Los organismos Internacionales de Derechos Humanos, deben intervenir en defensa de sectores sociales vapuleados por el gobierno, como los periodistas en México. Inútil buscar que la Comisión Nacional se incluya, pues sirve al Ejecutivo. Un mandatario que al estilo de los dictadores del mundo, guardando las debidas distancias, arremete en contra de la Libertad de Expresión. Cuan ruin y belicoso, en su forma bananera de hacer una política decadente. En el Siglo de la comunicación, quienes mejor la manejan son jóvenes y niños, el retroceso da perplejidad. Es una actitud de ignorancia absoluta y falta de educación y cultura. Debiera conocer la lucha humana al costo de miles de vidas, para rescatar un derecho constitucional. Desconoce la labor periodística seria- no la del fantoche lord Molécula- de mujeres y hombres en la historia del periodismo nacional, que han dado grandes satisfactores al país. Como en cualquier otra profesión, la corrupción y deshonestidad están presentes incluso en las tareas religiosas. Nadie puede tirar la primera piedra. Él mismo añoró, deseó, ambicionó que una pluma prestigiada trazará sobre su proyecto. *** Fue a los medios televisivos, radiofónicos, escritos de los conservadores, neoliberales, “chayoteros” y ahí se explayó sin censura alguna. Arremetió, maldijo, enjuició, denostó, se apropió incluso, en momentos, del espacio y se le veía feliz, feliz, feliz. Ahora no los soporta. Su pasión: los youtubers y las redes sociales, que serán su tumba política. Seudo periodistas en primera fila de sus aburridas y cansadas mañaneras, que preguntan a modo. Los llamados de la vieja guardia, que le exigen públicamente “chayotes” como la periodista Isabel Arvide; cede y le da un consulado. Su anodino director de Comunicación Social, que le permite salir despeinado, con la bragueta del pantalón abierta, la ropa guanga ridiculizando la investidura presidencial, cuando debe manejar su imagen. Sus benditas redes, dan cuenta de todos los faltantes del régimen. No existe una sana interlocución y hay abismo. El periodismo es a otro nivel. El de las redacciones de los grandes como Excélsior y el Universal, donde se movían como hormigas los mejores periodistas del país aportando a la nación. Una charla inteligente de copa y tabaco, con don Renato Leduc o Juan de la Cabada. Pero esto es historia y quien no la conozca no puede validar. Por lo
pronto ¡hasta aquí!, señor López, no estudiamos para tener miedo o ser relegados solo por decir la verdad a costa de las propias vidas. La prensa crítica tuvo que ver en su ascenso y no les reconoce. Eso es mezquindad. Ni usted ni sus bots chairos pueden ofender de manera tan violenta, soez, ignara a sus críticos. Y cuando regrese de su paseo por el jardín de Palacio Nacional, chéquese el pantalón. Es sumamente penoso, en un supuesto hombre de cuidado. *** Y para las agruras del mole…usted sabrá qué tomar. Hasta la próxima |
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