Dice Octavio Paz que “la fiesta de Guadalupe, el 12 de diciembre, es todavía la fiesta por excelencia, la fecha central del calendario emocional del pueblo mexicano”. A esta fiesta acuden todos los desamparados, los huérfanos del destino que fueron abandonados en la desgracia. Pero como huérfanos que son también acuden a la basílica aquellos que no tienen madre, trúhanes y desalmados; ladrones y corruptos que piensan que con un día de penitencia pueden hacer el resto del año lo que les plazca. Cierto que para muchos la virgen sigue siendo la madre de Dios, la mensajera que puede llevar los ruegos de los fieles hasta el trono del señor. En un país como el nuestro, donde nuestras propias autoridades ya no nos escuchan, la virgen intercede por todos, files e infieles, indios y mestizos, honrados y pobres; porque la virgen no hace ninguna discriminación y lo mismo socorre al que ha sido saqueado como al saqueador. Basta con que un sólo día el sujeto haya ido al templo a cantarle las mañanitas o haya llegado de rodillas hasta su altar, con las llagas sangrando, demostración evidente del amor y la devoción hacia la morenita del Tepeyac. Con el 12 de diciembre, día de la virgen de Guadalupe se inicia un maratón que se prolonga hasta el 6 de enero, día de los Reyes Magos. Entre estas dos fiestas se presentan ocasiones para los excesos. Comemos en demasía, tomamos en demasía, amamos en demasía y hasta odiamos en demasía; y ya saben lo que se dice, que todo en exceso es malo. Es por ello que los fieles hacen bien al brindarle el primer día de ese maratón a la morenita del Tepeyac, la que nos aceptó a pesar de ser indios, porque dice la iglesia que la Guadalupana también es india, morena de ojos marrón, como la Sulamita de Salomón. Así es que los templos se llenarán y las personas ya andan peregrinando, recorriendo grandes tramos a pie, como si no hubiera autobuses. Pero hay que hacerlo así porque del tamaño de la penitencia es el perdón; del tamaño del sacrificio será el pecado.
Conmemoración de los 89 años de las relaciones México-Rumania con todo y mesa de regalos. La invitación los novios que se casaron en el MUNAL
Ya renunció Martín Alonso Borrego a la Semarnat, donde la ex secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena lo había colocado como su hombre de confianza. Renunció después de que se descubriera que el señor, con el permiso de la misma Bárcena, utilizó el Museo Nacional de las Artes como un salón de fiestas para celebrar su boda con un diplomático rumano. Pero no sólo eso, Alonso Borrego trató de ocultar que hubo una boda, justificando el evento como la conmemoración de los 89 años de relaciones entre México y Rumania. Sin embargo, el periodista Claudio Ochoa, quien reveló la simulación, también subió a su cuenta de “X” la invitación que se entregó a los asistentes a esa boda. Era una invitación en la que aparecen los nombres de Martín Alonso Borrego y el rumano Ionut-Marian. En la misma invitación aparece el sello del MUNAL, además del número de Mesa de Regalos en el Palacio de Hierro. Por supuesto, no sólo debería renunciar Martín Alonso Borrego, sino también la señora Alicia Bárcena, porque es más que obvio que quien pidió prestado el MUNAL para semejante evento fue ella. Ni modo que se lo hayan prestado a un empleado de segunda categoría.
En Xico, Veracruz la navidad la hacen los vecinos. El alcalde no puso arco navideño, «Entre los vecinos cooperamos para realizar la villa iluminada”, dijo Tony Marín
Vaya usted a saber por qué, pero en Xico el alcalde Luis Yoval Maldonado, ya no tuvo lana para adornar la ciudad como años antes se había hecho. Se le olvida al alcalde que Xico tiene la nominación de Pueblo Mágico y que, por lo mismo, en navidad, debe verse más mágico. Ante la omisión de las autoridades municipales de Xico, los vecinos hicieron su coperacha para comprar luces, para realizar trabajo y con ello hicieron su propia villa navideña con arco navideño y todo. Tony Marín, promotor turístico avecindado en Xico declaró: «Entre todos los vecinos nos cooperamos para realizar la villa iluminada, porque dicho sea de paso a falta de interés del alcalde, los vecinos y vecinas hicieron esta villa para que el pueblo mágico siga teniendo la magia». Y para que el ayuntamiento no saliera con que ellos cooperaron con lo de la luz, los vecinos conectaron las luces de sus propias casas. Son dos cuadras de la calle Vicente Guerrero donde los vecinos instalaron los adornos navideños, porque como dicen los xiqueños, “la navidad la hacemos nosotros”.
Armando Ortiz Twitter: @aortiz52 @lbajopalabra
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