediablemente para allá va. Algunos vemos con preocupación como cada vez se abren más espacios públicos para ser ocupados por personas que se identifican como pertenecientes a un grupo minoritario y su acceso se garantiza sólo por el hecho de formar parte de ese ente sin ningún merecimiento profesional. No me mal interprete, no estoy en contra de la inclusión; me gusta que las mujeres y los hombres seamos iguales ante la ley, y tengamos las mismas oportunidades de crecimiento académico y profesional, simplemente creo en la meritocracia y soy un convencido de que los espacios en la función pública (como en cualquier orden de la vida) deben ser ocupados por las personas más capaces y con la mejor preparación para desempeñar el puesto que se les asigne, sin discriminar en razón de su género, raza, creencias religiosas o preferencias sexuales.
De acuerdo con el INEGI, en México 5 millones de personas se autoidentifican con una orientación sexual y de género perteneciente al LGBTQ+. Si tenemos en cuenta que México cuenta con un aproximado de 126.7 millones de habitantes, estas personas son aproximadamente un 3.95% del país; dicho de otra manera, es una inmensa minoría que la clase política está priorizando, no precisamente la ciudadanía.
Por lo que cabe la pregunta, ¿si la inclusión se ha diseñado para beneficiar a este sector de la sociedad, por qué se le da trato un especial si no representa a la mayoría de pueblo mexicano?
Debemos recordar que la política no debe ser una moneda de cambio de votos, sino un vehículo para elegir líderes capacitados que representen verdaderamente a toda la sociedad; y nosotros, como mexicanos, entender que hay distintas prioridades en un país tan amplio.
Todos somos contribuyentes por lo que somos los que pagamos los altos salarios de los políticos. De hecho, si empezáramos a exigir que nuestro dinero fuera mejor empleado, seguramente obtendríamos mejores funcionarios públicos, así como candidatos políticos que entiendan que deben hablarle también a otro sector distinto al de la izquierda, ya que, ahora mismo, el sector libertario o el conservador no tienen representación.
Fuentes:
1.- Crimen y violencia, lo que más le preocupa a los mexicanos
https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2023/08/24/crimen-y-violencia-lo-que-mas-preocupa-a-los-mexicanos/
2.- Estádisticas a propósito del día internacional del orgullo LGBTI+
https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=8272#:~:text=En%20México%2C%205%20millones%20de,de%20Género%20(ENDISEG)%202021.
3.- Polémica por los libros de texto: la justicia pide revisarlos y el Gobierno busca entregarlos sin cambios en las escuelas
https://elpais.com/mexico/2023-08-02/polemica-por-los-libros-escolares-la-justicia-pide-revisar-los-textos-y-el-gobierno-busca-entregarlos-sin-cambios-a-los-colegios.html
4.- Docentes y padres de familia de NL protestan en rechazo a libros de texto de la SEP
https://www.elsoldemexico.com.mx/republica/docentes-y-padres-de-familia-de-nuevo-leon-protestan-en-rechazo-a-libros-de-texto-de-la-sep-10477899.html
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