Revisando las redes sociales, en las de La Parroquia 8 mil años en Boca del Río, encontré al dueño del negocio cafetero, Ángel Fernández y al gran periodista Pascal Beltrán del Rio, que allí fue a transmitir para Imagen TV y columnista bueno de Excélsior, entre los meseros, sirviendo el café lechero a buen pulso, entre los parroquianos y el olor del café que, decía el poeta: “Me reuní con mi yo más joven para tomar un café”, Allí Pascal dictaba cátedra. Lo recuerdo en gran agradecimiento de un tuiter que envió, cuando un miserable caga tintas, al inicio de este gobierno, comenzó a exhibir a periodistas que, según él, todos eran corruptos. Pascal salió en defensa de ellos y se agradece. Bienvenido Pascal.
MI VISA Y YO
Hace mes y medio o poquito más, fui a México. Tenía cinco años que no lo hacía, antes mis visitas a México eran para comer con mi querido y extrañado amigo, Fidel Herrera Beltrán, lo hacíamos cada mes, él, que conocía bien la ciudad, escogía los sitios, anduvimos por todos lados, un día invité a Rico, el amigo que no es rico, y nos llevó el exgobernador a una fonda de mercado, comimos delicioso y allí con asombro vimos que muchísima gente lo saludaba con afecto. A eso iba yo en mis andanzas hasta que se enfermó y ya no pudimos más. Rogábamos por él y por su salud y porque Dios se lo llevara sin sufrimiento. Bueno, pues cinco años después fui a la capital, sucede que estando en Madrid, chulona mía, mi visa americana se vencía, y pues había que renovarla otros 10 años, creo que será la última porque ando en el camino de la despedida de la vida, cuando la edad se viene encima, sin carnaval ni comparsas, diría el cantor.
Para no hacerla muy larga, llegamos a Hamburgo, sitio muy conocido, después de haber hecho el papeleo y pagar y esperar algunos meses, llenar el formulario y que Donald Trump no nos tache en la lista de los indeseables de Morena, que muchos ya muerden el polvo y a algunos les da miedo regresar, no los vayan a apañar los sheriffes, Bartlett ni se menciona, ese está amenazado desde lo de Kikis Camarena.
Pues allí llego a la hora pactada, están muy bien organizados porque te dan día y horario y allí llega uno puntual, una fila y entras con la funcionaria de la embajada, entregas los papeles, y listo.
Entonces me dijo la chica, ya, puede irse, le avisaremos si viene por ella o se la mandamos por correo. Allí me entró lo cuenqueño y me atonté, debí haber pagado para que me la enviaran por paquetería. No lo hice y es el caso que antier me llegó por mi correo que ya podía ir a recogerla.
Como daban opciones y a México da una hueva tremenda ir, si no es por los bloqueos o accidentes en la autopista, algo aparece, envié a Héctor Romero, mi asistente con un poder, y es la hora que debe estar recogiéndola porque, entre otras cosas, si le gano al frio me quiero ir a Nueva York unos pocos días, con mis dos nietos, porque uno de ellos no conoce la ciudad neoyorkina, y esa hay que conocerla, antes que lleguen los fríos y las nevadas.
Gracias, Mr. Trump y ya no regrese paisanos inmigrantes, esos andan chambeando.
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