Hay nerviosismo.
No duermen, pero sueñan; se imaginan en el paraíso cuando están bien tatemados, y acuden a toda artimaña posible para posicionarse partiendo de la premisa: “de lo perdido lo que aparezca”.
Así se mueven localizados aspirantes a la gubernatura veracruzana por la coalición PAN/MC/PRI/PRD.
No traen nada, pero se abrazan a encuestas patito a sabiendas de que lo más seguro es que terminen negociando, buscando vender cara la zalea.
Acaso una senaduría para la hueva o una curul local o federal, para ganar fuero y hacer bisnes y, los locos y mañosos, pretenderán ser líderes del Congreso estatal, una cartera de Secretario, magistratura o cargo de primer nivel donde puedan colocar a toda la familia… y compadres.
¿Así es la política?
¡Un poco si!
Los “aspirantes” confunden la negociación con el acuerdo por Veracruz. Exigirán, acaso sin lograrlo, parcelas de poder cuando todo mundo sabe que no son nada.
Ello a pesar de presumir control sobre grupos de poder, organizaciones sociales y campesinas cuando en los hechos no controlan ni a la señora que les ayuda en su casa.
Son las rémoras de la política puestas de moda allá por el 2000 cuando se sucedió la alternancia, la pérdida del cuasi milenario poder priista para dar paso a una falsa pluralidad que solo sirvió para negociar y chantajear espacios de poder.
Hoy, en las puertas del 2024, cuando la federal y la estatal están por decidirse, supuestas cabezas opositoras que del 2018 para acá guardaron silencio, de pronto despertaron.
Se muestran animadas.
Andan de gira, se meten a taquear en los mercados, abrazando viejitos y besando niños y se la pasan gritoneando que será el próximo gobernador… o gobernadora.
Juegan sin jugar.
Solo traen “petate” pero se abrazan a encuestas patito que mandan a hacer como traje a la medida a casas encuestadoras que cobran (de acuerdo el sapo es la pedrada), o piden al compadre que tiene un hijo que le sabe a la compu, diseñe una gráfica donde los coloque en primer lugar.
¡Y listo!
Son tan solo el reflejo mediático de la fotografía del día, en donde en los hechos no se les ve posibilidad alguna, menos para levantar más de 1.6 millones de votos necesarios para competir con los chairos.
Así, hoy que se perfila el elegido, cierta prensa apresura la descalificación; muestra sus “fuentes bien informadas” para asegurar que tal o cual aspirante ya la traen en la bolsa ¡Puras jaladas!
Solo versiones de plumas que solo echan eso, plumas.
La tendencia de las encuestas, las serias por llamarlas de modo alguno, no son públicas. Están, por razones obvias, encriptadas.
Para los efectos y fines políticos, no tienen por qué ni para qué darlas a conocer, sobre todo, porque a valores entendidos a estas alturas está muy claro por dónde va la preferencia de la opinión pública, de la ciudadanía, del elector mismo.
¿Qué no hay nada para nadie?
En realidad, es muy relativo debido a que la gente ya no se traga la píldora.
Los veracruzanos sabemos que estamos en las puertas de la alternancia, que Veracruz vive un desastre peor al de 2018 y que si le va a apostar por uno de la Alianza, mínimo que tenga cartas de presentación no salpicadas por la corrupción, el engaño, el nepotismo y el compadrazgo.
Hoy en Veracruz, no es Diógenes el que busca al hombre.
Es la ciudadanía la que ya sabe quién es el hombre, por tanto, en el proceso de selección del candidato de la Alianza “Va por Veracruz”, no habrá trucos, ni trampas, tampoco mano negra (aliviada) ya que lo que está en juego es, ni más ni menos, Veracruz.
Y este no es un retrato del “tapado” es la semblanza del “destapado”.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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