Luis Donaldo Colosio Murrieta es recordado como el candidato presidencial del PRI, con su histórico discurso del 6 de marzo de 1994, aquel de la “reforma al poder”, pero casi nadie recuerda su posición política en aquel contexto de efervescencia democrática, vivió en carne propia la división del PRI y el resultado electoral de aquel 6 de julio de 1988, en donde hasta el día de hoy no se puede comprobar el fraude electoral porque se “quemaron” las boletas electorales en un incendió en el interior del palacio legislativo de San Lázaro. Además, del crecimiento del PAN en el norte del país.
Luis Donaldo Colosio Murrieta siendo presidente del CEN del PRI le tocó reconocer el primer triunfo del PAN en la gubernatura de Baja California en 1989 (quizá este año, el PAN pierda la gubernatura después de haberla ganado consecutivamente desde hace 30 años), en la persona de Ernesto Ruffo Appel, el exgerente de la compañía “Pesquera Zapata”, cuyo propietario era George Bush; con dicho acto de reconocimiento de la primera derrota del PRI en una gubernatura, entendió que el camino de México en el futuro inmediato tenía que ser la vía democrática al acceso al poder político, tal y como lo demostró en su famoso discurso de la reforma al poder, en donde fue un crítico de la política económica y del presidencialismo “metaconstitucional”, en el cual obviamente estaba criticando al último presidente de la república que ejerció de esa manera el poder político.
El entorno político en el que se desempeñó Colosio primero como diputado federal de 1985 a 1988, quien palpó el crecimiento político del PAN en el norte del país, particularmente con esa generación de empresarios y políticos llamados los “Bárbaros del Norte”, los primeros fueron Adalberto el “pelón” Rosas López y Fernando Canales Clariond en 1985, como candidatos a las gubernaturas de Sonora y Nuevo León, respectivamente; posteriormente en 1986 con los candidatos a las gubernaturas de: Sinaloa, Durango y Chihuahua, con el “Maquío” Clouthier, el “negro” Rodolfo Elizondo y con “Pancho Barrio”; todas las elecciones bajo el signo del fraude electoral, hasta el llamado “fraude patriótico” de Chihuahua, cuyo autor intelectual y material fue el mismo de la “caída del sistema”, el autoritario exsecretario de gobernación, Manuel Bartlett Díaz, hoy converso en demócrata.
En el frente de la vertiente nacionalista, Luis Donaldo Colosio también observó el nacimiento de la “Corriente Democrática” en 1986 en el estado de Michoacán con el último informe del gobernador Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; después el 1° de diciembre de 1988, Luis Donaldo ya siendo senador de la república vio los golpes que le lanzaron los gobernadores de Baja California y Aguascalientes, Xicoténcatl Leyva Mortera y Miguel Ángel Barberena Vera, respectivamente a Porfirio Muñoz Ledo por haber roto la liturgia del último informe presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado al interpelarlo en varias ocasiones, se quiebra el simbolismo político, las formas de hacer política, es el resquebrajamiento de la figura presidencial (paradójicamente el político que fracturó simbólicamente al presidente “metaconstitucional” en 1988, hoy en 2019, es el mismo político que abre la puerta para el regreso del presidencialismo “metaconstitucional”, al llamar al presidente López Obrador “…un personaje místico, un cruzado, un iluminado”).
Es así como el entorno democrático en las oposiciones de la izquierda y la derecha, más una sociedad que aspiraba a un nuevo orden democrático no le fue ajeno a Luis Donaldo Colosio, éste fue madurando su transición política interna, que estuvieron en el respeto a las reglas de juego de un sistema político autoritario, hacia un nuevo sistema político en donde la nueva legitimidad fuera la democrática y no la autoritaria. Reconoció claramente una división partidista interna de una traición política; sabía que el nacionalismo revolucionario no podía ser sustituido de la noche a la mañana por el “liberalismo social”.
Además, en el plano intelectual no tomó partido por los integrantes de la revista “Vuelta”, capitaneados por Octavio Paz, ni por los del grupo “nexos”, cuya cabeza visible es Héctor Aguilar Camín; mientras los primeros pugnaban por una economía de mercado y la instauración de la democracia; los segundos, sólo propusieron la modernización económica pero con el mantenimiento del sistema político autoritario; por supuesto que el entorno internacional influyó en este debate intelectual nacional, en donde los primeros organizaron el “Encuentro Vuelta”, con la histórica interpretación del literato Mario Vargas Llosa sobre su opinión de México y el PRI, dijo en ese encuentro de intelectuales que: “México era la Dictadura Perfecta”. Fue así entonces como en junio de 1993, Luis Donaldo Colosio siendo titular de la Sedesol, decidió organizar su propio seminario internacional llamado “Justicia y Libertad en las Sociedades Modernas”, en el cual se discutió nuevamente los temas del debate público internacional y nacional: el mercado y la democracia, los consensos del mundo en esa época según Francis Fukuyama.
Finalmente, Luis Donaldo Colosio se preparó para ser presidente de México, experimentando el impulso democrático interno, apoyado por el debate intelectual internacional y nacional, en donde la metáfora para el país fue “Perestroika y Glasnost”, emulando lo que estaba pasando en la exURSS, y que los llevó a su desaparición, por esa modernización y transparencia, porque Carlos Salinas de Gortari se había quedado sólo con la modernización económica, pero sin la democratización del país; y en esa ruta estaba preparando al PRI para que se adaptará a esa nueva etapa, no para que migraran los votos de sus militantes hacia otra formación política efímera, por eso reitero, tenía muy claro lo que era una división política de la traición política. De allí, -la paradoja política que hoy vive el país, que los otrora demócratas son los nuevos conversos al autoritarismo, y los viejos autoritarios hoy son los nuevos demócratas-. |
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