En los últimos días, en todo el mundo se ha estado hablando del conflicto entre Israel y Palestina. La mayoría de los medios de comunicación occidentales al servicio del imperio Yanqui son totalmente parciales y confusos en la versión que publican sobre este conflicto, condenando a Palestina y pintando a Israel como la víctima. Sin embargo, una parte de la prensa imparcial y objetiva de México y de otros países no alineados con los Estados Unidos dan otra versión de los hechos, lo que nos permite hacernos una idea más completa y objetiva del problema
Como lo hemos dicho en otras ocasiones, el materialismo histórico nos enseña, que si queremos comprender la verdadera naturaleza de todas las cosas y fenómenos de la realidad debemos analizar su origen y evolución a lo largo del tiempo, es decir, conocer su historia. Todos los fenómenos del tipo que sean, nacen, crecen, se desarrollan y mueren. De los caduco surge los nuevo y, como dijo, el filósofo griego Heráclito de Éfeso: las cosas siempre están dejando de ser para llegar a ser.
En los fenómenos de carácter social conocer la historia se vuelve más necesario porque interfieren los intereses de carácter económico de las diferentes clases sociales, de las grandes potencias imperialistas y los intereses que se ocultan tras los discursos políticos, los eufemismos y las noticias de los que están detrás de los grandes medios de comunicación. Se hace necesario e indispensable comprender con precisión cuales son los distintos intereses de los sectores sociales involucrados en el conflicto.
¿Cómo empezó el conflicto en Palestina? Según una de las revistas más serias de análisis político que existen en el país, la revista semanal buzos de la Noticia, este problema se remonta al año 1947, debido a que, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, las potencias vencedoras de este conflicto, Estados Unidos y sus aliados europeos promovieron y alentaron la migración de miles de judíos europeos a territorio palestino.
Los judíos sionistas forman parte de una corriente ideológica y religiosa que sostienen que el el territorio Palestino les pertenece porque es la Tierra Santa prometida para ellos desde tiempos bíblicos y porque en esta zona se encuentra varios sitios sagrados para su religión como la ciudad de Jerusalén o el Monte de Sion.
Sin embargo, este territorio ya se encontraba poblado por una nación que se denominaba Palestina, que existía cuando menos desde el siglo VII después de Cristo y que durante más de 1,300 años había existido en esta región. Los palestinos constituían un pueblo que había desarrollado su propia cultura, su forma de organización económica y política, que se identificaba con la tierra en la que trabajaba; un pueblo que hablaba árabe y que en su mayoría profesaba la religión islámica.
Evidentemente esta situación generó un conflicto entre los que llegaron y los que ya estaban ahí. A pesar de ello, Estados Unidos y los países imperialistas de Europa crearon lo que hoy se denomina Israel con la población invasora, por así convenir a sus intereses económicos y geopolíticos en el Medio Oriente. Como consecuencia de este conflicto que degeneró en enfrentamientos, en 1947 la Asamblea General de la ONU acordó dividir el territorio palestino en dos partes con gobiernos distintos, el 54% quedó en manos de los judíos invasores y el 43% en poder de los palestinos.
No conforme con esto en 1948, un año después de este acuerdo, Israel se apoderó por la fuerza armada de otra parte del territorio de Palestina, lo que significó un éxodo forzado para más de 750 mil palestinos que se vieron expulsados de parte de sus tierras y se aglomeraron en lo que quedó de su territorio que cada vez se hacía más pequeño.
Desde entonces y hasta la fecha, Israel llevó a cabo una serie de guerras en contra de los palestinos para seguir apropiándose de mayor cantidad de territorio e ir disminuyendo la población árabe. Paralelamente a esta situación se generó una reacción de parte de sus países vecinos, de mayoría árabe, como Egipto, Siria, Líbano, Jordania e Irak con quienes Israel ha entrado en guerra muchas veces, y en todas las ocasiones los ha derrotado con el apoyo militar y financiero de Estados Unidos, lo que le ha permitido a Israel apoderarse de más territorio, expandiéndose también a costa de sus vecinos.
La ambición expansionista de Israel llevó al extremo de que actualmente Palestina quedó reducida a dos zonas: una de estas es Cisjordania que es gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, en la que éstos viven vigilados y son constantemente hostilizados por el ejército israelí; la otra zona es la Franja de Gaza, un pequeño enclave de apenas 360 kilómetros cuadrados en la que viven poco más de 2.2 millones de palestinos y que se encuentra gobernada por el grupo nacionalista Hamás, que en 2006 ganó las elecciones libres por una mayoría de más de 600 mil votos. Sin embargo, Israel junto con Estados Unidos y sus aliados europeos se han opuesto a que estos territorios sean reconocidos como un país soberano con reconocimiento pleno de la comunidad internacional y con derechos frente a los demás países.
Este último territorio, la Franja de Gaza, se encuentra bajo un bloqueo militar y económico por parte de Israel, pues todo el territorio se encuentra totalmente cercado y con vigilancia permanente del ejército israelí, por lo que muchos analistas la llaman: la prisión a cielo abierto más grande del mundo. Esto ha provocado que sus más de 2 millones de habitantes sufran la carencia permanente de alimentos, agua, medicamentos y otras necesidades elementales. Asimismo, servicios básicos como la electricidad, la salud y la educación se encuentran fuera del alcance de la mayor parte de la población.
