En el año de 1987, en la Ciudad de México se creó el programa “Hoy no circula”. La idea que motivó la creación de dicho programa, era reducir la contaminación atmosférica provocada por la circulación de vehículos automotores en la zona metropolitana del Valle de México.
Consistía en la restricción a la circulación a la quinta parte vehicular por un día entre lunes y viernes, dependiendo del último número de la placa vehicular.
El objetivo se cumplió durante el primer año. A partir del segundo las cosas cambiaron y las decisiones fueron otras. Los automovilistas no se decidieron por la alternativa de utilizar alguno de los tipos de transporte colectivo. Tampoco adoptaron el uso de la bicicleta o los vehículos de motor de dos ruedas. El gobierno no ofreció estímulos para el uso de estos tipos de transporte.
Inicialmente, la gente utilizó el transporte público, pero se encontró que la calidad del servicio no era la que exigía. En algunos casos tenía que transbordar hasta dos veces para llegar a su destino. Eso implicaba un considerable incremento en los tiempos de traslado.
Los automovilistas consideraron hacer un mayor esfuerzo económico para comprarse un segundo auto “así fuera viejito”, para usarlo el día de la semana que no circulaba su auto original.
Al pasar el tiempo se fue convirtiendo en cultura la adquisición del auto “suplente”. La gran mayoría la adoptó
Al concluir el segundo año, la calidad del aire por la contaminación de los autos viejos en circulación, decrecía. Cada año había más carros viejos en circulación.
Las campañas para adoptar el uso de la bicicleta o los de motor de dos ruedas debieron ser más agresivas. Se formó la cultura del uso del carro viejo un día a la semana y se adoptó socialmente. Nadie criticaba que los conductores alternaran el nuevo permanente con el viejo eventual.
Las ciudades que pretendieron copiar el modelo vial Hoy no circula, desistieron cuando se enteraron de la alternativa de comprar un segundo carro barato.
A los tres años el parque vehicular creció mucho. Los vehículos viejos emitían más contaminantes que los nuevos o semi nuevos.
Cinco años después de haberse iniciado el programa, el propio Dr. Ramón Ojeda Mestre, experto en derecho ambiental y creador del Hoy no circula, reconoció que el programa inventado por él no había dado los resultados esperados; al contrario, el problema había crecido.
Los mexicanos nos hemos convertido en dependientes del automóvil; no caminamos ni en distancias cortas porque no nos gusta ejercitarnos.
Además, no se ven programas gubernamentales para crear conciencia para el uso masivo de la bicicleta o, en su caso, los motorizados de dos ruedas. Los ambientalistas
exagerados se oponen al uso de estos vehículos porque dicen que contaminan. Sí contaminan, pero en niveles muy bajos en relación con los automóviles de cuatro llantas.
El ingeniero Fernando Padilla farfán concluye que es urgente diseñar otro programa para resolver la problemática de la contaminación atmosférica por automotores, en el que participen expertos en diferentes disciplinas para asegurar el éxito.
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