Por Edgar Hernández*
A la vuelta de nueve meses -y todavía falta una eternidad- el de la señora Roció Nahle se ha convertido en un gobierno de ocurrencias y desatinos.
Se ve que le echa ganas, pero nada le sale.
Presume ser sabelotodo, pero le mal informan y sus argumentos en defensa ante actos de corrupción y mal gobierno son fofos, poco convincentes y plagados de demagogia y palabrería.
Acude al autoritarismo y verdades a medias para acallar los reclamos de la opinión pública, pero solo logra encrespar aun más a la opinión pública que la ha colocado en el primer lugar de impopularidad a nivel nacional.
Al último desatino donde visitó un hospital en la región de Zongolica donde no estaba prevista su presencia y solo sirvió para balconear sus “camionetitas” de medicinas y las mentiras de su proveedor, el transa de Roberto Ramos Alor, se sucede otro en el marco del nuevo escándalo de la maestra Irma Hernández que ahora resulta que siempre no murió de un “infarto” sino de tortura.
El confundir Tlalixcoyan con Tlapacoyan “lugar donde cruza un río con mariposas de plata donde nació Barcelata y Rocío mete la pata”, como dice la sorna popular, son los síntomas de la burla ciudadano, de la falta de respeto a la máxima autoridad, de la urgencia de que la gobernadora Nahle entre al nado, pero de relevos, para que deje de ser hazmerreír de los veracruzanos.
Sus desaciertos no son virtud, menos el enojo y malhumor permanente de más de ocho millones de veracruzanos que no se sienten representados, son urgencia de cambio de estrategia.
De primaria que el ejército de colaboradores y ayudantes que le rodean le indiquen de manera equivocada donde debes ir y con quien, que inaugure con la presidenta de México, por tercera vez, el Hospital de Especialidades de Coatzacoalcos y a todo le encuentre justificación ante sus repetidos desatinos.
Bobas y lineales son las respuestas oficiales al pretender atajar la impopularidad de la jefa publicando encuestas patito que la colocan como la mejor a sabiendas que nos lo es, como tampoco hacer públicos listados de logros cuando no hay registro de nada real en favor de los veracruzanos.
Imposible dar como hechos programas con el “Bachetón” en una tierra llena de baches.
Así no es la política, no todo es al madrazo, el ¡Ahí se va! ya lo tuvimos con el atarantado.
Cuando no se sabe hay que acudir a la serenidad, a la sabiduría, a la experiencia de los que sí saben y alejarse del voluntarismo de no escuchar a nadie, menos a las voces disidentes y creer ser dueño, o en este caso dueña, de la verdad.
Que se recuerde, por poner un ejemplo, está el caso del gobernador Fernando Gutiérrez Barrios en lo que se refiere a la gobernabilidad, gobernanza y gobierno.
Cuando había un problema -aludamos al azar el caso del cacique Cirilo Vázquez Lagunes que asolaba el sur de Veracruz- tras lo cual convocó a su gabinete a quienes pedía su opinión desde el punto de vista jurídico, policial, el político desde luego, el de salud y desarrollo agropecuario, así como el mediático, así como del jefe de asesores, el sabio Julio Patiño.
Cada uno exponía sus puntos de vista y su visión de cómo dar solución al problema que se traducía ora en secuestros y tortura ora en desapariciones y asesinatos.
Al concluir la sesión de gabinete daba las gracias y pedía a alguno de los asistentes que se quedara para que ampliara su argumento y estrategia en la reunión expuesto.
Así, una vez teniendo el entorno de solución que creía adecuado, convocaba de nuevo a sus colaboradores a quienes con toda solemnidad decía:
“El gobernador de Veracruz ha tomado una decisión en torno al asunto Cirilo Vázquez Lagunes y está será la estrategia considerando que si metemos el pie todos somos responsables”.
Cirilo sería aprehendido y llevado al Penal de Allende.
Así se actuaba, siempre en el cruce de ideas.
Así lo vimos con el secretario de Gobierno de Murillo Vidal. el doctor Francisco Berlín, con Dante, con Algarín, vaya hasta con el rapaz Miguel Angel Yunes Linares.
Así se construía la tranquilidad ciudadana, con equilibrio en los 212 municipios, todo en el marco de la paz social, el desarrollo social y obras públicas emblemáticas, no inventadas.
Esa es la gobernabilidad, esa es la gobernanza, eso es ser gobierno, esa la insoportable levedad de ser, como decía Kundera.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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