Hacen ya casi 365 días iniciamos la secuencia de tos comentarios cotidianos de Camaleón haciendo referencia al entorno circunstanciado en que se desarrollaría en México el naciente año 2024. Si “20 años son nada”, como canta el Tango inmarcesible, “uno” tampoco, sería la inferencia lógica. Pero más allá de la dulce tonada y de la romántica ensoñación debemos reconocer que la vida es de instantes porque en un segundo todo puede cambiar, de allí la intensidad de la vida, por eso también la nostalgia que ocasiona el fin de un ciclo anual, por el infinito acaecer en el decurso de cada uno de los 365 días que componen un año. Ya se va 2024 deja tristezas, alegrías, satisfacciones, ilusiones frustradas y otras alcanzadas, es la interminable suma de altibajos en el suceder de la vida de cada uno de los individuos y de la convivencia social. Es también la esperanza renovada, ese numen sin el cual la utopía confirmaría su fantasmal existencia. Ya se va 2024, la vida es Sísifo. Con el siguiente comentario iniciamos 2024:
2024, crucial para Veracruz y México
Un cambio en el calendario así sea una vuelta de hoja no significa borrón y cuenta nueva sino aprovechamiento de experiencias para no cometer los errores en nuestras decisiones previas y así evitar la reedición de los desaciertos porque el punto básico es seguir adelante en busca de mejores condiciones personales y colectivas. Para ese propósito siempre será conveniente hacer un balance de lo hasta ahora alcanzado, y un recuento de daños para de ser posible resarcirlos, sobre todo evitar la fuente de esos desaciertos. ¿Vamos bien en México? ¿Hemos avanzado en Veracruz? Son entre otras las interrogantes a cuya respuesta debemos prestar atención, porque el año que ya iniciamos calendariza elecciones de presidente de la república, o sea, relevo de titular en el Poder Ejecutivo federal, y relevo de integrantes del Poder Legislativo, diputados y senadores al Congreso de la Unión, ambos reemplazos son de suma trascendencia para el país porque está en juego el futuro inmediato de venideras generaciones de cuyo devenir somos directamente responsables. Pero ¿en qué grado de madurez ha alcanzado la ciudadanía mexicana que nos permita suponer que podenos elegir pensando en lo mejor para México? Dice repetida frase: “México es más grande que sus políticos”, certera, sin duda, pero ningún país puede sortear su destino sin gobierno, y obviamente sin políticos, el quid es saber escogerlos para un mejor gobierno, De allí la ventaja de una democracia pues permite al ciudadano elegir a sus gobernantes. ¿Usted elegiría a un político “chapulín”? ese que salta de soga en soga y va de un partido a otro solo para conseguir otro cargo forma parte de la clase política mexicana, y no es fenómeno exclusivo de un partido porque lamentablemente son fiel expresión de nuestra muy precaria evolución política. Del PRI se alimentó el PRD, del PRD surgió MORENA y ahora este partido se alimenta de saltimbanquis pese al berrinche de su ala dura; solo que no importa porque actualmente es el partido en el poder, es similar a un panal de miel que atrae a cuando bicho volador pulula. Junio próximo será el parteaguas mexicano de nuestros tiempos, eh allí la cuestión. |
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