El juego de la sucesión presidencial es harto interesante para quienes siguen los pormenores de la política y desde el cambio de un gobierno a otro, comienzan a especular sobre los posibles aspirantes para la siguiente administración.
2018 no fue la excepción y con el cambio de siglas en el gobierno, llamaron la atención muchos de los nuevos posibles competidores, unos promovidos por los analistas y otros por ellos mismos.
La lista inició bastante interesante y competida, ya que personajes que antes de 2018 no significaban nada para la actividad política nacional surgieron como fuertes prospectos.
Muchos de ellos dejan abierta la posibilidad de que esos nuevos actores políticos tuvieran un papel preponderante y enseñaran nuevas formas del quehacer político.
Y es que de algunos de ellos se había hablado un poco y de otros se consideraban que contribuirían con su arrolladora personalidad para hacer un equilibrio dentro de los nuevos componentes del crucigrama político.
Es cierto que la atención se encontraba fija en los componentes del gabinete presidencial donde se encontraban varios nombres de hombres y mujeres con presencia en la administración pública federal y otras y otros más que despuntaban en un ascenso que podría consolidar sus carreras políticas,
La novedad era el equilibrio de hombres y mujeres en el gabinete, donde dos fueron las figuras atractivas: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, el primero parte del gabinete y la segunda gobernando la capital del país.
Es cierto que había otros nombres dentro de la administración pública federal, pero ninguno llamaba la atención como esos dos. Incluso cuando el Presidente soltó otros nombres de aspirantes hombres y mujeres, ninguno de ellos cuajó además del ya para entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López.
Pero al inicio del sexenio, solamente Marcelo y Claudia asomaban como prospectos.
En Jalisco llamó la atención el nuevo gobernador, Enrique Alfaro, proveniente de MC y quien seis años antes había perdido la elección. Alfaro inició siendo un combativo gobernante que buscó comandar a un grupo de mandatarios de oposición en contra de las políticas financieras de gobierno federal. Su esfuerzo fracasó y el gobernador se desinfló y está terminando en una crisis política con enfrentamientos con sus posibles sucesores y con la universidad estatal.
Una figura del deporte llamó la atención por su rápido ascenso político. De alcalde pasó a gobernador en tres años de carrera política y aventuró que buscaría la candidatura presidencial y muchos le creyeron. Cuauhtémoc Blanco, ex futbolista mostró que no es lo mismo su destreza como deportista que como político y pronto enseñó sus deficiencias en materia política y administrativa. Morelos se convirtió en una de las entidades más inseguras del país, la violencia se puso de manifiesto y el futbolista busca ahora ser alcalde nuevamente, para cumplir su sueño presidencial.
Ricardo Anaya aventuró que quería otra oportunidad de competir por la presidencia de la República y pronto fue acallado, ya que surgieron complicaciones judiciales que lo mantienen fuera del país.
Desde el norte, Javier Corral, gobernador de Chihuahua, se veía como una posible figura panista y su derrumbe fue terrible.
Un panista que se había quedado con las ganas de competir en 2018 alzaba la mano para seis años después y desde el Senado de la República comenzaba a reconstruir su ruta. Rafael Moreno Valle, coordinaba la fracción panista y falleció junto con su esposa, la entonces gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso, apenas 24 días después del inicio del sexenio.
El priísmo se quedó mudo, luego de la debacle y sus principales figuras prefirieron hacer mutis los primeros dos años del nuevo gobierno.
Sin embargo, a la vez que palidecían algunos de los que creyeron tener posibilidades de destacar al inicio del sexenio, surgieron otros que nadie consideraba y que ahora podrían entrar en la competencia.
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