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XALAPA.- Aunque se desconoce la cifra, cada día se sumas más y más niñas, niños y adolescentes a las filas del Crimen Organizado y se estima que al menos hay unos 30 mil en estas organizaciones criminales que la hacen desde “halcones”, “mulas”, “cocineros” hasta sicarios. Mientras las autoridades cierran los ojos a esta problemática social, hay otros 145 mil a 200 mil niñas, niños y adolescentes que están en riesgo de ser reclutados por el crimen organizado, quien cada vez los incorpora a sus filas a más temprana edad: desde los 9 años. En el marco del Foro Legislativo sobre la Violencia que Afecta a Niñas, Niños y Adolescentes en México, organizado por el Senado, Mercedes Castañeda Gómez-Mont, cofundadora de Reinserta, explicó que los grupos criminales reclutan niñas, niños y adolescentes por su disponibilidad y maleabilidad, ya que acatan órdenes de manera adecuada, no exigen tanto como un adulto y transportan y usan con facilidad las armas y las municiones que se les brindan. Las niñas y los niños son reclutados por los grupos criminales aproximadamente entre los 9 y 11 años, en algunos casos a edades más tempranas, para llevar mensajes, informar, robar, secuestrar y hasta matar. En algunos grupos delictivos organizados, los niños más pequeños comienzan realizando tareas sencillas como informar y observar. A partir de los 12 años comienzan a cuidar casas de seguridad o a transportar droga; desde los 16 años, portan armas y son los encargados de realizar secuestros y asesinatos. Las niñas se encargan de las tareas típicamente relacionadas con su género, como limpiar y cocinar y, en algunos otros casos, ellas son las que empaquetan la droga. Sin embargo, existen grupos en donde la edad no es directamente proporcional a la dificultad de la tarea, sino que, dependiendo de las características y habilidades de cada niña, niño y adolescente, se le delegan ciertas actividades o delitos. Así, se encuentran niños de 12 años que ya son considerados sicarios y cuyo promedio de vida a partir de entonces es de 3 años, debido al ambiente de violencia al que se enfrentan. Según un estudio de Reinserta titulado “Niñas, Niños y Adolescentes Reclutados por el Crimen Organizado”, las niñas, niños y adolescentes ejecutan más de 22 tipos de delitos como tráfico de drogas, secuestro, trata de personas, corrupción o piratería. Castañeda Gómez-Mont reconoció que se cuenta con escasa información que muestre cuántas niñas, niños y adolescentes están involucrados en la delincuencia organizada. Sin embargo, se cree que hay aproximadamente 30 mil participando como espías, combatientes, mensajeros, cocineros y explotados sexualmente. “Estamos en pañales en este tema, en México se reconoce sutilmente que hay reclutamiento. Estamos hablando de la problemática brutal de reclutamiento infantil, no. Pero, no hay una sola solución, digo hay miles, pero oficiales que se estén llevando a cabo, no las hay”, indicó. Gómez-Mont reclama que nadie quiere escuchar que haya niños de 10 años armados en nuestro país. El estudio señala que algunas niñas, niños y adolescentes han sido secuestrados por diferentes fuerzas, otros se incorporan de manera voluntaria, pues se les manipula con ganancias económicas, mientras que unos cuantos más han tenido la necesidad de unirse a causa de la pobreza, la exclusión y la discriminación en la que se encuentran. Además, en ocasiones, la delincuencia organizada es la única opción que tienen para obtener alimento y vivienda, especialmente, cuando estas necesidades se combinan con el abuso de drogas, el uso de armas, la violencia y la falta de educación. Las niñas, niños y adolescentes tienen roles que están distribuidos en todos los niveles de la organización. Por ejemplo, el narcotráfico recluta niñas y niños porque pueden circular sin levantar sospechas, pues nadie pensaría que pueden cometer un crimen; además, porque son considerados objetos desechables y prescindibles. Buena parte de las niñas, los niños y las y los adolescentes involucrados en delitos contra la salud son también consumidores de droga. Los narcotraficantes buscan engancharlos a través de su consumo y adicción, con lo cual aseguran su alianza al grupo delictivo.
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