Veracruz tierra generosa y cuna de gente buena, donde alguna vez llegaron los conquistadores y pisotearon nuestros cultivos, lastimaron nuestra raza y saquearon nuestra riqueza; se llevaron todo lo que quisieron y no se lo acabaron.
Vinieron otros saqueadores e hicieron lo mismo, pero tampoco lograron terminar con la riqueza de Veracruz; hasta que llegaron los expertos en saqueo respaldados por un partido político y entonces sí las cosas cambiaron.
3,500 millones de pesos fue la primera deuda contraída en el ocaso del sexenio de Miguel Alemán, cuyo destino dicen que voló por los aires y aún sigue volando.
Con esa deuda nació el 2% de Impuesto sobre Nómina el cual era la garantía, de manera que, aunque hubo oposición y defensa de una parte del sector empresarial, otra parte se solidarizó con el gobernante, tal vez por el compromiso de que lo recaudado por ese impuesto se invertiría en obras de infraestructura y que se beneficiaría a empresas constructoras veracruzanas para su realización.
Con Fidel Herrera no sólo creció la deuda, sino que además inició un saqueo de las finanzas públicas que fueron derrochadas en las campañas electorales siguientes en donde corrió dinero a manos llenas, pintando los resultados de color rojo.
La obra pública enriqueció a constructores consentidos del gobernante y no fueron precisamente empresas locales sino de Oaxaca y Puebla. En ese sexenio se abusó de la simulación y el sobre precio de todo lo que se hizo. El diezmo se duplicó y triplicó en forma descarada. Pero ese no fue el único daño que hizo FHB a los veracruzanos, porque como puntilla puso de sucesor al peor gobernador que haya existido jamás.
Duarte sí contrató empresas locales, pero no les pagó porque estuvo rodeado de una pandilla de ambiciosos que aprovecharon la inmadurez del gobernador para robar a manos llenas y no dejaron para pagar a los proveedores y constructores por lo que el daño fue peor.
Con Yunes llegaron proveedores poblanos y chilangos, haciendo a un lado a los locales; evadiendo el compromiso que hizo durante su campaña, de pagar a los proveedores agraviados por el duartismo y en vez de pagarles los acusó de empresas fantasma para justificarse y poder destinar los recursos hacia la campaña electoral de su hijo.
La evaluación de los daños nos arroja una terrible realidad: Veracruz está quebrado; por fin lograron saquearlo y postrarlo en una lastimosa condición de difícil recuperación. Pusieron sobre la espalda de los veracruzanos una enorme deuda que por más de 30 años estaremos pagando, si es que no continúa creciendo y volviéndose en una deuda eterna.
Es así como caímos en un terrible bache, pero ahora ¿cómo saldremos?
Las deudas se resuelven pagando; pero para pagar hay que tener dinero; el dinero se consigue trabajando duro y administrando con disciplina; pero para alcanzar el éxito se debe tener un plan y una estrategia correcta que involucre también a los actores correctos.
Hoy Veracruz tiene un nuevo gobierno y también nuevos funcionarios; en sus manos está el diseño de la estrategia y su ejecución. El margen de maniobra es muy estrecho, no hay lugar a errores.
Caímos en la crisis al ignorar a las empresas locales y privilegiar a las empresas foráneas, cuyo beneficio impacta otras tierras y no las nuestras. Es tiempo de enmendar el rumbo y reactivar las empresas veracruzanas dándoles trabajo y pagándoles oportunamente.
Esto permitirá la recuperación de miles de empleos perdidos y reactivará la economía de Veracruz, aumentando las posibilidades de resolver en menor tiempo el problema de la deuda.
La pelota está en la cancha del Gobernador Cuitláhuac García Jiménez y de su equipo de colaboradores, muchos de ellos lamentablemente inexpertos y que pudieran actuar de forma irracional y contraria a lo que Veracruz necesita. No se los permitiremos.
Si hacen lo correcto, Veracruz volverá a sonreír; de lo contrario, se los demandaremos, claro que si.
* Empresas SOS |
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