Si bien es cierto que a pesar de no ser hijos de la Madre Tierra; o, dicho en otras palabras, al no pertenecer la especie sapiens a La Naturaleza, pues no encajamos como eslabón en ninguna cadena ecológica, el comportamiento sexual humano no difiere mucho del resto de sus semejantes; los primates mayores...
Sobre todo, de los chimpancés que, al igual que los humanos, agreden a las hembras. No así los bonobos que, después de los humanos, se consideran los más inteligentes. De estos últimos, podría decirse que son los más reventados. Pues entrando en celo, les da lo mismo la mejor amiga de su pareja, su hermana, su prima, su mamá o sus propios hijos...
Eso sí, hay que reconocerlo, entre ellos no hay pleitos. Sus diferencias las arreglan acicalándose o teniendo relaciones sexuales. Tampoco andan haciendo la guerra a los demás; como si lo hacen los chimpancés; aunque también comen carne y contrario a lo que se dice, son agresivos. No así los gorilas y los orangutanes, que son totalmente pacíficos. Habrá que estudiar detenidamente el asunto, porque los bonobos son una sociedad matriarcal...
Haciendo destacar que, en todos los casos conocidos, es la hembra la que acepta el macho; al que ella selecciona entre todos los pretendientes. Y que, entre los humanos, solo son los machos con dinero quienes las escogen a ellas...
Pero estábamos en que hay lugares en el mundo, como Filipinas; e incluso aquí en nuestro México, donde no es extraño; ni es un delito, que existan relaciones con menores de edad...
Y hace no muchos años, las cosas eran diferentes. Mi madre nació cuando mi abuela no había cumplido los 15 años. Y hasta la fecha, en la provincia se encuentran jovencitas que van ya cargando una criatura...
El delito es cuando la violación es a jovencitos -que es en lo que se especializan los religiosos- a quienes el hecho los signa para toda la vida; y no son pocos los que se llegan a quitar la vida...
Pero no son pocos los jóvenes que han sido violados por mujeres con experiencia, por llamarlo de alguna manera caballerosamente. Y no sé de nadie que se haya quejado; o le hayan destrozado la vida. Se crea o no, hay de violaciones a violaciones...
Al principio, me contó quien vivió en una casa de citas, donde, literalmente, lo recogieron; como que medio se asustaba. Pero rápido le agarró el gusto y aprendió muchas mañas que ya después, mayorcito, puso en práctica con gran éxito.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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