En 2018 hubo un voto de castigo, de hartazgo, de descontento social en México. La gente ya estaba harta de los malos gobiernos, de los negocios al amparo del poder, de la corrupción, los excesos.
Antes, en 2006, Andrés Manuel López Obrador habría ganado la elección presidencial contra el panista Felipe Calderón, pero se habla de un fraude electoral o de una votación muy cerrada que dividió al país en dos. “Haiga sido como haiga sido”, Calderón fue presidente, pero no pudo sostener al panismo en el poder.
Luego vendría el peñanietismo, con escándalos como la Casa Blanca o los gobernadores priístas que creyeron que se había regresado a los tiempos de “robo todo y nadie me dirá nada”. El PRI había tomado el poder, pero perdió también la oportunidad de sostenerse.
Quizás la llegada de AMLO era necesaria, porque ya era urgente despresurizar al país. Otro fraude electoral iba a ser insoportable. La gente ya estaba harta y por eso salió a las urnas a votar masivamente el 1 de julio de 2018, donde 30 millones dieron su confianza al “Peje”.
Y esa elección de 2018 fue una de las más altas del país (poco más del 63%), arrasando no sólo en la votación presidencial, sino ganando estados clave y diputaciones. Muchos que en su vida nunca pensaron que iban a tener un cargo de elección popular, sencillamente no se creían el día cuando resultaron electos por el partido Morena.
En Veracruz se fue cocinando poco a poco desde antes: en 2015, ganaban sus primeros distritos federales en Xalapa y Coatzacoalcos con Cuitláhuac García Jiménez y Rocío Nahle García, respectivamente, sorprendiendo a varios de los que estábamos la noche del 7 de junio en la sede del Comité Estatal del PRI viendo los resultados electorales y la entrada de Morena al escenario estatal.
Para 2016 (buscando la gubernatura de dos años) Morena volvió a avanzar ganando en las alcaldías de ciudades importantes y quedando en tercer lugar en la gubernatura, en su primer intento. En ese entonces ganaría Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, sobre su primo Héctor Yunes Landa, del PRI, cuyo partido sufría la primera dolorosa derrota de perder por vez primera la gubernatura de Veracruz.
En 2018 la historia fue otra: Presidencia de la República, gubernaturas, mayoría del Congreso federal, Senado, congresos estatales, etc. La marca, el movimiento, el nombre de López Obrador, hizo tremendo impacto en la historia política nacional y todo lo ganó Morena. En Veracruz, Cuitláhuac García se convertiría en el candidato a gobernador más votado.
Desde ese entonces se comenta que una parte del hartazgo contra los Yunes (tanto los del PAN como los del PRI) provenía de los grupos que el exgobernador choleño mandó por un tubo una vez que ascendió al poder: se negó a pagar deudas de proveedores, le cerró el paso a medios de comunicación, comenzó una cacería de brujas contra políticos del sexenio anterior; aparte, no terminaron los problemas de inseguridad, pues hasta cuerpos desmembrados le fueron a dejar en Xalapa en al menos dos ocasiones, así como a su secretario de Seguridad Pública, Jaime Téllez, en su despacho de Veracruz.
Entre estos grupos, había priístas que habían quedado fuera del poder y comentaban que se la iban a cobrar a Yunes Linares; hay versiones de que finalmente fueron los que inclinaron la balanza a favor de Morena cuando vieron que definitivamente el candidato tricolor Pepe Yunes iba enfilado a una estrepitosa derrota: la peor del PRI en toda su historia política en Veracruz.
Una votación de un millón 667 mil 239 de veracruzanos fue la que llevó a Cuitláhuac García Jiménez a la primera magistratura en el estado, entre base morenista y los que se sumaron para castigar a los Yunes. En segundo lugar quedaba el hijo del entonces gobernador, con un millón 453 mil 938 sufragios.
BASE MORENISTA
Desde hace rato se cuestiona de cuánto es realmente la base morenista en Veracruz.
