Sin dudas de ninguna clase, la presente administración pública federal es de lo más atípica que se ha presentado en México, desde la segunda parte del siglo anterior.
De inicio, ni siquiera es un sexenio, ya que el período del Presidente Andrés Manuel López Obrador culmina el 30 de septiembre y no el mismo día de noviembre como todos los anteriores.
La fecha ya es una peculiaridad que lo hace distinto a todos los demás, desde que se decidió en México que los Ejecutivos federales debían dura seis y no cuatro años como se venía haciendo con anterioridad, hasta Pascual Ortiz Rubio que ni siquiera culminó con el cuatrienio para el que había sido postulado.
Pero hablando de lo atípico que resulta esta administración vale la pena destacar la guerra intestina que sucede entre los propios miembros del gabinete y los que no lo son, pero pertenecen o pertenecieron al equipo con el que el Presidente de la República inició su gobierno.
Renuncias como las de Carlos M. Urzúa, Germán Martínez Cázares y Javier Jiménez Espriú, se presentaron distintas a las que suceden normalmente en el gobierno federal, ya que fueron ellos los que estaban en contra de las decisiones políticas y no, como normalmente sucedía, cuando el Presidente se cansaba, se hartaba o simplemente ya nos los quería en su equipo.
Pero también resulta atípico el golpeteo que desde el primer día del ejercicio gubernamental tuvieron Julio Scherer y Olga Sánchez Cordero, que se resolvió, cuando ambos fueron relevados de sus encargos de consejero Jurídico y secretaria de Gobernación.
Sin embargo, Julio mantenía abiertos varios frentes y antes de ser cesado se conoció de sus diferencias con el Fiscal Alejandro Gertz Manero.
Las disputas entre ambos van más allá de diferencias ideológicas, ya que se trata de acusaciones de uno y otro lado sobre corruptelas y abuso de poder. Hace unos días, el gobierno federal decidió no enjuiciar a tres abogados cercanos a Scherer y éste respondió con una denuncia al Fiscal General y varios colaboradores suyos, entre los que se encuentra Juan Ramos López, el principal colaborador de Gertz Manero.
Los delitos comprendidos en la denuncia son: tráfico de influencias, coalición de servidores públicos y asociación delictuosa.
Y es que Gertz Manero desde su cargo de Fiscal ha tenido otros enfrentamientos, ya que con anterioridad lo tuvo con Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera.
También resulta inédita la forma en que usó a la Fiscalía para un asunto de conflicto familiar del propio titular con familiares de su hermano y aunque se mostró en forma descarnada el uso de sus facultades para asuntos particulares no impactó en forma alguna en el funcionario.
Pero igual, los dos, el funcionario y el ex funcionario, son señalados por Rosario Robles, lo mismo que el Presidente López Obrador de haber fraguado su encarcelamiento.
Otro asunto que difiere de los anteriores sexenios es la férrea defensa que hace el Ejecutivo federal de algunos gobernadores que le son afines, a los que defiende a capa y espada, como son Cuitláhuac García Jiménez y Cuauhtémoc Blanco Bravo, acusados de abuso de poder, el primero y de corrupción y otros delitos el segundo.
Dentro de lo atípico de esta administración se encuentran la procuración de justicia y el uso de la figura de criterio de oportunidad y el pago por el daño generado y de una serie de personajes prófugos de la justicia que, supuestamente, causaron graves daños económicos.
El uso de las fuerzas armadas en todo tipo de eventos. Lo mismo construye grandes proyectos que combaten la delincuencia, aunque persiste la idea de abrazos no balazos.
Otra variante la constituye la Revocación de Mandato, realizada por vez primera el pasado 10 de abril y los informes que trimestralmente rinde sobre el accionar del gobierno.
Por vez primera se señala directamente, durante su gestión, algunas irregularidades detectadas a familiares suyos, incluido uno de sus hijos, dos de sus hermanos, dos primas y una sobrina, además de colaboradores suyos de gobierno como Irma Eréndira Sandoval, Manuel Bartlett y el propio Gertz Manero, con propiedades no incluidas en su declaración de bienes. Con excepción de la esposa del entonces Presidente Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera, ningún otro familiar presidencial había sido señalado, mientras estaba en ejercicio del poder.
Definitivamente este es un sexenio atípico tendremos que esperar para ver como finaliza, si no es que sucede algo inesperado que lo haga todavía más atípico.
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