El Partido Verde (PVEM) nos acostumbró a que cada proceso electoral da su gran contribución a la vida democrática del país.
Lo hacen de formas distintas, pero siempre causando un gran desagrado y mostrando el cobre, dejando en claro que lo que les interesa es un pedazo del pastel del poder, sin importar el precio que tengan que pagar.
Cada elección muestra su faceta más miserable y que su único interés en la política es la obtención de cargos, dinero y algo de poder, sin importar que en el camino dejen la decencia y la moral, de las que les queda muy poca.
Fundado por Jorge González Torres en la década de los noventa como un organismo político que aportaría grandes cosas para el bienestar ciudadano, ya que su idea de ser un partido ecologista para garantizar la sustentabilidad de los recursos naturales y el derecho de cada persona a su desarrollo económico, político, social e individual en un ambiente sano, de respeto por la vida y la naturaleza y dentro de una sociedad más justa, como establecen sus principios, nunca fue tomado en cuenta.
Su preferencia nunca ha rebasado más allá del cinco por ciento de los sufragios emitidos y siempre ha subsistido por ser un apéndice de un partido catalogado dentro de las preferencias de los ciudadanos. Se nutre de candidatos considerados del grupo cercano de la familia González Martínez, ubicados dentro de las clases privilegiadas y considerados fifís por el actual Presidente de la República, pero que a ellos no los repudia, ya que le aportan una ridícula dotación de votos.
En su primera aventura electoral perdió el registro, por lo que a la siguiente se sumó a la candidatura del panista Vicente Fox y al ganar la elección pidieron la secretaría del Medio Ambiente, la que le fue negada por el triunfador de los comicios.
Fueron borrados del entorno gubernamental y se cobijaron en la protección del PRI, sin que les sirviera de mucho, ya que la alianza en torno a Roberto Madrazo Pintado fracasó rotundamente, pero a cambio de ello obtuvieron una pequeña dotación de diputados y senadores.
Continuaron con el PRI y en la siguiente elección presidencial, esa alianza les permitió la obtención de su primer gobierno estatal en Chiapas, en la persona de Manuel Velasco Coello.
El mismo Velasco Coello que aplicó la traición al PRI, después del fracaso electoral de 2018 y entonces se sumó al ganador de la contienda, MORENA y su líder Andrés Manuel López Obrador.
Manuelito como es llamado el nuevo Niño Verde, quien se convirtió en el poder del partido, debido a la enfermedad que aqueja al original Niño Verde, Jorge Emilio González, consideró que ya era momento de buscar una candidatura presidencial y que la oportunidad era la actual, ya que está dejando de ser “Niño” a sus 43 años y entonces buscó una moneda de cambio para ser tomado en cuenta.
Junto con Karen Castrejón sacrificaron a su candidato al gobierno de Coahuila, para sumarlo a la candidatura de Armando Guadiana que anda bajo en las encuestas.
A Manuel y Karen no les importó el trabajo desarrollado por Lenin Pérez y simplemente entregaron su cabeza en una ecuación que no beneficiará en nada al abanderado de MORENA, pues a una semana de los comicios podrán ayudar los dos o tres puntos que puedan pasarse a Guadiana y si perjudicarán a sus candidatos a diputados locales. En los porcentajes que les sean asignados para formar su bancada.
Manuel cambió a su candidato por una ilusión, ser incluido como una sexta corcholata por el Presidente López Obrador lo que no le servirá de nada.
Eso sí, el Partido Verde pudo negociar que continúe como rémora de MORENA, para la elección presidencial del 24, pero Manuelito no será candidato presidencial.
Por lo pronto, el domingo constataremos la pobreza de los votos del Partido Verde en Coahuila.
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La marcha en favor de la Corte, en la que participaron varios centenares de personas, terminó en un enfrentamiento verbal y de aventarse cosas, con aquellos que acosan el edificio de la SCJN. Propiciado por los manifestantes, pero que no pasó a mayores. Los organizadores de las marchas deberán poner mayor atención, para evitar este tipo de enfrentamientos que no favorecen a nadie…De verdad que el Presidente López Obrador es un gran vendedor de libros, ya que tres millones de pesos de ganancias por uno de sus escritos es una buena cantidad que lo podría llevar a ser catalogado como un escritor de Best Sellers.
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