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Cortesia.
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Xalapa, Ver.-
BYD, el mayor fabricante de automóviles de China, planeaba a construir su primera fábrica en México, sin embargo, esto se ha complicado con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y el proyecto se ha empezado a enfriar. Con dicho proyecto se esperaba que creara 10 mil empleos y costara aproximadamente 600 millones de dólares se ha estancado en medio de la guerra comercial de Donald Trump, que se intensificó esta semana cuando anunció nuevos aranceles a los automóviles. “Por el momento, no estamos buscando activamente inversiones chinas”, indicó Cindy Blanco, secretaria de Desarrollo Económico de Jalisco, estado donde se encuentra Guadalajara, posible sede de la fábrica de BYD. “Estamos muy conscientes de las implicaciones. Por eso, buscamos una agenda alineada con la de Estados Unidos”. Mientras tanto, China ha mostrado su desapego hacia México, a medida que se acerca a Estados Unidos y rechaza las importaciones chinas. Por ejemplo, el Ministerio de Comercio de China retrasó la aprobación de la planta de BYD en México ante el temor de que la tecnología pudiera filtrarse a Estados Unidos, según informó recientemente el Financial Times. “Todo este juego de ajedrez geopolítico ha afectado la voluntad de las empresas chinas de invertir en México”, dijo Laura Acacio, gerente de Jiangyin Hongmeng Rubber Plastic Product, en una entrevista en enero. El fabricante chino de suministros médicos busca expandirse al cercano Perú debido a la existencia de un nuevo puerto conectado con Shanghái y a que el gobierno peruano es más receptivo a las empresas chinas que el gobierno mexicano, afirmó. Perú tiene el atractivo adicional de haber firmado un tratado de libre comercio con Estados Unidos que entró en vigor en 2009. “Existe una percepción por parte del gobierno chino de que el mercado mexicano ha cambiado mucho”, indicó Acacio. La inversión directa de empresas chinas en México superó los 2 mil millones de dólares en cada uno de los últimos tres años, según datos de la Red Académica Latinoamericana y del Caribe sobre China. Esta cifra prácticamente duplica la de hace una década. Parte de ese dinero se ha destinado al Parque Industrial Hofusan, una gran finca a unos 190 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, parcialmente respaldada por inversión china. Hasta 40 empresas con vínculos con China operan allí, según César Santos, presidente y copropietario de Hofusan. Entre ellas se encuentran el fabricante de muebles Kuka Home, la empresa de electrónica Hisense y fabricantes de autopartes.
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