| IPN desarrolla vacunas contra chikungunya y fiebre amarilla. | ||||||
| El IPN trabaja en nuevos candidatos vacunales contra chikungunya y fiebre amarilla con vectores adenovirales | ||||||
| Lunes 10 de Noviembre de 2025 | ||||||
| Por: Excelsior | ||||||
Estos avances colocan a México dentro de la nueva generación de biotecnologías que buscan fortalecer la soberanía científica y responder con rapidez ante virus emergentes. Durante la conferencia Las vacunas antivirales en el contexto de la prevención de la resistencia antimicrobiana, la doctora María Isabel Salazar Sánchez, directora del laboratorio, explicó que este centro comenzó a operar en julio de 2023 con financiamiento del CONACYT y cuenta con áreas de bioseguridad nivel 3 para el manejo de patógenos de alta peligrosidad. La científica detalló que estos proyectos surgen del trabajo colaborativo con el doctor Ramón González García Conde, experto en adenovirus de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, con quien desarrollan un bácmido —una herramienta genética que contiene el genoma completo de un adenovirus modificado— que sirve como plataforma para generar nuevas vacunas. Cómo funciona la tecnología de adenovirus Las vacunas de vectores adenovirales pertenecen a la llamada tercera generación de vacunas. A diferencia de las tradicionales, que usan virus inactivados o atenuados, este tipo emplea un adenovirus modificado genéticamente para transportar fragmentos del material genético de otro virus —en este caso, chikungunya o fiebre amarilla—. Una vez administrada, la vacuna induce a las células humanas a producir las proteínas del virus objetivo, generando una respuesta inmune robusta sin riesgo de infección. En el caso mexicano, los investigadores eliminaron un gen del adenovirus (E1), lo que impide que se replique en el cuerpo humano y aumenta su seguridad. “Generamos un adenovirus recombinante capaz de producir las proteínas del virus de chikungunya, que fueron reconocidas por sueros de pacientes convalecientes”, explicó Salazar Sánchez durante la presentación. Las pruebas de laboratorio confirmaron la expresión de proteínas virales y la formación de partículas similares a virus (VLPs), una estructura que mejora la inmunogenicidad al imitar al virus real, pero sin material genético infeccioso. Vacunas seguras para poblaciones vulnerables El equipo también trabaja en un candidato contra fiebre amarilla, una enfermedad transmitida por mosquitos que sigue siendo endémica en regiones tropicales de América Latina y África. Aunque existe una vacuna eficaz desde hace décadas, es una vacuna atenuada, por lo que no puede aplicarse a personas inmunocomprometidas, embarazadas o lactantes. “Estamos desarrollando una versión más segura que pueda aplicarse a quienes hoy no son candidatos por su estado inmunológico”, explicó la doctora El nuevo candidato utiliza únicamente la proteína E del virus —clave para inducir inmunidad—, lo que reduce riesgos de replicación o efectos secundarios. Esta línea de trabajo también podría adaptarse para otros patógenos, como el virus Mayaro o el virus sincicial respiratorio, ambos con potencial de brote en América Latina. Del laboratorio a la regulación Más allá del desarrollo científico, el equipo enfrenta el desafío de cumplir con los procesos regulatorios internacionales exigidos por organismos como la OMS, la EMA y la FDA. Una de las investigadoras del laboratorio se ha dedicado a integrar las guías de estas agencias, así como los estándares de COFEPRIS, para definir las pruebas necesarias antes de realizar ensayos clínicos: estabilidad genética, pureza, expresión de proteínas y pruebas de inmunogenicidad en animales. “Desarrollar una vacuna no solo requiere investigación, sino un sistema de aseguramiento de calidad y trazabilidad total de los cultivos”, apuntó Salazar Sánchez. Los primeros ensayos en animales incluirán pruebas de neutralización, ELISA y análisis de respuesta celular mediante técnicas como ELISPOT y citometría de flujo. Un esfuerzo nacional por la salud global El laboratorio busca consolidarse como un referente en innovación vacunal y en la formación de nuevos científicos mexicanos. Su meta es avanzar hacia preparados farmacéuticos de grado GMP (Buenas Prácticas de Manufactura) y fortalecer las capacidades nacionales para responder ante futuras epidemias. “La vacunación antiviral no solo previene enfermedades graves; también es una herramienta silenciosa contra la resistencia antimicrobiana”, concluyó Salazar Sánchez. “Invertir en vacunas es invertir en salud global, y México tiene el talento y la infraestructura para hacerlo. |
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