De Veracruz al mundo
ESCENARIO
Eduardo de la Torre Jaramillo
2018-10-05 / 10:53:35
El “síndrome del gobernador de Veracruz”
Ayer en la CDMX, el hijo de un buen amigo acuñó la frase del “síndrome del gobernador de Veracruz”, yo no paraba de reír y le dije “te voy a robar esa magnífica definición”, al reflexionar sobre los últimos gobernadores de Veracruz que yo tenga memoria política, ciertamente existe una clara división de Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro y Miguel Alemán Velasco frente a lo que han sido Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte de Ochoa y Miguel Ángel Yunes Linares.



Los primeros se caracterizaron en el “estilo personal de gobernar” como lo mandataba el viejo régimen político, con sobriedad, prudencia, sin excesos públicos, sin excentricidades, solemnidad, y toda una serie de reglas no escritas que fueron aprendiendo a lo largo de su formación política; con los segundos se da una especie de locura en el poder, explicada en primera instancia por el contexto de la alternancia panista en la presidencia de la república al permitir que los gobernadores ejercieran un “feuderalismo”, concepto acuñado paradójicamente por el priista Genaro Borrego, en donde precisamente empezaron los súbitos endeudamientos de los estados y municipios; además al practicar el laissez faire, laissez passer político que se transmutó en libertinaje político y que los convirtió en los nuevos señores feudales, quienes adquirieron las características y prácticas del viejo presidencialismo mexicano, como el de designar a su sucesor, el manejo de las finanzas públicas cuya especialización se basó en depredar presupuestos públicos, en donde el cenit fue la creación de empresas fantasmas.



Continuando con la reflexión anterior, el gobernador en su persona experimentó un cambio de personalidad en el poder (ahora observamos a quienes cambian sin tener el poder, ya se impregnaron del “síndrome del gobernador de Veracruz”, sin aun serlo), en el caso de Fidel Herrera Beltrán lo marcó desde su niñez su enorme pobreza (“infancia es destino”, según Freud), quizá por eso se pueda comprender su compulsión a depredar los presupuestos públicos para superar la escasez económica que lo privó de muchas cosas en la vida; en el caso de Javier Duarte de Ochoa se quedó huérfano siendo un adolescente, quizá la etapa más compleja porque allí se define la personalidad, y lo que surgió de eso, un sujeto sin equilibrio interno, cuya timidez lo convirtió en un tirano, basta contabilizar las muertes de los periodistas incómodos en Veracruz, y la forma de esquilmar los presupuesto públicos que sin duda superó a su maestro Fidel Herrera Beltrán al crear las empresas fantasmas, como nueva modalidad de la delincuencia organizada que opera financieramente desde el propio gobierno; y que decir de Miguel Ángel Yunes Linares, parecido a Fidel Herrera Beltrán en su niñez, de escasez económica, y que en sólo dos años en lugar de gobernar se dedicó a construir la candidatura fallida de su hijo, inaugurando una especie de Nueva Edad Media en política, al heredar el poder a su vástago, hecho político inédito en el otrora partido democrático como lo fue el PAN, quien en su historia en el siglo XX jamás tuvo características de ser un partido político familiar.



Por otra parte, en el tema de la deuda pública, sólo por mencionar el aumento de la deuda y la clara diferencia de los gobernadores del primer bloque con los del segundo, por ejemplo Agustín Acosta Lagunes dejó en caja 14 mil millones de pesos a Fernando Gutiérrez Barrios; Patricio Chirinos Calero pagó la pírrica deuda pública de Dante Delgado Rannauro y dejó en caja 2,700



millones de pesos; ya Miguel Alemán Velasco dejó una deuda de 3,500 millones de pesos, Fidel Herrera Beltrán con 19 mil millones de pesos, Javier Duarte de Ochoa con 45 mil millones de pesos, y Miguel Ángel Yunes Linares una deuda de 47 mil millones de pesos, por supuesto que sólo es la deuda pública reconocida por la SHCP; si a esto le agregamos que se incrementó la pobreza desde el sexenio de Fidel Herrera Beltrán y que hasta el día de hoy el 63% de los veracruzanos viven en pobreza.



El caso que hay que resaltar es el de Javier Duarte de Ochoa, un nonato en política, con poca experiencia política, quien sólo fue legislador federal y subsecretario de finanzas, con su comportamiento en la cárcel se observa un desequilibrio mental, más allá si hay pacto político con el presidente Peña Nieto, la combinación de poca experiencia política, una formación política delincuencial sin contrapesos y si con muchos excesos, lo llevaron a ser el emblema del político de la corrupción, rodeado no de un equipo político, sino de una caterva en su gabinete que lo llevaron a someter a Veracruz a un presente y futuro inimaginable, porque los saldos financieros, de pobreza, de inseguridad pública, de servidumbre electoral no se podrán corregir en los próximos 20 años, ni con austeridad republicana, ni con esperanzas ni sueños que en el corto plazo se convertirán en terribles pesadillas, así pasó con la primera alternancia fallida, lo mismo le pasará a la segunda alternancia, la cual se observa, sin rumbo, sin proyecto, sin propuestas, sin tener el mínimo de experiencia gubernamental, y lo que ya se detecta es el cambio de personalidad sin asumir el poder político, por eso la contundente frase del “síndrome del gobernador de Veracruz”, el problema mayor es cuando el gobernante se convierte en el principal problema de Veracruz, y en un obstáculo al desarrollo y la democracia, estaremos ante años oscuros simple y sencillamente porque no hay capacidad para gobernar, y la única capacidad es para bailar “salsa”.

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