En política las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir, ni antes ni después.
Como todo en la vida, a veces es necesaria una fuerte sacudida para ubicarnos en la realidad.
Los asuntos políticos no son prerrogativa de determinada clase social o grupo político. La política es una tarea en la que debe participar la sociedad entera. Esto no significa que todos tengan que convertirse en políticos o que todos deban aspirar a cargos públicos.
Es responsabilidad de los ciudadanos enterarse de la trayectoria de los políticos, de su experiencia y lo que hayan aportado para el beneficio de la comunidad.
Hay que escudriñar en sus acciones derivadas del encargo, pero respetar la vida personal de cada quien.
La sociedad es la que provee de políticos a la política. Si la sociedad tiene un nivel aceptable de madurez, esa misma sociedad tendrá como gobernantes a políticos maduros y capaces.
La política tiene cargas emocionales, pero los votantes no deben utilizar la parte emocional cuando se trata de emitir el voto.
El acto de votar es el nivel superior de un deber cívico. Pero también debe ser efecto de la razón consciente y responsable.
Cuando el votante elige votar por el candidato que le dicte la razón y el conocimiento, no se equivocará.
En 2018, el pueblo veracruzano votó mayoritariamente en favor del actual gobernador. Su voto fue emocional, y se equivocó.
Seis años fueron suficientes para reconsiderar que el voto debe emitirse con la fuerza de la razón. Los veracruzanos se dieron cuenta que un voto equivocado resulta demasiado caro económica, política y socialmente. De los errores se aprende, y Veracruz aprendió.
Las circunstancias por las que atravesó la entidad veracruzana, hicieron reaccionar a los diferentes grupos políticos y sociales para no repetir la historia.
Por eso mismo, para este proceso electoral los veracruzanos acordaron proponer como como candidato a gobernador a un político experimentado, en el cual concurrieran liderazgo, honestidad y visión de futuro; y poseedor de la inteligencia que se ocupa para resolver los problemas de un estado tan diverso, como lo es Veracruz. Además, que fuera bien visto por los militantes de todos los partidos opositores.
Sin darle muchas vueltas al asunto, voltearon a ver a José Francisco Yunes Zorrilla, Veracruzano de origen y ampliamente conocido en todos los municipios de Veracruz.
Con todos estos atributos, Pepe Yunes podría enfrentar con éxito a la candidata del oficialismo. Su experiencia sería aprovechada para diseñar la mejor estrategia de campaña. Y así fue. Quienes se fijaron en él, no se equivocaron.
En sus recorridos por la entidad veracruzana el candidato opositor, que conoce por su nombre a la mayoría de sus paisanos, fue dando a conocer sus propuestas, las que, por su viabilidad, recibieron el respaldo de las militancias de los partidos y de la sociedad civil.
En correspondencia, los ciudadanos le han ofrecido votar por él este domingo 2 de junio.
A pocos días de concluir las campañas, el candidato Yunes Zorrilla, ha rebasado a la a su contrincante.
Las expectativas de triunfo de Pepe son altas. La gente lo conoce como un político formal en su desempeño político, caballeroso y que cumple los acuerdos.
Pepe Yunes tiene todo el perfil de un estadista, como para hacer un papel decoroso como gobernador de Veracruz.
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