Andi Uriel Hernández Sánchez
Han pasado más de 45 días desde que todos los antorchistas del país nos conmocionamos con la terrible noticia de que nuestros compañeros Conrado Hernández Domínguez y Mercedes Martínez, líderes de la organización en el estado de Guerrero, habían sido sanguinariamente asesinados, junto a su pequeño hijo de tan solo 6 años de edad y las autoridades de procuración de justicia no han podido o no han querido encontrar a los responsables y encarcelarlos de por vida como se merecen. Por ello, hemos pasado del luto a la indignación y del llanto amargo a los gritos de protesta en contra de la violencia que azota nuestro país y en reclamo de justicia pronta y expedita para nuestros mártires.
Los cuerpos de nuestros compañeros fueron abandonados en las inmediaciones de Chilpancingo, capital de Guerrero y los detalles forenses proporcionados por la autopsia, sobre la forma en cómo sus verdugos les arrebataron la vida, no dejan lugar a dudas de que se trató de un acto cometido por verdaderas bestias, de un crimen de odio, cuyo único móvil posible fue sin duda la militancia de Conrado y Meche en las filas del Movimiento Antorchista, su trabajo honrado y persistente al frente de miles de familias humildes a quienes ayudaron con su liderazgo a mejorar su vida.
No hay palabras decentes para calificar la atrocidad con la que el antorchismo nacional fue agraviado y es seguro que miles de mexicanos buenos y honrados, sienten la misma indignación al enterarse de tan cobarde crimen, resultado directo del clima de violencia extrema y de intranquilidad que desde hace varios años crece como un cáncer en nuestro país y ante el cual las autoridades, sean del nivel que sean y del partido político que sean, no han podido realizar acciones verdaderamente efectivas que le pongan alto. México está bañado por la sangre de miles de mexicanos inocentes asesinados y en las lágrimas de miles de familias que lloran a sus deudos sin encontrar justicia.
No queremos que la muerte de nuestros compañeros se sume a la larga estadística, que todos los días crece impunemente, de crímenes sin resolver en este país, no queremos que las autoridades den carpetazo al asunto ni que la opinión pública lo olvide. Nos negamos a aceptar que la muerte de una familia modesta y trabajadora, como cientos de miles que habitan nuestra patria, se vea como un hecho normal, como si fuera un acto de la naturaleza y que sus asesinos se paseen libremente en acecho de nuevas víctimas. ¡Exigimos justicia! Por Conrado, Mercedes y Vladi, y en su nombre, exigimos justicia para todos los miles de mexicanos inocentes que no la han encontrado. Estamos seguros de que nuestros compañeros, solidarios y sensibles como siempre fueron, estarían de acuerdo con ello.
Según los datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública, analizados por diversos periodistas y medios de comunicación, el sexenio del presidente Andrés Manuel Lopez Obrador se encuentra a punto de romper el récord de homicidios dolosos registrado en el gobierno anterior. Los datos del SESNSP revelan que entre diciembre de 2018 y abril de 2022 se han contabilizado en el país 118,732 homicidios, lo que hace creer a los expertos que a finales de este mes de mayo las muertes violentas podrían superar las 120.341, la cifra registrada durante los seis años de mandato completo del presidente Enrique Peña Nieto. Una cifra trágica que parece seguir creciendo como bola de nieve para desgracia de los mexicanos.
Según recoge el diario El Universal, el gobierno de López Obrador acumula 21 días con 100 o más asesinatos en 24 horas. Este dato supone un fracaso evidente de la estrategia nacional de seguridad dirigida por la 4T y justifica plenamente el clamor de paz y las acciones de protesta que los antorchistas hemos emprendido los últimos días, como una marcha multitudinaria en Chilpancingo, un mitin en el Zócalo de la Ciudad de México y múltiples cadenas humanas en las capitales de los 32 estados de la República.
No buscamos protagonismo político, tampoco medrar con la muerte de tres de los nuestros y mucho menos generar un conflicto artificioso con el gobierno del estado de Guerrero o con el gobierno federal, simplemente exigimos que el Estado, cuyo papel central es aplicar las leyes y brindar seguridad a los ciudadanos, haga su trabajo. Que la policía ministerial y la fiscalía de Guerrero investiguen los hechos, encuentren a los responsables intelectuales y materiales, los presenten ante los tribunales competentes y los sentencien con el máximo castigo contemplado en la ley. No pedimos trato especial ni preferencial, exigimos lo que por derecho nos corresponde.
Ahora tenemos el compromiso de la secretaria de Seguridad Pública federal, Rosa Icela Rodríguez de que habrá justicia en este caso, de que, por órdenes del presidente de la República, se buscará interlocución con la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, y con la fiscalía.
Agradecemos que recibiera a una comisión de nuestros compañeros encabezada por el Ing. Homero Aguirre Enríquez, vocero del Movimiento Antorchista Nacional, ahora todos los antorchistas estaremos a la expectativa de que estas palabras aparentemente de buena fe, se traduzcan en hechos concretos, que los asesinos estén en la cárcel. Ni más ni menos.
El próximo 6 de junio, más de 6 mil antorchistas de todo el país realizaremos una concentración masiva en Chilpancingo, en memoria de todos nuestros mártires y, particularmente, de Conrado, Meche y Vladi. Pero también será un acto de protesta en contra de la violencia que enluta a México y un fraterno llamado a todas las familias adoloridas y que exigen justicia, a que luchemos juntos, como parte de un mismo pueblo trabajador dispuesto a corregir todo lo que en este país está mal desde la raíz. Es lo menos que podemos hacer para honrar la memoria de todos nuestros caídos. |
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