Esta situación de total abuso y sometimiento hacia el pueblo palestino es la razón que explica, el ataque con misiles y la incursión que milicianos palestinos simpatizantes de la organización Hamás y otros grupos nacionalistas llevaron a cabo el pasado 7 de octubre sobre territorio de Israel, en lo que llamaron Operación Tormenta de Al-Aqsa. Es decir, es una acción en legítima defensa para tratar de liberarse de la brutal opresión israelita y estadounidense. Como siempre, los medios de comunicación occidentales defienden los intereses del imperialismo y están presentando dicha Operación de los palestinos, como hechos inexplicables y fruto de la pura maldad de los palestinos. Sin embargo, estos ataques, tienen una causa muy bien definida: defenderse de la implacable opresión que el gobierno israelí ha ejercido contra los palestinos, ensañándose principalmente contra quienes viven en la Franja de Gaza.
El fondo de esta cuestión es, pues, que se ha negado justicia al pueblo palestino por muchos años y se les ha perseguido y asesinado impunente por la ambición del imperialismo por tener el control del territorio palestino e influencia militar y política en Medio Oriente para apropiarse de las riquezas de esta zona, pero mucho más importante para ellos es la posición estratégica de estas tierras para contener y, en un momento dado, lanzar una embestida militar en contra de Irán, Líbano, Jordania, Siria y otros países de la región que son ricos en petróleo, gas y otros valiosos recursos naturales.
La periodista Isabela Arria escribió recientemente en el sitio web rebelion.org “Todos los gobiernos de Estados Unidos desde 1948 hasta la fecha otorgaron más de 158 mil millones de dólares a Israel para asistencia militar y armamento, según el informe de la Agencia Oficial de Investigaciones del Congreso estadounidense. Ningún otro país en el mundo recibió un monto de ayuda ni siquiera cercano. Al mismo tiempo, los gobiernos norteamericanos le permitieron a Israel desarrollar bombas nucleares para afianzar su presencia en Medio Oriente”.
Ahora, tras la Operación Tormenta de Al-Aqsa el gobierno de Israel que encabeza el primer ministro Benjamín Netanyahu, volvió a ensañarse con la población indefensa que vive en la Franja de Gaza. En respuesta a la Operación de las víctimas palestinas, el ejército israelita ha bombardeado indiscriminadamente campos de refugiados, escuelas, bloques de apartamentos civiles, mezquitas y barrios marginales en Gaza.
Algunos analistas como Thierry Meyssan, director de la red Voltaire, sostienen que la narrativa de que las enormes capacidades militares y tecnológicas de Israel fueron sorprendidas por la organización de Hamás es falsa, pues los servicios de inteligencia occidentales sabían de la preparación de la Operación y alertaron a Israel varias veces. Sin embargo, el gobierno de Israel permitió el ataque contra su población para poder justificar el despliegue de sus fuerzas sobre la Franja de Gaza con la intención de exterminar a la población de esta región. Una maniobra más, pues, de los guerreristas.
El objetivo de la masacre israelí es asesinar a la mayor cantidad de palestinos posible y dejar a la Franja de Gaza disfuncional e inhabitable. El régimen de Benjamín Netanyahu busca borrarla de la faz de la Tierra, un hecho confirmado el jueves 12 de octubre con el anuncio de que Israel está exigiendo que 1.1 millones de personas que viven en el norte de Gaza salgan de este territorio inmediatamente, según el portal wsws.org
El régimen de Netanyahu ha cortado todo el suministro de electricidad, agua y combustible para la población de Gaza, se trata de la implementación de un plan genocida de aniquilación de los palestinos y de control total de su territorio, lo que es ilegal, pues se trata de un crimen de guerra según el Derecho Internacional.
Este miércoles 18 de octubre el mundo entero se conmocionó con la noticia de que un hospital en el que se encontraban más de 4 mil palestinos refugiados fue bombardeado por el Ejército de Israel, lo que provocó la muerte de más de 500 personas en un solo ataque, en su mayoría niños y mujeres.
Son acciones que se parecen mucho a las del régimen nazi de Alemania contra los judíos en el siglo XX. Cuando los judíos hacinados en el campo de exterminio de Varsovia se sublevaron a principios de 1943 contra los nazis, el régimen de Hitler destruyó totalmente la ciudad de Varsovia algo similar a lo que ahora están haciendo los israelitas en Gaza. Esta masacre cuenta con el pleno apoyo y aliento de las potencias imperialistas de Estados Unidos y Europa occidental.
Así pues, el recrudecimiento de la embestida israelí contra Gaza debe verse en el contexto de la escalada de la guerra de Estados Unidos y la OTAN contra la construcción de un mundo multipolar y todos los pueblos del planeta que se oponen a sus planes de dominación mundial. Estamos viendo como el deseo del imperialismo norteamericano de apoderarse de todo el mundo cada vez más se convierte en una guerra directa y violenta contra las clases populares y trabajadoras de todo el mundo y la forma en como se ensaña contra los pueblos indefensos.
Hago un llamado a que asumamos una posición critica ante las noticias difundidas por los medios de comunicación mexicanos controlados por el imperio norteamericano, pues dicen mentiras en relación a estos hechos, condenando a las víctimas y exaltando a los verdaderos agresores. No debemos caer en este engaño, debemos hacernos claridad de los acontecimientos en todo el mundo para que los grandes monopolios de la comunicación no nos manipulen. |
|