Significado como el gran perdedor de la contienda por la candidatura de Morena a la presidencia de la república, Marcelo Ebrard es hoy por hoy el centro de las discusiones entre quienes se ocupan de todo lo relativo a la sucesión presidencial; una buena variedad de motivos lo explican, en, primer término porque es un personaje de relevancia política inmerso ahora en un escenario de singular coyuntura, pues su decisión para el futuro inmediato indudablemente impactará de alguna forma en el proceso electoral venidero; en segundo, porque Morena requiere de un Ebrard incorporado a sus filas en la campaña a favor de Claudia Sheinbaum, muy poco probable, por cierto. Pero, en todo caso, a Morena importa mucho que Ebrard no de el gran viraje y se adhiera al Frente Amplio, porque eso de la candidatura por Movimiento Ciudadano es una genuina vacilada, “… es el gran tema con Movimiento Ciudadano”, dice Ebrard y en seguida reflexiona sobre esa muy hipotética posibilidad aduciendo que si aceptara esa candidatura el comentario en contra suya se centraría en que su participación ayudaría a Morena. Una muy lógica inferencia pues en los hechos así sería, y tal condición, debe suponerse, está muy lejos de sus planteamientos actuales. Lo de la candidatura independiente de que habla el presidente con toda la jiribilla posible también queda a años luz de una decisión de Ebrard respecto al proceso electoral 2024.
Pero Marcelo es el Tema de hoy, decíamos, y los comentarios en torno a su reacción de inconformidad conllevan el cuestionamiento acerca de si no sabía que Claudia era la favorita y aun así participó con el riesgo inminente de perder. Oros refieren el asunto de la dignidad, por cuanto a que pese a lo disparejo del piso siguió y con ello validó el proceso, y como no resultó el ganador al más puro estilo de su ex jefe reacciona con furibunda acometida contra el proceso. Por supuesto, tendríamos que estar en los zapatos de Ebrard para razonar en torno a los motivos que lo impulsaron a creer en que podría cambiar la decisión del factótum morenista, no se olvide que como Secretario de Relaciones Exteriores de entre todos los colaboradores del presidente fue uno de los de mayor protagonismo, que sacó castañas del fuego e implementó acciones de las que solo ambos conocen. Durante la pandemia, Ebrard llevó el peso de la adquisición de las vacunas porque López Gatell no movía un dedo para hacerlo como labor inherente a su encargo. Pero ahora, el “hermano” Marcelo está casi enfrente, ya es solo un “buen amigo” con la libertad de adoptar la actitud que le sea conveniente, y se gana incluso la sugerencia de una candidatura independiente solo para quedar en otro segundo lugar. Informa Marcelo que el lunes 11 del mes en curso informará sobre el camino a seguir, incluye la posibilidad de presentar denuncia ante el los órganos electorales correspondientes, pero así deja el espacio de estos días a la especulación, aunque de esta, como ilación propia, debemos adelantar que no será candidato por MC, simplemente por la deducción lógica que de esa manera despejaría el camino a la interpósita persona que lo “venció” en la ruta de la candidatura, pues entonces ¿para qué tanto brinco? Una voz, la de Ricardo Monreal (otra víctima de las encuestas, y de Claudia, ésta en 2018 cuando quedó atrás en la competencia por la CDMX), debe estar susurrando en los oídos de Ebrard: “ya vez, te lo dije”. |
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