Por Miguel Ángel Cristiani G.
Me detuve en un crucero de Xalapa con la luz roja del semáforo, se dejó venir un hombre pequeño, cargando un costal de hojas secas de maíz, pensé que iba a pedirme unas monedas como tantos otros hay en las avenidas y calles, pero cuando se acercó me dijo con una voz desgarradora: “No me des monedas, cómprame mis hojas para tamal, tengo mucha hambre, desde hace días que no como nada”.
Le entregué las monedas que ya había preparado para darle.
Mi hija mayor que venía sentada en el asiento de a lado del conductor, al escuchar su dramático mensaje, me pasó un plato con comida que llevaba para casa.
El hombre lo tomó con desconcierto en su rostro y se fue a sentar en la banqueta para comer.
Desgraciadamente ese no es el único caso de personas que prácticamente se están muriendo de hambre, porque no tienen nada para comer.
Aunque es seguro que esas personas no forman parte de los estudios y encuestas del INEGI.
Tal vez sería recomendable que iniciaran una investigación, formal, para determinar cuantas personas se encuentran en esa situación a nivel nacional, estatal y municipal.
Pero se escucha muy impactante el concepto: personas muriendo de hambre.
En los estudios y resultados del INEGI se manejan personas en pobreza extrema, que se escucha menos fuerte que personas muriendo de hambre.
No sabemos si esas personas que están muriendo de hambre, se encuentran dentro de esa clasificación.
Pero eso sí, en los debates se van a sacar las cifras alegres, de quienes están en el poder, de que se ha disminuido el número de pobres, en tanto que los candidatos de oposición dirán que cada día son más y más.
En estos tiempos de campañas electorales, los políticos ni siquiera voltean a ver desde sus lujosas camionetas blindadas con vidrios polarizados, no se sabe si es para que no lo vean o para no ver a esos pobres muriendo de hambre.
En el siguiente semáforo, nos volvemos a detener por la luz roja, ahora estamos viendo uno de esos enormes espectaculares con la foto de candidatos a la gubernatura, senado, y hasta diputaciones, que pagan miles de pesos para que al menos los conozcan por su imagen, porque no tienen ningún otro contenido.
Mientras se prende el siga, nosotros nos preguntamos ¿para cuantas comidas de personas, como la que estaba en la cuadra anterior, hubiera alcanzado para darles de comer, con esos miles de pesos que pagan para exhibir sus fotoshopeadas imágenes.
Por cierto, en el debate presidencial de este domingo, la candidata de MORENA Claudia Sheinbaum tocó el tema del hambre y aseguró que durante su última visita a nuestro estado de Veracruz, una mujer -no la identificó- le dijo: “Dígale al presidente que gracias a él ya no tenemos hambre.”
La pregunta sin responder es: ¿cuántos hombres, mujeres y niños, como el del semáforo, que no han comido nada hoy, hay en el estado de Veracruz?
De los debates, ya ni que hablar, todos los analistas han dado y escrito su opinión de quien es la candidata vencedora.
Por lo que la mejor opinión es la de quienes vieron el debate, escucharon las preguntas y vieron las respuestas que cada quien le dio.
La mejor respuesta y veredicto final es la que tendremos el 2 de junio en las urnas.
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