Para entender los discursos de odio y la posverdad necesario analizar el papel que la mentira juega en el lenguaje de la política y como resuena en el mundo virtual. Asesores le sugieren a políticos tres claves para lograr la credibilidad: “Uno, nunca defiendas lo indefendible. Dos, nunca niegues lo innegable. Y tres, nunca mientas. Al presente nadie lo sigue, porque subyace un propósito oculto: la polarización. Hoy varios proyectos intentan frenar las fakenews o hacer fast cheking de discursos de políticos, sin lograr erradicar la mentira pese a evidenciarlos.
La discusión, convertida en pleito de taberna, ya es parte de los hábitos mexicanos, sobre todo en las redes sociales. Antes de la internet se servía con los cafés en la reunión del círculo rojo, de los amigos, del coffebrake de la oficina donde se vertían los rumores en los pasillos subterráneos de la política, no obstante se podía debatir, se enriquecía incluso el conocimiento, y se respetaba al interlocutor.
En la actualidad muchos hacen catarsis en las redes, a muchos se les paga para intensificar el pleito en la carretera de la información. La jubilación, el desempleo, la falta de oportunidades han hecho de esta práctica una industria de la mentira en la realidad virtual. A los you tubers, boots, granjas de ciberacosadores, se les ha inculcado el discurso del odio hasta la médula. En su mayoría jóvenes reclutados que por falta de oportunidades son convertidos en reclutas bolivarianos a la mexicana, que esperemos no sea una práctica que aterrice en la guardia civil. Especialistas en faltarle el respeto al prójimo, hackeos, acoso digital, en replicar mentiras hasta hacerlas virales y en difamar al oponente de quien les paga.
Todas violencias digitales que algunos intentan aterrizar en la realidad física de las mañaneras, tal como denuncia San Juana Martínez en su columna, al infiltrarlos como periodistas.
La inclusión del discurso mentiroso como un componente esencial de la vida política no es nueva, hay análisis que refieren que la mentira y la política suelen caminar juntas, son compañeras de viaje y no se estorban. Hoy son usados para dividir, para hacer el ejército del proletariado. Para el control, pues.
No cualquiera sabe mentir. Para conseguir que sea creíble tiene que tener siempre un punto de verdad que esconda la mentira. Si analizamos desde esta perspectiva lo que los políticos nos dicen, usted fácilmente ubicará el punto de verdad en la construcción de sus peroratas: ¡Nos dejaron un desastre! ¡El mal es la corrupción! ¡Hay corrupción en las estancias infantiles! ¡Todo es culpa de la administración pasada! ¡México ya cambió¡ ¡Yo no fui! Todas medias verdades envueltas con la mentira de los que ostentan el poder en turno, expertos en manipulación de masas.
En tiempos electorales se habla y se miente sin pudor. Lo vimos en las campañas nacionales y extranjeras. Los políticos mienten para agrandarse, pulir sus trayectorias y cubrir sus fechorías, incluyendo sus amoríos, refiere la periodista Sheryl Gay al exponer la magnitud de las falsedades y exageraciones de Donald Trump, quien ha dado mucho en qué pensar a los historiadores políticos.
Lo vemos desde la silla del poder donde orquestan campañas a base de mentiras para justificar sus acciones y sus dichos, sólo enunciados. En la diversidad de políticos que mienten están los que lo hacen sin control, como Trump, a quien le achacaron el mote del rey de la posverdad. Una contabilización de sus mentiras, reflejan 488 mentiras en sólo 100 días de gobierno (Washington Post). Una página Web Politico.com analizan sus entrevistas y discursos para ubicar que Trump dice una mentira cada 3 minutos y 25 segundos. El aumento de las mentiras y las medias verdades de Trump responde a que los temas que suele manipular están cada vez más candentes, indican cronistas.
Esta sentencia es lapidaria viniendo de un periodista laureado como Lluis Foix: “La política es como el periodismo. Lo que se dice hoy se puede corregir en la edición de mañana. Y si la mentira o falsedad no se puede disimular se publica una fe de erratas y aquí no ha pasado nada”.
“La mentira política se vive en todos los sistemas y en todos los países. El político miente como podemos mentir todos. Lo que ocurre es que la mentira política tiene efectos más devastadores porque se miente a toda una sociedad, dictamina”.
Ana Ma. Martínez de la UNAM nos remite a la era de “Platón que procuró que su república no fuera viciada por la presencia de narradores profesionales o mitólogos ambulantes; “ciñó entonces el cerco de la censura sobre la poesía, y prohibió que se relataran o fabricaran cierto tipo de fábulas nefastas. El argumento legitimador fue que estas rigurosas medidas sólo iban dirigidas a un propósito: evitar la fuerza disruptora del horror y del pánico míticos sobre el frágil «patriotismo» de la población”.
Platón consideraba que en épocas de guerra contra el extranjero, el uso indiscriminado de ciertos «nombres estremecedores conducían al debilitamiento del tejido social y la consecuente inacción de los pobladores antes que a la defensa de la sociedad, cita en el Arte de Mentir.
Para Lluis Foix la mentira crea desconfianza, distanciamiento, desasosiego. Un mentiroso en política hace un daño gravísimo. Cuando un político niega la evidencia pierde credibilidad y pierde votos. Aunque sea a la larga, reflexiona.
“Hay que poner un límite a la mentira política. Una forma es contrastarla con la realidad. El que mejor y con más eficacia se dedicó a combatir la mentira política fue el presidente Lincoln. No se refirió a los límites morales de la mentira sino de lo que puede ser desmentido por la realidad”
Retoma y coincide con la célebre frase sobre la mentira política que todavía resuena en los gobiernos y parlamentos de todo el mundo. “Es posible engañar a unos pocos todo el tiempo. Es posible engañar a todos un tiempo. Pero no es posible engañar a todos todo el tiempo”.
Hay que cuestionarse, si son estas mentiras que atestiguamos en la 4t necesarias ¿Son antisociales o Pro sociales? Sobre el tema continuaremos. Directora *BillieParkerNoticias.com |
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