El liberalismo es la ideología de la burguesía, de los dueños de los medios de producción, que se propuso construir un Estado que no intervinierala economía, es decir, que pretendiera regular las relaciones económicas mediante leyes jurídicas sino que dejara al mercado su regulación y fuera el mercado el único asignador de recursos, de tal manera que quien tenga para comprar alimentos coma y el que no, se muera de hambre; el que tenga para comprar atención médica y medicinas las compre y el que no, pues que no se cure; que el que tenga para comprar educación de calidad la compre y el que no, condene a sus hijos a la ignorancia y a la mediocridad; por eso vemos que su partido, el PAN, si hoy reparte algunos bienes, es únicamente con el propósito de ganar votos y mantener su clientela.
Desde la perspectiva liberal se idea un espacio invadible por parte del Estado que lleva a concebir la libertad como no interferencia de terceros, pero no le importa que las personas sufran dominación y sean despojadas del excedente de su trabajo por los capitalistas.
De la teoría de los límites del gobierno pasó el liberalismo a la teoría de los límites del poder político, pero no del poder económico, diseñando una técnica constitucional que solo reconoce Constitución donde hay división de poderes y se reconoce y se garantiza un catálogo de derechos individuales, que hagan imposible la invasión por parte del poder público del espacio privado para la existencia y desarrollo de la propiedad burguesa y la vida privada.
El Estado liberal, como forma organizada del poder político está diseñado para solo producir leyes, ejecutarlas y administrar justicia, que vayan de acuerdo a los intereses del gran capital, sea porque los actores lo quieran o porque no puedan contrariar una opinión pública que previamente ha sido conformada por los aparatos ideológicos de los barones del dinero, so pena de pagarlo electoralmente. El que no se tenga al Estado como sociedad políticamente organizada y se separe de ella, hace que las leyes no se tomen como sus acuerdos.
Los medios de difusión, sobre todo los que están en manos del gran capital, se han encargado de imponernos un concepto de política y del político, que responde a sus fines. La política, para el liberalismo divide un todo que debiera ser monolítico y tiene al político como sinónimo de simple administrador de sus asuntos y todo aquel que intente salirse de ese esquema, es tildado de pendenciero. Para el liberalismo el político ideal es el que no hace olas, el que no cuestiona el sistema de explotación capitalista. Por eso propone establecer un sistema de partidos que no ponga en entredicho el modelo económico, que gane quien gane, todo lo deje igual. Si observan, los partidos en los procesos electorales se atacan entre ellos, pero no atacan las relaciones económicas y sociales y si alguno lo hace se expone a que lo descalifiquen y lo aíslen. Esta es la causa de que se presenten contradicciones como la de Ricardo Anaya, que al proponer el ingreso básico universal atente contra el Estado subsidiario, que es uno de los pilares teóricos de su partido.
Conforme a la ideología liberal el Estado surgido de la Revolución mexicana que arbitraba las relaciones laborales, agrarias, electorales y comprometido con una política social, era el demonio y más su partido que le aglutinaba a los obreros, campesinos y clases medias para vencer las resistencias burguesas. Claro. Ese proyecto no era, en rigor, liberal y por eso lo atacaron los centros patronales, las guardias blancas, la Iglesia Católica y el Imperialismo norteamericano. Estos sectores querían un Estado formalmente neutral, pero en los hechos garante de las relaciones sociales de producción capitalistas.
Después de la expropiación petrolera el Estado mexicano fue sitiado y fue obligado a una política de reconciliación que le quitó su base social y a su partido lo vació de sus contingentes y lo condujo a banderas ambivalentes que hasta la fecha no le han permitido reconfigurarse como expresión de una pluralidad social, con un público bien definido y un discurso que deslinde de una vez por todas a quien quiere representar y a quien quiere combatir y por qué. Porque como partido, es eso, parte, y no puede ni debe tratar de representar al todo, porque lo destruiría y deja laparte sin razón para existir. |
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