En las elecciones de diputaciones y ayuntamientos de 2021, Morena alcanzó una votación de un millón 417 mil 707 con sus aliados PT y Verde, en el caso distrital, y 988 mil 431 en el caso de los municipios. Por mucho la base de la votación de Morena sobre los partidos “fuertes” de oposición: el PRIANRD apenas tuvo 641 mil 194; Movimiento Ciudadano, con 281 mil 469.
En teoría, la base de Morena en Veracruz en esos momentos fluctuaba en 980 mil y un millón 400 mil.
La reciente consulta de Revocación de Mandato, al final, se puede traducir como una muestra de una encuesta (carísima, por cierto, pero contundente) para medir el músculo del partido en el poder y da datos interesantes que no tienen nada de desperdicio.
En sí (en la opinión de quien esto escribe, con un “bull” a la mano) los sufragios emitidos este domingo son el voto duro de Morena. En los hechos, toda esa votación que salió a las calles este 10 de abril fueron de los cientos de miles de simpatizantes obradoristas y unos cuantas decenas de miles que emitieron su sufragio para pedir que AMLO fuese revocado. La diferencia es que el músculo de López Obrador fue muy fuerte, con todo y que no se instalaron todas las casillas que tuvo en 2018 y hubo apatía por quienes no les interesó la consulta.
De una gran muestra estadística de 17.77% de la Lista Nominal de 92 millones 823 mil 216 electores, son 15 millones 159 mil 323 los que respaldan a AMLO y ratificaron su mandato con 91.8%. Sólo un millón 063 mil 209 votos (que responsablemente salieron a emitir su opinión) dijeron que preferirían ver a López Obrador revocado de la Presidencia de la República, representando el 6.4%.
En los hechos, son 15 millones de votos a favor de AMLO. Si fueron menos, es porque hay una lógica irrebatible: hubo menos casillas y no era una elección formal. Otro factor pudo haber sido que existió falta de información por parte del ente organizador (el INE) respecto a la consulta: no son pocos los que me han platicado que desconocían el procedimiento, en dónde iban a votar o qué iba a pasar, de qué se trataba.
No obstante, por la tarde este lunes, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, calificó como “exitosa” la consulta “que llegó para quedarse y podría repetirse todos los años”. Lo anterior, en entrevista con los comunicadores Gabriela Warkentin y Javier Risco.
En Veracruz los datos fueron muy alentadores para la 4T: participó el 26.88% del padrón electoral (un millón 585 mil 723 votos) de una lista nominal de 5 millones 897 mil 441votantes, de los cuales un millón 476 mil 850 votaron a favor de que AMLO se quede en la Presidencia, mientras que apenas 72 mil 369 pidieron su revocación.
Casi un millón y medio de votantes, en teoría, es el voto duro de Morena en Veracruz y aumentó poco más con relación a la elección más reciente de 2021. En la consulta del domingo, sólo el Estado de México fue la entidad con mayor padrón que le ganó a Veracruz, con un millón 900 mil.
Así que, de hecho, si hubiesen habido elecciones este domingo, Morena hubiese vuelto a salir con un alto número de votación ante una oposición débil y dividida, que en elecciones recientes se ha ido desdibujando.
SE PERDIÓ LA OPORTUNIDAD
Por la mañana, en distintos noticieros hubo voces críticas serias que decían que la oposición había perdido una “oportunidad histórica” para revocar al presidente. Hace unos días, por ejemplo, en un ejercicio similar, el primer ministro de Pakistán fue removido del poder por la pérdida de confianza; es decir, es una práctica democrática que no es simple ocurrencia de AMLO, sino que se realiza en otras partes del mundo.
Sergio Zaragoza, de la encuestadora “México Elige”, comentaba en el noticiero de Ciro Gómez Leyva algo que me parece muy sensato de repetir: no se puede decir que ganó la democracia cuando hubo un 85% de abstención; que no hay victoria para nadie y hubo una oportunidad desaprovechada por parte de la oposición para hacer valer su influencia e incluso llamar a revocar al presidente, pero no lo aprovecharon.
Mientras, López Obrador, según la casa encuestadora, alcanzó hasta hace poco el 55% de popularidad en el país, con 15 millones de votos que (la neta, padre) difícilmente obtendría un candidato de la oposición a estas alturas.
A ver cómo les va en 2024. |
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