A lo mejor es bueno para el choro mediático (aunque no logra convencer ni a los suegros que le tocan), pero definitivamente para cuestiones financieras nomás no tiene ni un ápice de conocimiento.
Eso sí, la vieja estrategia de tirar lodo del chiquero en que se revuelca: para eso le pagan, para eso es del círculo muy íntimo del Tío Dante. Tiene que defender al filósofo del que es mancebo.
Gil, como el personaje de Los Simpsons, sólo quiere brillar, pero no cruza más allá de ser un mediocre.
Y sí: sólo hace lo que ordenan. Nada más.
Es evidente que las finanzas básicas no son el fuerte de la universidad en línea a la que “asistió” Sergio Gil, pero se aventó como si fuese experto en la materia. Ya sabe, egresado de esas universidades patito que regalan licenciaturas como si fuesen dulces.
Pero Gil no sólo opta por el engaño, también por la desmemoria.
La neta, ¿no le da vergüenza hablar de un tema que no sabe? ¿En verdad un personaje así tiene la estatura para hablar de deuda? ¿Se acordará cuando su líder moral fue entambado precisamente por transarse el dinero de Veracruz para hacer obra pública? ¿Que se autocompraba el cemento en empresas a nombre de su familia? ¿A poco cree que ya se le olvidó a la raza?
Vaya atrevimiento del Gil para aventarse al ridículo.
Lo que le duele a Gil, a su líder y a toda la bola de secuaces que hasta hicieron el ridículo en Plaza Lerdo la vez pasada (cuando no juntaron ni la gente que llega a la cola de las tortillas) es que las finanzas de Veracruz están siendo saneadas.
Le que duele a esos amantes de la corrupción y los negocios al amparo del gobierno, es que ahora sí hay estrategias financieras de alto nivel para reestructurar la deuda que dejaron. El chiquero administrativo de tanto que robaron.
Pero no, Gil no logra dimensionar que concluir un crédito anterior contratando uno nuevo no es sinónimo de un incremento en la deuda (circunstancia conocida hasta por quienes al revisar su correo electrónico advierten publicidad de los bancos que llevan por título: “Cambia tu deuda, con nosotros pagas menos”) o simplemente pone en evidencia una triste realidad: busca de manera patética atraer la atención sobre sus limitados conocimientos financieros.
No hay que ir muy lejos: ahí están las calificadoras y el propio Sistema de Alertas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (alguien que sepa internet, que le explique al tal Gil) que están colocando otra vez a Veracruz en un nivel muy alto como no se había visto hace mucho; gozan de una buena salud.
Al final de cuentas, lo que les arde es que ya no pueden meter las manos a ese gran presupuesto. Tuvieron hace poco dos años, pero no pudieron más que cobrar unos cuantos chequecitos de salario… y adiós.
En los próximos días, Gil deberá replantear su pensamiento, su estrategia de golpeteo, porque sencillamente este tema no podrá crecer más allá de lo que es una realidad matemática de las nuevas finanzas públicas de Veracruz, totalmente alejada de criterios subjetivos o inventados.
Pero téngale lástima, sólo quiere sus 15 minutos de fama y que Tío Dante lo apapache. |
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