RECIENTEMENTE, el Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, compareció ante los legisladores locales, para reforzar, de alguna manera, lo que dice el documento presentado hace precisamente un mes, cuando por disposición constitucional, el mandatario se vio obligado a informar al pueblo veracruzano, vía los representantes populares, acerca del estado en que se encuentra su administración estatal.
Como siempre lo hace y esto ya parece una obsesión política, el Jefe del Poder Ejecutivo del Estado, volvió a arremeter en contra de los pasados gobiernos, sin decir los nombres, porque bien hay que entender que no todos los que le antecedieron fueron malos gobernantes. Veracruz, ha tenido gobernadores, buenos y malos, calificados así por el mismo pueblo a quien no se le va una. Ahí está Agustín Acosta Lagunes, Patricio Chirinos Calero, Rafael Hernández Ochoa, y si nos vamos un poco más lejos, porque no mencionar, incluso, al mismo Fernando López Arias. Se han dado casos también en que no se puede decir lo mismo y esto sí es reciente, hablando de Javier Duarte, o del mismo Miguel Ángel Yunes Linares, pero no todos, como lo hemos señalado, han sido malos gobernantes, por lo que ante todo, merecen respeto.
En sus tres años de gobierno, García Jiménez, se ha dedicado a derrochar honestidad y esto puede ser cierto, pero hasta en tanto no se hagan las evaluaciones correspondientes o se practiquen las auditorías, no se pueden tener los datos precisos, por lo que el Gobernador del Estado, debería preocuparse más por los resultados de su gestión que de su imparable necesidad de atacar al pasado, como si eso fuera suficiente para convencer al pueblo veracruzano.
Mucho se habla de honestidad, pero resulta después que tal versión es una forma solamente de hacer política, porque los números son los números y estos responden por cualquier administración pública. Si en el reciente pasado hay elementos suficientes para poder castigar a quienes se han robado el dinero de Veracruz, pues que se proceda, porque un solo caso, como es el de Tito Delfín, por cierto ampliamente cacareado, no es suficiente. Ahí está Miguel Ángel Yunes Linares, a quien solamente se le castiga con golpes políticos, pero que no se le ha querido tocar ni por la actual administración estatal ni federal. Eso es lo que le falta a Cuitláhuac García Jiménez, para limpiar, verdaderamente, la casa, ya que una cosa es barrer el patio a desempolvar los rincones, donde la suciedad se acumula, tanto en el pasado como en el presente.
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OTRO DOMINGO POLÍTICO.
TODO ESTÁ LISTO o debiera estarlo desde este momento para que el próximo domingo, los panistas se dispongan a reestructurar sus cuadros políticos en la dirigencia estatal. Después de varios acontecimientos que han puesto de cabeza
esta elección, finalmente, todo hace suponer que Joaquín Rosendo Guzmán Avilés, será el nuevo dirigente estatal de dicha organización política, con lo que se culmina con una serie de dimes u diretes, generados, sobre todo, desde el bunker del Estero, donde las cosas no andan bien, pues la preocupación es tanta en estos momentos que podría decirse que esta elección es lo menos que les interesa, pues los asuntos personales son los que acaparan en estos momentos su mayor atención.
Dicen que Miguel Ángel Yunes Linares, es un pendiente para la cuarta transformación y que podrían liberarse algunas acciones en forma definitiva para que se comiencen a cobrar las supuestas facturas políticas que se tienen en contra del clan Yunes. Que tal vez se comience, precisamente por Fernando Yunes Márquez, luego Miguel Ángel Yunes Márquez, porque sería una forma de cobrar, con creces, lo que debe el Yunes mayor a este gobierno. Buscan, al parecer, crear mayor dolor político y personal a quien ha ofendido, incluso, a quien manda a nivel nacional.
Aunque eso poco se vale, es posible que se experimente a partir del primero de enero próximo. Mientras tanto, la otra parte del interés político de los Yunes, parece que está por concretarse el próximo domingo, donde estaría, sin duda, la mayor parte del panismo.
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FERNANDO YUNES MÁRQUEZ, DESCOBIJADO.
AUNQUE SE ESPERA el resultado del último recurso interpuesto, lo más seguro es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, ratifique la anulación de las elecciones municipales en la ciudad y Puerto de Veracruz, por lo que se sabe que desde ahora todo está dispuesto, también para que el próximo fin de año, los legisladores procedan al nombramiento de un Consejo Municipal, que gobierne hasta en tanto no se tenga un nuevo proceso electoral y haya autoridades municipales definitivas en esta administración municipal.
Pero eso es lo de menos, al parecer lo más importante, en todo caso, son las consecuencias políticas que vendrán en cascada, precisamente, porque el actual alcalde tendrá que responder los desfalcos que se han detectado por el Orfis, cuyas denuncias ya se encuentran en manos de la Fiscalía General del Estado.
No está equivocado el actual alcalde de la ciudad de Veracruz, al adelantarse a predecir que una vez terminada su gestión, podría ser detenido. Él mejor que nadie sabe lo que está ocurriendo y que podría ser definitivo al iniciar el próximo año.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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