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XALAPA.- Para que la consulta popular del 1 de agosto sea vinculante en sus resultados con las diferentes autoridades, debe tener una participación del 40 por ciento del padrón electoral del país, advierte el vocal ejecutivo del Instituto Nacional Electoral (INE) en Veracruz, Josué Cervantes Martínez. La pregunta que redactó la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para el ejercicio de este 1 de agosto, es: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos, encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?. Y la misma se contesta con un “Sí” o un “No”. Josué Cervantes indica que si no se logra este porcentaje de la participación no podrían revisarse las acciones que tomaron funcionarios en el pasado, que es el objetivo de este ejercicio. “Para que el resultado de la consulta popular se requiere de la participación de un 40 por ciento del listado nominal para que sea vinculante (…) Si el ‘no’ gana ya no se podrían llevar a cabo estas acciones”, aclara. Añade que con la modificación que hizo el INE a la pregunta planteada por el Gobierno federal con el objetivo de “enjuiciar” a ex presidentes, se amplía el abanico para que los esclarecimientos que se haga del pasado sean hacia todos los actores políticos relevantes del pasado. “Obviamente los Presidente están incluidos pero no son los únicos, es cualquier funcionario que haya tomado una acción relevante y que eventualmente haya causado un agravio al a población pudiera ser parte. La consulta no es para ver si penalmente se procede contra alguien porque eso ya está en la ley y si hay elementos e debe proceder”. Aclara que lo que se va a consultar son facultades discrecionales que en términos generales serían aquellas en donde el actor político o funcionario público cuando lleva a cabo un acto de autoridad tiene posibilidades tomar una decisión en distintos sentidos o no tomarla. Sobre la consulta existen voces que hablan de que será un fracaso total, mientras que otras dicen que será un gran triunfo. Ricardo Anaya, el excandidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN), en su video mensaje semanal asegura que “ya sabemos que no se va a alcanzar el porcentaje de 40% de la lista nominal que se requiere por ley para que el resultado de la consulta sea obligatorio” y que equivale a 37.2 millones de ciudadanos mayores de edad y con credencial de elector vigente. En ese sentido critica la “locura” de convocar a consulta e invertir en preguntar si debe juzgarse a actores políticos del pasado que hayan cometido delitos, consulta que el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende disfrazar de enjuiciamiento a ex presidentes. "No hay nada que consultar, que se aplique la ley si cometieron delitos", demanda. Por lo mismo asegura que la consulta es una “cortina de humo” y su propósito es seguir polarizando, dividiendo a los mexicanos. En su mensaje, Anaya aseguró que con 500 millones de pesos como los que se invertirán en la consulta se podrían pagar 1 millón de vacunas contra el COVID-19, construir 67 nuevas escuelas primarias, 2 universidades, 25 unidades deportivas y alcanzaría para una beca por un año para 20 mil estudiantes. “¿Porque no utilizamos para comprar medicinas para niños con cáncer o para reforzar la seguridad y evitar mascares?", cuestiona. En contraparte Fernando Dworak, analista político, asegura que aunque no hay seguridad de que la consulta del 1 de agosto sea un éxito para el presidente, se puede decir desde ahora, que será otro fracaso más para la oposición. Incluso dice: “Seamos cínicos. Al presidente no le importa si participará o no mucha gente de tal forma que se alcance el umbral mínimo de participación para considerar la decisión vinculante. Si acaso sucede, será un logro adicional. Más bien, y como él ha hecho a lo largo de su carrera política, esta consulta la usará para rectificar una decisión ya tomada”. Añade que las consultas hechizas han sido una constante a lo largo de su carrera como táctica de legitimación; hizo una en 2002 para el segundo piso del periférico y otras revocatorias vía telefónica como jefe de Gobierno del Distrito Federal. Aunque en todos los casos, la participación fue mínima, las usó para legitimarse. En vez de plantear alternativas y hablar claro sobre los alcances y limitaciones de los mecanismos participativos, la oposición prefiere reaccionar como con la consulta del NAICM. La reforma de la Constitución Política, en términos cercanos a los del presidente, es una consecuencia de la inacción, no un problema. “Si la consulta fue validada, nos guste o no por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y la organizaba el INE, ¿No creen que llamara a no votar es muy similar a decir en 2006 que el presidente Calderón no era legítimo?”, puntualiza. Menciona que ambos bandos, están interpretando actos jurídicos consumados a contentillo y eso los acaba igualando. Con todo eso, sea falaz lo que diga el presidente, después de la consulta popular, la oposición habrá refrendado su fracaso al reducirse a la reacción, sintetiza.
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