Cuando inició el sexenio de Andrés Manuel López Obrador dieron comienzo las especulaciones sobre la sucesión presidencial.
Se trata de un juego perverso, al que los mexicanos estamos acostumbrados y en el que nos gusta participar, haciendo crecer a los ilusos e incorporando a ella a elementos que en un inicio no contaban.
Las cartas fuertes desde el inicio fueron Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, por parte del partido gobernante, que aparecía como imbatible, luego de la copiosa votación recibida en las urnas en julio anterior.
La confianza ciega proporcionada por los ciudadanos al nuevo Presidente de la República, hacía pensar que la 4T había llegado para permanecer inamovible por varios años.
Por eso, desde un inicio surgieron voces opositoras que alzaron la mano para pasar lista de presente ante la lejana contingencia de la sucesión presidencial.
Algunos de ellos emergieron al mismo tiempo que el nuevo gobierno federal y acompañarían durante el sexenio a la nueva administración.
Desde 2019 pasaron a formarse en las filas de la oposición, mostrándose capaces de desafiar el naciente gobierno.
El gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro surgió como un disidente opositor, listo para enfrentar todos los contratiempos que pueden entorpecer el camino de un opositor.
Se puso al frente de los reclamos de los gobernadores y hasta formó un grupo rebelde que demanda una nueva política fiscal y mayores derramas del erario hacia los estados.
Lo acompañaron en su aventura gobernadores del PAN, PRI y PRD, mientras que él representaba la única entidad gobernada por Movimiento Ciudadano.
Surgieron reuniones de todo tipo entre los gobernantes, demandaron, exigieron con voz firme y alta, pero cuando se dieron cuenta que sus reclamos no los conducían a ningún lado, simplemente se desinflaron.
En ese entonces, Alfaro se veía como un político sólido, cuyo crecimiento era palpable y que al momento de la sucesión se encontraría en su punto más alto de popularidad, aunque se desinfló primero que todos y hoy nadie lo advierte como posible contrincante a la Presidencia de la República.
Javier Corral, gobernador panista de Chihuahua, era otra de las figuras que se veían como gran prospecto para la “grande”, pero le fue peor que a Alfaro, se enfrentó con reclamos al Ejecutivo federal y perdió el aire y ahora se encuentra siendo investigado por su sucesora en la administración estatal, Maru Campos, a la que persiguió durante los últimos tres años de su gobierno.
Ricardo Anaya, el gran perdedor de 2018, prefirió ocultarse, guardar silencio al inicio del gobierno y cuando asomó la cabeza le surgieron demandas que, hasta ahora, siguen pendientes, por lo que tampoco pintará en los comicios de 2024.
Gustavo de Hoyos, presidente de COPARMEX, apuntaba para ser la cabeza de una oleada empresarial en busca de la Presidencia de la República y hoy nadie parece recordarlo.
Cuando el Ejecutivo federal dio a conocer la lista de los supuestos aspirantes de MORENA, se anotaron varios nombres que hoy casi nadie recuerda y que fueron borrados de la supuesta lista: Esteban Moctezuma, Rocío Nahle, Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y otros más.
Los nombres de Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum continúan apareciendo a la cabeza de todas las encuestas sobre probables candidatos, adicionados por un personaje que en 2019 no pintaba y que ahora despacha como secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Dentro de la oposición surgieron otros nombres, al irse desdibujando los primeros anotados. Ahora se mencionan a Samuel García, Luis Donaldo Colosio, Mauricio Vila, personajes inexistentes en 2019, a pesar de que un año antes habían ganado una senaduría de mayoría, una diputación local y un gobierno estatal, respectivamente.
La clase empresarial trata de convencer a uno de sus componentes de que le entre al toro y el presidente del INE, Lorenzo Córdoba es tentado una y otra vez.
Ante la pobreza de figuras con aspiraciones presidenciales, una serie de personajes simplemente ilusos o acelerados por ellos mismos o algunos que quieren sacar raja se auto destapan, sin que nadie fuera de su entorno les siga el juego, o crean en sus posibilidades:
Lily Téllez senadora ahora militante del PAN; Patricia Armendáriz, pretende aprovechar la breve exposición en un programa de emprendedores y su paso por una diputación federal de MORENA y Antonio Pérez, quien vio crecer sus miras, primero quiso ser candidato a la alcaldía de Guadalajara, luego anunció que buscaría la gubernatura de Jalisco y ahora se auto nomina a la Presidencia de la República. Además del siempre presente Gerardo Fernández Noroña.
Falta más de un año para que se comiencen a develar los nombres de los aspirantes, mientras surgirán más ilusos que pasen lista de presentes, siquiera para tener sus cinco minutos de fama.
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