Por Edgar Hernández*
Un halo de sospecha se cierne sobre la zacatecana al quedar al descubierto que su esposo José Luis Peña fue el operador de los moches de “Dos Bocas”, desde ese célebre penthouse de Villahermosa, que lo llevó a recaudar -para compartir- 80 mil millones de pesos, de una bolsa de 400 mil millones de pesos, costo de la refinería.
Rocío Nahle va en pos de Veracruz dejando un monstruo de fierro que no arroja un litro de gasolina, un Pemex bajo su tutela, en quiebra e impagable deuda, así como un feroz apetito por ministrar los 140 mil millones de presupuesto anual que maneja el gobernador de Veracruz.
Roció Nahle es de las grandes ligas, del billullo grande.
“Y les voy a decir una cosa, ya dijeron que queremos un gobernador que sea de Veracruz, no queremos una gobernadora que no conozca a Veracruz, pero además les voy a contar algo, que a lo mejor ustedes dicen: no me importa tanto; la refinería de Dos Bocas iba a costar 160 mil millones, hoy lleva gastados 400 mil millones y no funciona 18 meses después de inaugurada ¿Esto quieren para Veracruz? ¿Quieren una gobernadora inepta y corrupta?”, dijo Xóchilt Gálvez en su visita a Perote este fin de semana.
Y tiene razón.
No se puede confiar en quien está construyendo su gubernatura a la mala vía una elección de Estado.
Imposible entregarle el voto a quien modificó la Constitución que hoy permite que un no nacido en Veracruz pueda gobernar; imposible abrirle paso a quien ya se alió al crimen organizado para garantizar la victoria en las plazas bajo su control.
El 2 de enero arranca su precampaña en Agua Dulce, último de los municipios del sur del estado -casi se va a Villahermosa- porque no conoce más que Coatzacoalcos donde tiene una casa de visitas que eventualmente ocupó mientras el marido trabajaba para el sindicato petróleo de donde salió huyendo por transa y porque lo iban a meter a la cárcel.
José Luis Peña, el marido, es un ingeniero mecánico que llegó a ser subjefe de Mantenimiento en el Complejo Químico Pajarito, en Coatzacoalcos.
A finales del 2012, Peña ganó notoriedad en el círculo de los ingenieros jubilados de Pemex, pues durante un año y medio estuvo "viviendo" en el Hotel Prado, con desayunos, comida, cenas y viáticos que en ese entonces superaban los 150 mil pesos mensuales.
Cuenta el abogado, Rogelio Martínez, fundador de Morena en Veracruz y amigo cercano a la familia, que el sujeto de marras fue jubilado después de laborar más de 33 años en el complejo Petroquímico de Pajaritos, con un nivel de 33, es decir no tenía bonos, ni prestaciones.
Sin embargo, gracias a la intervención de Nahle, su esposo fue reinstalado en la empresa y lo comisionaron durante 18 meses en las oficinas centrales, la cual incluía viáticos, comida y transporte para viajar a la CDMX.
Por segunda vez fue jubilado, pero esta ocasión con ingresos que superaban los 120 mil pesos con bonos y prestaciones.
El esposo de Nahle era muy dado a pedir dinero de forma clandestina, por lo que la Contraloría le hizo cinco investigaciones.
La última determinó que fuera llevado a investigación a la capital de México, lo cual le causo tal temor que lo llevó al intento de suicidio al ingerir pastillas y encerrarse en su auto.
El marido de Nahle estuvo internado una semana con tratamiento médico y psiquiátrico, un problema que aún no supera.
El nuevo sol, sin embargo, brillaría para el esposo transa quien pegado a la falda de Roció Nahle alcanzó alturas insospechadas.
Su nueva chamba sería el cobro de moches para quien quisiera entrarle a “Dos Bocas”.
Para ello se instaló en lujoso condominio en Villahermosa, cerca del centro, y desde allí operó.
La cuota establecida fue del 20% para cualquier contrato de obra, sin licitación por supuesto, así como para la contratación de compra y traslado de material y equipo.
Para la importación y exportación presuntamente recibió instrucciones para dar preferencia a los amigos de Andy.
Así se llevó a “Dos Bocas” el desastre por todos conocidos para dar paso al nuevo negocio tras el destape de la zacatecana.
Aliado al primo de Cuitláhuac García, Eleazar Guerrero, quien patrocina a Nahle a través de su fundación “Unidos Todos”, Peña decide asociarse a
unos de los más conspicuos saqueadores de Veracruz, creando en paralelo otra asociación civil al amparo de “Guerreros de la Transformación”, desde donde su mueve mucho dinero.
Se estima, sin desmentido de por medio, que son 3 mil 500 millones los que de entrada se “invertirán” para comprar el voto.
De ese tamaño es el proyecto delictivo de quienes a la mala buscan la victoria, ahora sí que, cueste lo que cueste.
Del otro lado del mostrador, sin embargo, se espera que Pepe Yunes consume la alternancia para sacar a patadas a los morenos y regresar la dignidad a Veracruz por la vía de voto masivo.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |
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