La poesía, la literatura, la palabra y la filosofía son disciplinas que mueven la curiosidad, la indagación, la pregunta inquisitiva, la expresión sobre casi todo aquello que desconoce, preocupa, ama, intriga y vive el ser humano en su cotidianidad, o la denuncia de lo que no le parece bien, no le gusta, no comprende o no logra cambiar. En especial la poesía, esa filosofía con ritmo que expresa razonamientos a través de emociones, sentimientos y metáforas, sin tiempo ni espacio.
Es impresionante llegar al final del rudo camino y descubrir que uno fue el arquitecto de su propio destino (Nervo) y que dejó pasar las mejores oportunidades de construir la obra. El hombre postmoderno, desanimado, sin alma, vacío hasta la médula y sin ánimo, solo y decepcionado, deja el paso a un rostro contemporáneo desdibujado, o bien, tan maquillado que no se ve lo que es: mujer, hombre, no-se-sabe, objeto o deshecho… (Cami-de-sirga).
También le canta al amor de una manera apasionada: Podrá nublarse el sol eternamente; podrá secarse en un instante el mar; podrá romperse el eje de la tierra como un débil cristal. ¡Todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor (G.A. Bécquer).
Barba Jacob le canta a la vida profunda, porque a veces somos tan móviles, tan fértiles, tan sórdidos, tan plácidos, tan lúbricos, tan lúgubres, hasta que un día… un día levamos anclas para jamás volver ¡Un día en que ya nadie nos puede retener! Porque, finalmente, las cosas que mueren jamás resucitan, las cosas que mueren no tornan jamás… ¡Qué tristes las horas que se desgranaron bajo el aletazo de la soledad! (A. Storni).
A veces la rebeldía lo lleva a retar al destino: Arde, furor oculto, ceniza que enloquece, arde invisible, arde como el mar impotente engendra nubes, olas como el rencor y espumas pétreas, con metáforas que parecen figuras que se agigantan con la imaginación (O. Paz). Pero… ¿Qué es la vida? Un frenesí ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son (Calderón de la Barca).
Se niega a sí mismo: Mi voluntad se ha muerto una noche de luna en que era muy hermoso no pensar ni querer… (M. Machado) o bien: Algún día escribiré un poema que no mencione el aire ni la noche; un poema que omita los nombres de las flores, que no tenga jazmines ni magnolias (D. Jaramillo A.)
También hay poemas de protesta y crítica social que utilizan la palabra como arma de combate para abrirles los ojos a los que duermen, a los desanimados de corazón, a los que aceptan los preceptos de gobiernos ineptos sin cuestionar sus acciones… (Prólogo a R. A. Domínguez). También los enérgicos versos de Rubén Darío que reta a los Estados Unidos como el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar (A. Machado) y para hacer ese camino, qué mejor que seguir a Max Ehrmann cuando dice: disfruta de tus éxitos lo mismo que de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, por humilde que sea, pues es un tesoro en el fortuito cambiar de los tiempos. Enuncia tu verdad de una manera serena y clara, y escucha a los demás, incluso al torpe e ignorante, pues también ellos tienen su propia historia.
Cómo hacer que el arte de la duda beneficie el sentido de la reflexión (O. de la Borbolla)… o no creer nunca ciegamente en nada, sino que siempre se cuestione lo que dicen aquellos que no quieren que se genere un criterio propio y una visión crítica (J. P. Sartre). La poesía es una invitación a hacer que el mundo pueda tener respuestas y no sólo el cliché del poeta extasiado que le canta al amor.
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