Son varios los personajes de la presente administración cuya invisibilidad los convierte en fuente de rumores y hasta se llega a dudar de su existencia.
Curiosamente pero estos personajes no asoman la cabeza ni son fuente de información siquiera cuando la dependencia a su cargo se encuentra sistemáticamente envuelta en conflictos de diversa índole.
Eso sí, todos ellos son protegidos por el manto de impunidad del que algunos de ellos gozan y los hay quienes a cualquier asomo de dudas o exigencia de rendición de cuentas es, invariablemente, defendido por el propio Presidente de la República.
Y es que si algo deja en claro el Ejecutivo federal es que sabe ser amigo de los que considera sus amigos y hasta de los que cataloga como sus hermanos.
Defiende a ultranza a los personajes que él mismo ubicó en cargos claves, sin importar que estos abusen del poder, sean evidenciados como simples ornamentos o se ausenten frecuentemente de sus funciones y hasta de aquellos que no dan resultados en las funciones que les fueron asignadas o se duda de su honestidad.
Son varios los personajes que hacen gala de su invisibilidad y así caminan tranquilamente por las rutas de la 4T.
El más visible de ellos es Alejandro Gertz Manero, el que, incluso, hace poco caso de los decires del Presidente, ya que su Fiscalía es autónoma y no depende del Ejecutivo como la mayoría de los invisibles.
Gertz Manero puede ausentarse por largo tiempo de su cargo, sin explicación alguna y cuando se requiere de ella, entonces el Ejecutivo federal asume las funciones de vocero de la Fiscalía General de la República.
El Fiscal puede ser exhibido, al igual que parte de su equipo en asuntos tenebrosos, sin que dé explicación alguna y solamente ante un falso rumor de su muerte asoman visos de que superó una enfermedad que lo mantuvo ausente de sus labores. No importa que la FGR tenga sin fin de asuntos por resolver no logra concretar ninguno y los casos de corrupción más renombrados del sexenio son largos episodios sin solución alguna.
Ignacio Ovalle Fernández exdirector de Segalmex enfrentó una acusación de fraude por 15 mil millones de pesos en la dependencia que dirigía y para que no tuviera problemas fue acomodado rápidamente en la secretaría de Gobernación bajo el cobijo de uno de los personajes que el Presidente López Obrador considera como su hermano de elección, Adán Augusto López.
Ovalle Fernández no ha dado la cara ni emitido su versión de lo ahí ocurrido en un delito de corrupción que supera por mucho la llamada Estafa Maestra. Eso sí, el Ejecutivo federal salió para aclarar que su amigo Ignacio Ovalle no tuvo relación con el hecho, ya que es muy honesto (tanto que fue el primero que le asignó un cargo gubernamental en la lejana década de los 70) y que los responsables con una serie de sujetos que engañaron al cándido Nacho.
Francisco Garduño encargado del INM es otro de los sujetos invisibles al que tampoco se le reclama el anonimato en el que vive, sin importar la muerte de 40 personas que se encontraban en calidad de detenidos en una estación migratoria que funcionaba como prisión.
En el caso de Garduño ya se anunció la desaparición de su dependencia, sin que el funcionario siquiera saliera al paso para dar conocer lo ocurrido en el incendio que dejó 40 personas muertas. Nuevamente fue el Presidente el que salió a dar explicaciones sobre lo ahí ocurrido, por lo que no se descarta que Garduño sea reubicado en otro espacio gubernamental.
Así como esos hay varios casos más, aunque estos son los más recientes.
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