¿Quiénes quieren la guerra? Consciente de que hay personas capaces de dar la vida por una convicción, por una creencia; por absurda que esta pueda ser o parecer ante los ojos de los demás. Sin soslayar, que el morir en esas condiciones, es decir, el morir por una causa, automáticamente los convierte en héroes; o en santos, según la bandera que enarbolen. Y la mayoría de las veces, sin siquiera habérselo propuesto…
A propósito de banderas, la de la Unión Europea, azul con un gran círculo de 12 estrellas doradas, fue públicamente rasgada durante las manifestaciones que se están llevando a cabo en la Francia de las libertades, pidiendo la dimisión del presidente Emmanuel Macron, toda vez que no están dispuestos a ir a la guerra y morir por Ucrania…
Y todo, como respuesta por la presencia en París, hace unos días, de los países que apoyan a Kiev. Y a la decisión del propio presidente Macon, que declaró que continuará apoyando a Zelensky con 2,000 millones de euros en armas. Dineros, que desde luego saldrán de los bolsillos de los contribuyentes. Y eso ya no le gustó a la mayoría. Pues en la guerra no aplica la democracia…
Siempre he sostenido que la verdadera democracia que pregonan y por la que dicen que luchan, es una farsa; y en el caso de la guerra es todavía más que evidente; pues la mayoría no quiere la guerra. Y menos las madres; pues como bien dijo Lucio Anneo Séneca (4 antes de esta Era -65) “La guerra es el espanto de las madres”. Los mismos ucranianos no quieren ir al frente de batalla, se esconden y tienen que reclutarlos a la fuerza…
Ya son decenas de miles los que han muerto, civiles, mujeres y niños de ambos bandos. Por qué, o para qué continuar una guerra que está perdida. Qué objeto tiene derramar más sangre y enlutar a más familias. El deshacerse de armas obsoletas suena perverso; pero es patéticamente real. Sin soslayar que la guerra hace arrogante al vencedor y vengativo al vencido…
La guerra es un absurdo. ¿Cómo está eso de que se van a matar o a que los maten? Y es un absurdo, porque es un hecho antinatural. La guerra, el matar, no está inscrito en nuestro código genético. No somos una especie depredadora. Va en contra del instinto de la conservación de la vida. Y cuando ese instinto falla, el asunto no está para nada bien…
Los humanos no requerimos que nadie muera para poder subsistir. Prueba de ello es que hay civilizaciones, como los budistas, que han vivido desde hace miles de años sin comer carne de ninguna especie. Y, además, son muy sanos, no conocen, entre otras enfermedades, el flagelo de la diabetes, ni padecen de problemas cardiocirculatorios, por poner un ejemplo…
Ahora bien. Si es cierto que los enfermos conscientemente quieren curarse -y no todos, en muchos casos es su forma de llamar la atención- es igualmente cierto que no quieren curarse ellos. Quieren que los curen. Cuando muchas enfermedades desaparecen con sólo cambiar la alimentación. Pero prefieren tomar medicinas de por vida, en vez de modificar su comida. Y así, es difícil que se curen.
Cambiando de tema…
Por un lado el presidente Trump quiere ser el artífice de la paz en Ucrania; seguro por intereses ocultos; porque por otro lado manda bombardear Yemen. Además de que quiere quedarse con Groenlandia -que es de Dinamarca- con el argumento de que no quiere tener a Groenlandia ¡bajo su poder! sino para asegurar la paz mundial. ¡Ajá¡
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida. |
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