Por Miguel Ángel Cristiani González
Durante muchos años, a la capital del estado de Veracruz, se le llamaba también la Atenas Veracruzana -por ser la sede de la Máxima Casa de Estudios y tener la más intensa actividad cultural- así como la Ciudad de las Flores, por la abundancia de sus coloridas plantas que la adornaban.
En el más reciente pasado, esos títulos se fueron perdiendo, porque las actividades culturales de la Universidad Veracruzana se han ido menguando y cada vez son menos y de menor calidad.
De todos los grupos artísticos que le dieron renombre y prestigio no solo a nivel nacional sino incluso internacional, algunos conjuntos han ido desapareciendo o disminuyendo el número de sus integrantes.
Es indiscutible que en las administraciones del rector Roberto Gravo Garzón, fueron cuando se crearon y alcanzaron los mejores niveles en la Máxima Casa de Estudios, no solo en el arte y la cultura en general, sino también con la creación y descentralización de las escuelas, facultades, institutos y centros de investigación.
Pero en las últimas administraciones universitarias, el área de artes y la cultura en general, se han ido a menos, por lo que también se vino a menos el honroso título de la Atenas Veracruzana.
Algo parecido ocurrió con la designación como La Ciudad de las Flores, porque debido al abandono en que se dejaron los parques, camellones de las avenidas y en general toda la imagen urbana, también perdió esa denominación.
Así ocurrió con la pasada administración municipal, que desafortunadamente encabezó Hipólito Rodríguez, que resultó un fracaso total, bueno para nada, porque no se hizo nada al menos por mantener las áreas verdes de la ciudad capital de Veracruz.
Y para quienes cuestionaban el hecho de que al final de cada año se tuvieran que regresar a la federación millones de pesos que venían para ejecutar los programas, pues la respuesta es que por eso se devolvía el dinero, porque no se ejercían los proyectos y al final de cuentas como no los gastaban, se tenían que regresar.
Eso lo sabe muy bien el actual alcalde Ricardo Ahued Bardahuil, que la federación reparte los recursos a los municipios, pero si no los ejercen a tiempo, los tienen que volver.
Por eso es que desde el primer día de la actual administración municipal, Ricardo Ahued empezó a pavimentar calles y avenidas, que estaban en el total abandono, por toda la ciudad capital, que ya parecía más un pueblo de rancho que una urbe moderna.
Por eso es también que aunque a algunos les causa molestia, se está trabajando a ritmos acelerados, abriendo calles y avenidas, para reparar lo que durante años estuvo en el abandono, y nadie se quejó por eso.
Son más de 250 obras, las que se están ejecutando este año en Xalapa.
Ningún otro municipio del estado -incluyendo los que tienen mayores presupuestos- está haciendo obra de tal magnitud.
A menos de que se cumpla el primer año de la actual administración que preside -ese si es presidente que sabe gobernar- la Ciudad de las Flores ya tiene otra presencia.
Los principales parques, avenidas y calles por donde se transita diariamente, ahora si lucen montones de flores y plantas de ornato que le dan una buena imagen a propios y extraños.
Desde las ramas de los enormes árboles que presentaban incluso un peligro por la población, ya fueron podadas, se han sembrado miles de coloridas flores, plantas de ornato, se pintaron ya los quicios de las banquetas y avenidas, en los cruceros se pintaron la señalética.
Y prácticamente por todos los rumbos de la ciudad, hay cuadrillas de trabajadores, que están haciendo -ahora sí- la reparación de baches, lozas y pavimentación de calles y avenidas.
Así que por lo menos, ya Xalapa ha vuelto a ser la bella y hermosa Ciudad de las Flores. Y lo que falta aún, porque este es el primer año apenas.
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